Dos investigadores del Banco de Italia, Guglielmo Barone y Sauro Mocetti, cuestionaron la certeza económica de que las ventajas o desventajas patrimoniales desaparecen en tres generaciones y comprobaron que tenían razón: hace 600 años que los más ricos de Florencia se mantienen en esa posición.
Esta contradicción de todas las creencias sobre movilidad social, además, se puede extender a otros lugares, agregaron los autores del estudio publicado en Vox: "Florencia no parece un caso extremo en términos de desarrollo económico y desigualdad. En consecuencia, argumentamos que nuestros resultados se pueden extender reflexivamente a otros países avanzados de Europa occidental".
En efecto, un estudio anterior demostró que el estatus de una familia en Inglaterra puede mantenerse durante más de ocho siglos, o más de 28 generaciones. Pero también sucede más allá de Europa: también en China, las familias de la élite mantienen su estatus alto desde los años de Mao Tsé-tung.
Muchas cosas cambiaron en Florencia —los registros de pagos de impuestos digitalizados hoy datan de 1427, cuando la ciudad era la capital de un pequeño estado-nación—, incluidos varios sitios, las campañas napoleónicas, la unificación de Italia en 1861, la dictadura de Benito Mussolini y dos guerras mundiales. Y sin embargo, nada de eso hizo mella en la capacidad de las familias ricas para mantener su patrimonio, pues los nombres siguen siendo los mismos.
Al comparar los datos impositivos de la riqueza de los apellidos de 1427 con los de 2011, Barone y Mocetti encontraron continuidades: "Los que más ganan entre los los actuales contribuyentes ya habían estado en los peldaños superiores de la escalera socieconómica hace 600 años". A diferencia de otros países, aclararon, en Italia los apellidos son fuertemente regionales, por lo cual son un indicador confiable para esta medición.
El estudio también mostró que los de mayores ingresos también tenían los trabajos más prestigiosos, mientras que las familias de menores ingresos tenían empleos poco valorados. "Encontramos prueba de dinastías en ciertas profesiones de élite", agregaron los economistas, "y la posibilidad de pertenecer hoy a esas profesiones (abogados, banqueros, médicos, farmacéuticos, orfebres) es mayor cuantos más pseudo-ancestros tuvieron las mismas profesiones".
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