Varios estudios habían señalado que los bebés que nacen por cesárea tienen un 15% más de probabilidades de convertirse en niños obesos. Pero no se sabía por qué. Por primera vez, un estudio comprobó que la razón está en la profundidad del microbioma del recién nacido.
Al atravesar el canal vaginal durante el parto natural, el bebé se expone a las bacterias de la madre, que formarán parte de su sistema inmunológico y su microbioma intestinal y lo harán más rico, lo cual impacta directamente en su capacidad de metabolizar y regular el peso corporal. En cambio, la cesárea lo priva de esa incorporación de bacterias.
La microbióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU) Maria Dominguez-Bello, comprobó esa hipótesis en un estudio, "el primero que demuestra una relación causal entre el nacimiento por cesárea y el aumento del peso corporal", realizado en ratones.
Dominguez-Bello y sus colegas compararon a 34 ratones nacidos por cesárea con 35 ratones nacidos naturalmente. Extrajeron y analizaron el ADN de las bacterias de todos y observaron cómo se desarrollaban a medida que crecían hasta la adultez.
En el microbioma de los ratones de parto natural se identificaron ciertas bacterias como las Bacteroides, los Clostridia y los Ruminococcus que se han asociado a un tipo de cuerpo más delgado. Además, la composición bacteriana de estos ratones maduró normalmente.
En cambio, esas clases faltaban en el microbioma de los ratones nacidos por cesárea, que además maduró muy velozmente al comienzo pero luego se estancó. Para las hembras fue más notable que para los machos: "Estos ratones engordaron un 33% por ciento más a las 15 semanas", y las ratonas, "un 70 por ciento".
Para Dominguez-Bello, "la pregunta sobre si el microbioma original de un bebé afecta su riesgo futuro de obesidad se vuelve más urgente en la medida en que las cesáreas se usan cada vez más por elección en muchos lugares del mundo".
En efecto, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el total de cesáreas no supere el 15% de los nacimientos, se recurre a esta cirugía no sólo para salvar la vida del bebé y la madre sino muchas veces por elección. En los últimos años las cesáreas aumentaron en un 50% en el mundo, y en países como los Estados Unidos —donde la obesidad es una epidemia compleja—su incidencia llega al 32,5% de los nacimientos.
Una vez que los estudios en humanos lo comprueben, sugirieron los microbiólogos de la investigación, una muestra de las bacterias de la madre podría reponer al bebé nacido por cesárea alguna de la flora perdida. "Los resultados abren el camino a la restauración con microbiota protectora en el caso de riesgo elevado de una enfermedad tan importante", agregaron.
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