El ejército iraquí y las milicias chiitas aliadas a Bagdad necesitaron de apenas 48 horas pare recapturar la provincia de Kirkuk que las tropas del Kurdistán ocupaban desde 2014.
Los tanques y los vehículos blindados simplemente avanzaron por las carreteras y fueron recapturando pozos petrolíferos e infraestructura hasta llegar a la ciudad de Kirkuk, mientras los kurdos, inferiores en número, se retiraban.
Pudo ser una guerra civil, pero apenas un puñado de peshmergas, enojados con sus líderes, resistieron el avance con sus armas antes de ser superados.
Ahora los habitantes de esta región autónoma, que buscan la independencia y que debieron soportar en soledad la guerra contra el ISIS durante tres años, luego de que Bagdad huyera en 2014 del ataque yihadista, lamentan la pérdida del territorio que les costó tantas vidas capturar y apuntan contra la comunidad internacional.
"¿Por qué murieron nuestros peshmergas en la lucha contra el ISIS? ¿Por qué peleamos?", se preguntaba este jueves Hawre Ali, uno de los muchos kurdos que se reunieron ante el edificio de las Naciones Unidas en Erbil, capital del Kurdistán, para protestar por los hechos recientes, en una entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle. "Esa lucha ni siquiera era nuestra responsabilidad", agregó.
Apoyados por la coalición internacional liderada por los Estados Unidos, los kurdos fueron los primeros en resistir el asalto del ISIS en Irak en 2014, y lograron importantes victorias mientras el ejército iraquí se reconstruía para luego lanzar su propia campaña a fines de 2015.
El costo fue alto: se calcula que 2.000 peshmergas murieron y 18.000 resultaron heridos al arrebatarle al ISIS diferentes territorios, incluyendo los de la provincia de Kirkuk, en disputa con Irak.
"Estamos decepcionados de que no hayan prevenido esto. Ya no lucharemos contra el ISIS, no es nuestra preocupación", afirmó en relación con el ataque de Bagdad sobre Kirkuk, por el cual el Gobierno iraquí tomó de los kurdos las tierras que había perdido antes frente a los yihadistas, que aún no han sido derrotados en Irak y se aferran a su bastión en Al Qaim.
El enojo con la comunidad internacional se ha extendido también en redes sociales como Facebook y Twitter, muy populares entre los kurdos.
En especial apuntan contra los Estados Unidos por no evitar las acciones de Bagdad en la zona petrolera de Kirkuk y aún más de las milicias chiitas, apoyadas por Irán, un antiguo enemigo de los kurdos, que tras el inicio de la crisis cerró la frontera que mantiene con el Kurdistán iraquí.
En rigor, Washington ya había advertido a Erbil que no podría hacer nada si decidían avanzar con el referéndum, el cual finalmente se realizó a finales de septiembre, y recomendó esperar.
El apoyo a la independencia en la consulta popular fue total, pero la medida enfureció al gobierno del primer ministro de Irak, Haider al Abadi, quien enseguida bloqueó los vuelos internacionales desde el aeropuerto de Erbil. "Muchos iraquíes se conmocionaron ante un referéndum ilegal que va en directa oposición con la Constitución y que constituye un acto deliberado de división", dijo al Abadi el miércoles en un editorial para el periódico estadounidense The New York Times.
El bloqueo internacional a los aeropuertos, a lo que se le suma el cierre de la frontera con Irán y una decisión similar que se espera en cualquier momento de Turquía, ha aislado al Kurdistán de tal forma que si no acepta las imposiciones de Bagdad, pronto comenzará a sufrir privaciones.
"Nos enfrentamos a la falta de agua y comida, pero nadie protesta", dijo a la Deutsche Welle Chiman Khaled, una mujer cuyo padre era un peshmerga que fue asesinado por las fuerzas del ex dictador iraquí Saddam Hussein, una muestra del largo conflicto que afecta a esta región autónoma.
"Hace dos días que no como, esto se trata de los derechos de kurdos", señaló durante la manifestación, antes de pedir ayuda a la comunidad internacional.
En los últimos años, la causa independentista kurda cobró notoriedad en todo el mundo y recibió apoyos internacionales. El buen desempeño de los peshmergas en Irak y de sus hermanos kurdos en Siria contra el ISIS y su organización secular y con mayor respeto a las mujeres, que incluso combaten junto con los hombres, parecían convertir a los kurdos en aliados confiables de Occidente.
Pero sus proyectos de secesión amenazan la integridad de los cuatro países que albergan a la etnia kurda y que no están dispuestos a ceder: Siria, Irak, Turquía e Irán.
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