El polémico megaproyecto de infraestructura que alarmó a los países vecinos de China

Una obra de ingeniería prometía transportar agua del río Bramaputra, conocido por su Gran Cañón, hasta el desierto de Taklimakan. La propuesta causó preocupación en India y Bangladesh

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La meseta del Tíbet impide que la lluvia que trae el monzón desde el océano Índico alcance Xinjiang, aislada al norte por el desierto de Gobi y al sur por el de Taklimakan, lo que deja un 90% de la región no acondicionada para la vida humana (Getty Images)
La meseta del Tíbet impide que la lluvia que trae el monzón desde el océano Índico alcance Xinjiang, aislada al norte por el desierto de Gobi y al sur por el de Taklimakan, lo que deja un 90% de la región no acondicionada para la vida humana (Getty Images)

El gobierno chino desmintió este lunes que esté preparando un gigantesco trasvase de agua del río Brahmaputra, que nace en el Tíbet, hacia el desértico noroeste del país, después de que algunas informaciones sobre el posible inicio de obras causaran alarma en los otros dos países de la cuenca, India y Bangladesh.

El proyecto de construir un túnel de mil kilómetros en China, que se convertiría en el más largo del mundo, planeaba llevar agua desde el Tíbet hasta el desierto de Taklimakan, en Xinjiang (noroeste).

Una vez construido, superaría con creces al acueducto subterráneo de Nueva York, actualmente el más largo del mundo, con 137 kilómetros de longitud.

En China el túnel que ahora ostenta el récord tiene 85 kilómetros y se encuentra en la provincia de Liaoning (noreste, en la frontera con Corea del Norte), pero en agosto pasado el Gobierno inició la obra de otro que medirá 600 km, y estará terminado en 8 años, en Yunnan (sur, lindando con Laos, Birmania y Vietnam).

Este último, lo suficientemente ancho como para permitir la circulación de dos trenes de alta velocidad y que atravesará montañas a miles de metros por encima del nivel del mar, servirá de ensayo de la nueva tecnología, los métodos de ingeniería y la infraestructura necesaria para el futuro túnel que unirá el Tíbet y Xinjiang, según informa el diario.

La primera vez que se barajó la posibilidad de verter agua desde el Tíbet hasta Xinjiang fue durante la dinastía Qing, en el siglo XIX, pero nunca pasó de la fase de borrador debido a los enormes costes del proyecto, el reto que supone para la ingeniería, el posible impacto medioambiental y las potenciales protestas de los países vecinos.

Tanto la meseta de Yunnan como la del Tíbet son zonas propensas a sufrir terremotos y cuentan con muchas fallas activas

"El proyecto de canalización de agua en Yunnan demuestra cerebro, músculo y herramientas para construir túneles extremadamente largos en terrenos hostiles sin hacer saltar la banca", lo que dará confianza a las autoridades para aprobar el de Xinjiang, explicó un investigador de la Academia China de Ciencias al periódico chino.

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