Arabia Saudita pidió este jueves a sus ciudadanos que abandonen el Líbano "lo antes posible", después de que el primer ministro de ese país, Saad Hariri, anunciara desde Riad que no iba a volver a su país, porque temía ser asesinado.
Hariri hizo ese anuncio el sábado durante una visita en Arabia Saudita, en la que acusó al grupo terrorista Hezbollah y a su aliado, Irán, de tener "el control" del Líbano.
Un breve comunicado del reino árabe instó a todos los residentes y visitantes nacionales en Líbano a salir del país, y constituye, así, una advertencia a los interesados en viajar, "debido a las situaciones". El lunes, Arabia acusó al Líbano de declararle la guerra, por lo que lo consideró una agresión contra el reino de parte de Hezbollah.
En su renuncia, Hariri mencionó un plan para asesinarlo y lanzó un mordaz ataque contra Irán y Hezbollah por crear conflictos en el mundo árabe. La crisis puso al Líbano nuevamente en el centro de una lucha regional entre Arabia Saudita e Irán, que también se manifiesta en Siria, Irak, Bahréin y Yemen.
El pasado 11 de octubre, el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, había dicho que el grupo terrorista Hezbollah se había hecho con el control de las Fuerzas Armadas del Líbano (FAL), el Ejército del vecino del norte que está apoyado por los Estados Unidos. La renuncia podría exacerbar las tensiones sectarias entre los musulmanes chiitas y sunitas y sumergir de nuevo al Líbano en la parálisis gubernamental.
Por su parte, el presidente libanés Michel Aoun ha declarado que no considerará la renuncia del primer ministro hasta que no se reúnan los dos en persona. A su vez, el jueves, Hezbollah exhortó a Arabia Saudita a no interferir en los asuntos internos libaneses, afirmando que la renuncia de Hariri "ha abierto muchos interrogantes".
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