A todos nos ha pasado algo similar al momento de iniciar las tan ansiadas vacaciones. No importa el lugar elegido, una de las primeras preocupaciones a la hora de aterrizar en destino e instalarse en el hotel o Airbnb reservado, será compartir con el mundo digital que nos rodea lo afortunados que somos de tener la posibilidad de "desconectarnos".
El dilema radica en que más allá de no estar envueltos en la rutina diaria y las obligaciones laborales muchos turistas asumen, tal vez sin saberlo, la responsabilidad auto infligida de comunicar a sus familiares, amigos y simples desconocidos todo detalle de su periplo por el mundo, desde momentos relativamente significativos como tours por la ciudad hasta otras postales menos relevantes como las delicias locales probadas por primera vez o distintos recuerdos comprados en bazares tradicionales.
La injerencia de la tecnología sobre todo aspecto de nuestra vida también incluye aquellos momentos que tradicionalmente han sido aprovechados para "desaparecer del mapa" y realmente conectarse con una realidad y rutina completamente diferente a la usual, hoy día tomados como una oportunidad invaluable para seguir construyendo lo que se conoce como el "yo de las redes" o aquel alter ego de Facebook o Instagram que no sufre problema alguno y siempre tiene una buena noticia para comunicar.
El inconveniente es que, cuando resulta más prioritario encontrar una buena conexión Wi-Fi que contemplar el paisaje a nuestro alrededor, el simple propósito del viaje puede verse fácilmente desvirtuado y el merecido descanso puede generar un mayor nivel de ansiedad en el turista al ver que el exótico paraje en cuestión no está generando la repercusión esperada entre quienes nos "siguen".
Un nuevo libro de la autora Sara Clemence titulado "Lejos y Consciente: una guía práctica para viajar de forma contemplativa" explora la nueva tendencia de los viajes con el foco puesto en el "detox digital", en los que smartphones con su acceso a servicios de mensajería instantánea y a plataformas sociales, no están invitados a formar parte de la aventura en cuestión.
Clemence intenta rescatar la importancia de las vacaciones de la era pre tecnológica en las que los turistas se valían de mapas de papel o cámaras de 35mm y simplemente se dejaban llevar por su intuición más que por las incontables recomendaciones y reviews online vinculadas a distintas actividades, lugares de hospedaje y restaurantes en destino.
No sólo nuestro trabajo nos suele seguir al destino paradisíaco que elijamos, sino el hábito de revisar constantemente las noticias, ver contenidos virales o compartir selfies en plataformas como Instagram y Snapchat. Todo esto acarrea consigo el hecho de que no logremos realmente desconectar la mente de las obligaciones y problemas de los que normalmente se busca "escapar" al menos por unos días durante las vacaciones.
El antídoto aparentemente será desconectarse, al menos por una porción del día, y las medidas a tomar son mucho más sencillas y llevaderas de lo que podría suponerse a priori.
En primer lugar será fundamental volver a las raíces y recurrir a una tradicional guía turística impresa del destino a visitar. Colecciones de Lonely Planet, Zagat, Time Out o Fodor's están disponibles en una variedad de idiomas y suelen estar actualizadas con la última información necesaria para el viajero. Además, en la mayoría de los casos, incluyen mapas desplegables de los sitios turísticos para no tener que depender de un teléfono inteligente.
Son estos mapas en papel los que obligarán al viajero a bajar de revoluciones y estar extremadamente atento a lo que se encuentra a su alrededor. Nombres de calles y edificios históricos cobrarán otra importancia a la vez que estar perdidos, aunque sea por un breve momento, hará que podamos explorar un camino que no hubiésemos conocido de otra forma. En definitiva, el responsable a cargo del periplo serás tú y no el smartphone.
La autora también recomienda evitar recurrir a sistemas como Uber o Lyft a la hora de recorrer una ciudad desconocida y en su lugar, elegir métodos de transporte público que se encuentren disponibles como los buses o el subterráneo. El utilizar el mismo medio que los locales nos conectará de otra forma con el destino a visitar y hará que la conexión cultural sea más poderosa. El hecho de tener que estar atento a las paradas y conexiones también hará que ejercitemos la mente de una forma productiva.
Recurrir a libros de papel en vez de dispositivos como los Kindle también será fundamental a la hora de llevar adelante un verdadero detox durante las vacaciones. A pesar de sus obvias ventajas en lo que hace a practicidad y peso, distintos estudios han demostrado que las personas absorben menos lo que leen cuando lo hacen desde una pantalla, a la vez que el ritmo de sueño se ve afectado. Además, una vez leídos, los libros pueden ser dejados en destino para que otros viajeros los descubran.
Por último, Clemence recomienda evitar usar un smartphone para inmortalizar los mejores momentos del viaje y en su lugar recurrir a una cámara de 35mm con rollos film de 24 o 36 fotografías. Esto hará que no sólo debamos elegir a consciencia qué capturar, sino que también debamos esperar a ver los resultados y sobre todo no tengamos la presión de compartir y medir todo en redes instantáneamente.
En definitiva, al terminar el viaje se tendrá una colección de momentos que tal vez no sean perfectos ni se encuentren filtrados hasta lograr el mejor resultado, pero que sin lugar a dudas quedarán disponibles para recordar un momento inolvidable que justificó ser inmortalizado.
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