Mientras que la mayoría de los países en el mundo profesan un culto oficial en medio de una tendencia general hacia la secularidad, Corea del Norte es un país oficialmente ateo que progresivamente registra un número creciente de devotos.
En este contexto, Open Doors, una organización sin fines de lucro que apoya a cristianos oprimidos alrededor del mundo, reportó nuevamente que Corea del Norte encabezó por decimoquinto año consecutivo la lista de los diez países donde los cristianos sufren mayor persecución.
En este orden, la lista la completan Somalia, Afganistán, Pakistán, Sudán, Siria, Iraq, Irán, Yemen y Eritrea, por lo cual el país comunista es el único país de los diez primeros donde no existe el extremismo islámico.
Según David Curry, presidente de Open Doors, hay al menos 50.000 cristianos detenidos en los campos de concentración del país sobre un total de 300.000 fieles que forman parte de la comunidad cristiana clandestina en una población de más de 25 millones de personas.
Prohibida su salida del país, el comercio y el pensamiento libre, un grupo de misioneros, organizaciones no gubernamentales y activistas políticos han ingeniado nuevas formas de infiltrar a Corea del Norte textos sagrados que, aunque teóricamente permitidos según el artículo 12 de la constitución del país, son intrínsecamente peligrosos dentro de la opresiva dictadura de la dinastía Kim.
Uno de los métodos más creativos que comenzó a utilizarse con frecuencia en la década del noventa es el "globo bíblico". En la noches de poco viento y de cielo oscuro, cientos de globos llenos con helio emprenden su viaje desde varios puntos de Corea del Sur a través de las herméticas fronteras del país comunista. Llevan por dentro la Palabra de Dios escrita en coreano o pen drives conteniendo los textos completos del Nuevo Testamento.
Un pastor en particular, el estadounidense Eric Foley, es aún más optimista. Director ejecutivo y cofundador de Voice of the Martyrs Korea ("Voces de los mártires" de Corea), una ONG que propone expandir el Evangelio en la península coreana, su equipo lanza periódicamente globos con un diámetro de hasta 12 metros llenos de Biblias y un dispositivo GPS para coordinar su caída en zonas rurales con la esperanza de que al menos uno de los textos sea hallado.
"El crecimiento en el cristianismo no ocurre en oleadas sino siempre uno a la vez", insiste Foley.
No obstante, la maniobra es sumamente peligrosa, ya que si las autoridades norcoreanas no logran derribar los globos, quién sea detectado levantando sus contenidos puede ser inmediatamente detenido.
Para minimizar el riesgo, los activistas han adoptado nuevas tecnologías con el paso del tiempo. En algunos casos los globos han sido reemplazado por drones, que pueden dirigirse manualmente y tienen la ventaja de no depender del viento. Por su parte, las biblias se están diseminando cada vez más en forma electrónica y no impresa, lo cual permite ocultar su contenido con más discreción.
"Se está volviendo demasiado peligroso y voluminoso traer biblias impresas", dijo un coreano familiarizado con las operaciones de contrabando.
"En los últimos 10 años, ha habido una creciente demanda de información externa – ya sea religiosa o secular", agregó.
Según Vernon Brewer, fundador y presidente de la organización cristiana World Help ("Ayuda mundial"), los métodos de contrabando en Corea del Norte deben ser continuamente reinventados.
"Las biblias se imprimen en otro país y luego son tomadas y distribuidas secretamente en Corea del Norte, por lo general algunas a la vez," dijo. "La gente que contrabandea biblias tiene que ser extremadamente cuidadosa, modificando su ruta y tomando otras precauciones para evitar ser atrapada".
Aunque en general se difunden en distintos tamaños, la versión más popular son los pequeños Nuevos Testamentos. "Esto es porque caben en la palma de tu mano y pueden ser fácilmente intercambiados durante un apretón de manos o dejados en lugares estratégicos para que la gente los encuentre", añadió Brewer.
Otro método de contrabando no muy común es a través del turista, pese a que las compañías turísticas advierten el peligro que implica llevar cualquier texto religioso que podría fomentar el proselitismo.
De hecho, fue de esta manera que terminó preso el estadounidense Jeffrey Fowle, quién fue liberado abruptamente en octubre de 2014 tras haber pasado casi seis meses bajo custodia del régimen por esconder una biblia debajo de un tacho de basura del baño de una discoteca en la ciudad norteña de Chongjin.
Una razón fundamental por la cual Corea del Norte se opone vehementemente a la religión cristiana es por su incompatibilidad con la filosofía Juche, la ideología oficial del país que la dinastía Kim ha utilizado para justificar su dictadura y la transferencia hereditaria del poder.
Desde 2001, el año en que Kim Jong-il supervisó una reforma esencial de la idea Juche, su filosofía reza que para progresar, el individuo debía pertenecer a una institución que, a su vez, solo podía triunfar bajo el liderazgo de un Líder Supremo. De esta forma, el régimen consolidó una identidad nacional que unificaba al individuo, al Partido de los Trabajadores y al Líder Supremo como la única estructura de poder capaz de alcanzar la auto-suficiencia, el principio rector de la sociedad norcoreana.
Como explica Todd Nettleton, director de desarrollo de medios de Voice of the Martyrs, "la legitimidad del régimen norcoreano y su pretensión de poder se desprenden de la idea de que Kim Il-sung, Kim Jong-il y ahora Kim Jong-un son seres divinos. A los niños norcoreanos se les enseña a rezar antes de la comida: 'Gracias al padre Kim Il-sung por nuestra comida'".
"Cantan coros de alabanza a los Kim. Es una religión muy importante. Así que lo que hace que el régimen y el gobierno estén tan molestos por el hecho de que un norcoreano sea cristiano no es sólo que esté siguiendo una religión diferente, o incluso que esté siguiendo una religión 'occidental'. Lo que esos cristianos están haciendo literalmente socava la propia veracidad del régimen norcoreano. Si Jesús es el Señor, entonces Kim Jong-un no puede serlo".
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