En el espacio, las bacterias se transforman para volverse resistentes a los antibióticos. El descubrimiento realizado a borde la la Estación Espacial Internacional (ISS) es una mala noticia para el futuro de la exploración del espacio: las infecciones comunes se podrían convertir en mortales durante las expediciones de largo plazo.
La historia de los viajes espaciales indicaba que las bacterias presentan un riesgo mayor en el espacio que en la Tierra: es necesaria una dosis más alta de antibióticos para controlarlas, por ejemplo. Un equipo de la Universidad de Colorado en Boulder envió una muestra de Escherichia coli a la ISS para su cultivo y su destrucción con gentamicina, y comparó los resultados con el comportamiento de una muestra idéntica en la Tierra.
Como en un spin-off de Alien, en la ISS las bacterias se comportaron de manera diferente, e inquietante.
"En el espacio se observó un recuento celular final 13 veces más grande que los controles en la Tierra, y las células en la estación espacial pudieron crecer en presencia de niveles de sulfato de gentamicina normalmente inhibitorios", concluyó el equipo de investigadores encabezado por Luis Zea.
Las bacterias también presentaron cambios en el volumen, la envoltura celular y la manera de agruparse.
Aunque el tamaño de las células espaciales resultó menor que el de las terrestres, la envoltura celular se engrosó mucho, lo cual pudo haber contribuido a su resistencia al antibiótico. Otro factor concomitante fue el desarrollo de vesículas en su membrana exterior, que tienen funciones de comunicación para comenzar las infecciones.
Al agruparse más en forma de aglomeraciones, en lugar de extenderse como la E. coli en la Tierra, las bacterias en el espacio mostraron una maniobra defensiva: el sacrificio de las células exteriores para proteger las interiores y crear capas microbianas llamadas biopelículas.
"Las bacterias acompañarán a los humanos en nuestra exploración del espacio", escribieron los científicos en su estudio "Phenotypic Changes Exhibited by E. coli Cultured in Space" ("Cambios fenotípicos de la E. coli cultivada en el espacio"), publicado en la revista académica Fronteras de la Microbiología. "De ahí la importancia de estudiar su adaptación a un ambiente de microgravedad".
No sólo acompañarán a los humanos, sino que los superarán en número: en promedio, una persona saludable lleva billones de microorganismos dentro y sobre su cuerpo, a razón de 9 células de ellos por cada célula humana. En ese microbioma hay tanto agentes patógenos oportunistas como lo que se conoce popularmente como "bacterias buenas", que no obstante no se sabe cómo podrían actuar en caso de que se afecte el sistema inmunológico, un problema que se considera entre los riesgos posibles de los vuelos interplanetarios.
Aunque todavía se desconoce por qué suceden los cambios que Zea y sus colegas observaron, la conclusión del trabajo advirtió: "El aumento del crecimiento celular de las bacterias y los hongos que se ve en el espacio, y su vinculación a la formación de biopelícula y potencialmente a la unión fortalecida, puede causar efectos deletéreos en el viaje espacial humano de largo plazo".
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