Austria vota este domingo en unas elecciones que podrían llevar al conservador Sebastian Kurz a ser el jefe de gobierno más joven de Europa con 31 años, unos comicios que también podrían abrir una vía a la extrema derecha, que comparte varios puntos con el partido de Kurz.
Cerca de 6,4 millones de electores están llamados a las urnas para estos comicios legislativos anticipados, que generan mucha expectación en un momento en que en toda Europa varios partidos populistas de derecha contrarios a la inmigración han registrado inéditos resultados electorales.
Las urnas abrieron a las 06H00 de la mañana (04H00 GMT) y las primeras estimaciones de resultados están previstas tras el cierre de los recintos electorales a las 15H00 GMT.
En Austria, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), fundado por antiguos nazis y al que se unieron los liberales, es un veterano de la escena política presente hace varias décadas y que hace pocos meses logró que su candidato para las presidenciales llegara a la segunda vuelta.
Pero el favorito para estos comicios es Sebastian Kurz, actual ministro de Relaciones Exteriores y líder del partido conservador (ÖVP, Partido Popular Austriaco).
Kurz, apodado el "Wunderwuzzi" (niño prodigio) tomó en mayo las riendas de un partido desvitalizado y puso fin a diez años de alianza con los socialdemócratas. Con una imagen de modernidad, un discurso muy firme sobre la inmigración y con promesas de recortes fiscales, Kurz logró atizar la llama de los conservadores, rejuveneciendo la base.
Con un 33% de las intenciones de voto en las encuestas, el joven político tiene una ventaja de entre ocho y seis puntos frente al líder del FPÖ Heinz-Christian Strache, de 48 años, y al canciller socialdemócrata Christian Kern.
Strache, con un apoyo del 25%, podría doblar el resultado que obtuvo la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones celebradas el 24 de septiembre. La entrada de este partido en el parlamento provocó consternación en Alemania y marcó la primera vez que una formación de extrema derecha entra en el Bundestag desde la Segunda Guerra Mundial.
Con este panorama, el FPÖ de Strache podría repetir el resultado logrado por su predecesor y mentor Jörg Haider en 1999.
Entonces, el partido entró en el gobierno del canciller conservador Wolfgang Schüssel, lo que generó indignación internacional y sanciones europeas, un escenario que hoy parece improbable.
Kurz no ha excluido ningún escenario y una coalición con el FPÖ parece la alternativa más probable.
En la presidencial celebrada el año pasado, los socialdemócratas y los conservadores del ÖVP, que compartían el poder desde la guerra, fueron eliminados inéditamente en la primera vuelta.
El candidato de extrema derecha Norbert Hofer perdió por poco en la segunda frente al ecologista liberal Alexander Van der Bellen.
El tema de los refugiados
Christian Kern, llegado a la política desde el mundo de la empresa, fue nombrado en la cancillería, jefatura del gobierno, después de esta debacle para su partido.
Durante su gestión intentó modernizar la imagen de su formación pero su campaña se vio empañada por un escándalo de "fake new".
En las últimas semanas intentó volver a los orígenes hablando de protección social y de distribución en sus discursos.
"El ÖVP y el FPÖ están prometiendo recortes fiscales de miles de millones de euros para las grandes empresas que financian sus campañas", dijo el sábado Kern.
"Pero no va a ser el ÖVP y el FPÖ los que paguen la cuenta, van a ser los austriacos de a pie. Estamos aquí para parar esto", afirmó.
Tal y como el líder de los socialdemócratas alemanes Martin Schulz, Kern indicó que su partido iba a quedarse en la oposición en caso de una derrota. Pero esta postura podría ser cuestionada dentro de la misma formación.
"La cuestión migratoria también ha dividido al SPÖ entre una ala izquierda prorrefugiados y un ala derecha que reclama una política más firme", señaló la analista Alexandra Siegl.
Austria, un país próspero de 8,7 millones de habitantes, es uno de los que más migrantes ha acogido en Europa en proporción a su población (1,5%) en dos años, lo que atizó el debate sobre el costo de las prestaciones y sobre la capacidad de integración de los recién llegados.
(Con información de AFP)