El presidente de China y secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, abrió este martes el XIX Congreso de la formación destacando la llegada de "una nueva era" para el socialismo chino.
Xi, en su discurso en el Gran Palacio del Pueblo para presentar el informe de trabajo desde el anterior congreso de 2012, subrayó que China ha vivido "cambios históricos" en este período, entre los que destacó que 60 millones de personas han salido de la pobreza en estos cinco años.
El líder chino llegó al estrado flanqueado por sus dos predecesores en el cargo, Jiang Zemin y Hu Jintao, en un intento de simbolizar la unidad del régimen por encima de posibles rencillas entre grupos de poder en el PCCh.
En su intervención, de casi tres horas y media con numerosas interrupciones por los aplausos de los más de 2.200 delegados presentes, Xi destacó el advenimiento de "una nueva era" en el socialismo en este país después de que "hemos mejorado de forma sistemática los niveles de vida" de la población.
Al abrir un congreso en el que los inversionistas buscan señales de que China continuará su programa de reformas, Xi prometió que la economía china mantendrá el rumbo de la apertura.
"La apertura nos trae progreso a nosotros mismos, mientras que el aislamiento no hace quedar rezagados. China no cerrará sus puertas al mundo, estaremos cada vez más abiertos", dijo Xi, que prometió "proteger los derechos legítimos y los intereses de inversionistas extranjeros".
El número uno chino llamó por otra parte a combatir "las palabras y los actos" capaces de socavar "el poder del partido y el sistema socialista".
El congreso, que concluirá el 24 de octubre, le otorgará sin mayores obstáculos un nuevo mandato de cinco años al frente de país más poblado del mundo y le permitirá incluso encarar un reinado aún más prolongado.
El límite de edad de 68 años impuesto a los miembros del buró político, la instancia de 25 miembros que gobierna China, podría efectivamente desaparecer para Xi Jinping, que cumplirá 69 en el próximo congreso de 2022.
Desde su llegada al poder a fines de 2012, Xi Jinping colocó a sus hombres en los puestos clave, ayudado por una campaña anticorrupción que sancionó a más 1,3 millones de funcionarios. Aunque no puso en tela de juicio "la economía de mercado socialista", su gobierno estuvo marcado por un regreso de la ideología marxista y de una represión que se manifiesta en internet, contra los defensores de los derechos humanos, los disidentes o los creyentes.
Durante su discurso, Xi repasó los logros de los cinco años transcurridos desde el anterior congreso que le nombró secretario general del partido, como el crecimiento económico continuado y estable, el reforzamiento de las fuerzas armadas y la creciente presencia de China en el exterior a todos los niveles.
A pesar del tono triunfalista del discurso, Xi Jinping urgió a los delegados a continuar el trabajo, para "intensificar la reducción de la pobreza" y progresar en la transformación del país.
La continuación de las reformas económicas (incluyendo las estructurales), la reducción del apalancamiento, la apuesta por las nuevas tecnologías y la innovación fueron otros elementos destacados por Xi para el trabajo futuro, junto con reformas financieras para seguir atrayendo al capital extranjero.
Además, apostó por un modelo de crecimiento respetuoso con el medio ambiente y recalcó la "tolerancia cero" por la corrupción, una lacra contra la que el propio Xi lanzó al llegar al poder una campaña que ha supuesto sanciones contra 1,4 millones de funcionarios.
Pero Xi Jinping recalcó también la importancia de la parte ideológica y urgió a combatir el faccionalismo y el clientelismo en el partido. "Debemos reforzar al partido políticamente para que siga liderando al pueblo", afirmó, y para ello "debemos mantener el marxismo".
El objetivo final, proclamó, es hacer de China "un gran país socialista y moderno" para mediados de siglo.
En un claro indicio de la influencia de Xi Jinping, su nombre podría ser inscripto en la carta del partido, honor reservado hasta entonces a Mao Tse-Tung, fundador de la República popular, y a Deng Xiaoping, artífice de las reformas que propulsaron a China al rango de segunda potencia económica mundial.
(Con información de EFE y AFP)
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