Locos, novelistas frustrados, negadores de la realidad, desconfiados patológicos o refutadores profesionales de la evidencia, forman una extraña secta: la DDC (Detectores de Conspiraciones).
Los hay de peso pesado y de peso pluma.
Entre los primeros en el podio militan los creyentes del Blue Beam Project (Proyecto Rayo Azul). Entre los últimos y más inocentes, por no decir idiotas, está un ex compañero de trabajo que, mientras yo comía una milanesa de pollo… aseguró con peso de dogma y sonrisa perdonavidas: "No es pollo: es conejo". En vano traté de convencerlo de que el conejo era más escaso y más caro que el pollo…
El Rayo del poder
Según los cazadores de conspiraciones, el Blue Beam (norteamericano, por supuesto: ¡estos yanquis!), mediante un complejo sistema de satélites, llegaría a dominar el mundo hechizando a millones de creyentes con imágenes de las tres grandes religiones: Cristo, Buda y Mahoma. Una vez convertidos en una especie de zombies por la repetición obsesiva de esas grandes figuras, la secta los empujaría hacia un Nuevo Orden Mundial… Cómo, por qué y en qué orden, no se sabe. Ojalá sea para la felicidad y el bien de todos…
La Luna es virgen
Sí. Virgen. Nadie alunizó en ella. Neil Armstrong (1930–2012) no fue un astronauta: era un actor de Hollywood. El 16 de junio de 1969, a pesar del asombro del mundo, no bajó de la cápsula de la misión Apollo 11 ni dejó su huella en el gris polvo lunar. Según los refutadores de evidencias, fue una patraña Made in USA para hacer creer que la bandera de las barras y estrellas había derrotado a la bandera de la hoz y el martillo en la Guerra Fría desatada después del final de la Segunda Gran Guerra.
Pero… ¿y las imágenes paso a paso, desde el lanzamiento hasta el retorno a la Tierra, los testimonios, las otras misiones, los miles de fotos de nuestro planeta tomadas desde el espacio?
Falso. Mentira. Superchería. La secta jura que todo lo visto por miles de millones… fue filmado en un hangar de Arizona. Producción: Departamento de Estado. Director: Stanley Kubrick. Motivo: las fotos del lado oscuro de la luna que logró la Unión Soviética en 1967: preanuncio de que podría llegar a la luna muy pronto. Algo que enfureció a los Estados Unidos y lo impulsó a fraguar la conquista del satélite.
¿Evidencias del fraude? Vagas. El presunto flamear de la bandera en un mundo sin atmósfera, la luz, las sombras, quién filmó a Neil Armstrong mientras bajaba por la escalerilla…
Y la madre de todas las contradicciones. Según los ateos del proyecto Apollo 11, los soviéticos habían demostrado que es imposible para el hombre abandonar la Tierra… porque un largo tiempo sin gravedad debilitaría sus huesos y causaría su muerte.
Por cierto, las evidencias de la NASA sobre el alunizaje, y la permanencia de hombres, un año o más, en estaciones espaciales, sin el menor daño a sus huesos, parecen pruebas suficientes contra el delirio de una conspiración.
¡Cuidado con el HAARP!
Con una "a" menos, bien podría ser una broma de Harpo, uno de los cinco hermanos Marx…
Pero el HAARP es cosa seria. Sus siglas quieren decir Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia. Loquísimo plan conspirativo detectado por rastreadores aún más locos…
Según ellos, es una gigantesca red de antenas (180: ni una menos) instalada en Alaska por la fuerza aérea y la marina de… ¡los Estados Unidos!
En cuanto a buscar culpables, estos muchachos son bastante monótonos… Dicen que con la excusa de investigar la ionósfera y mejorar el sistema de vigilancia antimisiles, intentan usar el clima contra sus enemigos. Y no es todo: los devastadores terremotos de Haití, Chile y Sichuan, y el tsunami de Malasia (entre otros) fueron causados por ese sistema de antenas encadenadas. Los conspiradores apuestan a que la base HAARP está a unos 300 kilómetros al este de Anchorage, Alaska. Pero el Pentágono la define como un centro de estudios de las frecuencias de la Aurora Boreal. Por cierto, la página del HAARP se presta a tales ensoñaciones: sus dibujos y fórmulas son un galimatías hasta para el genio de Stephen Hawking…
Let it be…
Sí, déjalos ser. A ellos y sus delirios. A los fatalistas reinventores de la vida real que no es precisamente un vergel de felicidad, pero es lo que hay. Tangible.
Por supuesto, la Guardia Imperial contra las conspiraciones no podía eludir al cuarteto más famoso del siglo XX: The Beatles. Ringo Starr, George Harrison, Paul McCartney, John Lennon.
Solo escribir sus nombres es como escucharlos…
Pero mal podían escapar de los conspiradores, y por ende de los cazadores del Mal. Según ellos, su fama universal y eterna no es casual. Es un lavado de cerebros planeado por el Instituto Tavistock, fundado en Londres en 1947 por un tal Henry Dicks y sus socios, y dedicado al estudio de la psicología de grupos, "para manejar a la población a voluntad y obligarla a hacer lo que ellos quieran".
Delirio grosso, sí, pero inferior a la teoría del satanismo beatle. En Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band –juran los detectives del submundo–, Paul canta aludiendo a la muerte de Aleister Crowley, figura emblemática del culto a Satán. Pero no es la única vertiente… Cuando –fines de los 60– el cuarteto fue a la India para meditar con Maharishi Yogi, se dijo (¡pavada de conspiración!) que este usaba la meditación trascendental… "para controlar las elecciones en Estados Unidos y el Reino Unido, impulsando a los votantes hacia determinada decisión". Pero se comprobó que el gurú era un farsante, y los detectives callaron: ¡mala de ellos!
Sin embargo, había más en el bolso de las locas fantasías. Según los implacables rastreadores, el ocho de diciembre de 1980 Mark David Chapman mató a John Lennon –dolor mundial– por orden de la CIA. Motivo (¡agarrarse fuerte!): el presidente Ronald Reagan decretó ese asesinato para cargar contra la URSS en la Guerra Fría, "algo imposible si John seguía con sus mensajes de paz".
Pero el oscuro secreto más sostenido por la secta es la muerte de Paul. Los conspiradores juran que, distraído por una chica, lo decapitó un auto, y lo reemplazó un doble. Y la banda lo confirmó en la tapa del álbum Abbey Road, donde cruzan la calle vestidos para el funeral de Paul, que está descalzo: claro signo (¿?) de su muerte.
Pearl Harbor en llamas
Conviene esta síntesis. A las 7:48 del domingo siete de diciembre de 1941, una formación de 353 aviones japoneses de la armada imperial atacó la base naval norteamericana de Pearl Harbor. Muertos: 2.403. Heridos: 1.178. Buques hundidos: 12. Buques dañados: 8.
El presidente Franklin Roosevelt declaró que esa fecha "será recordada como el día de la infamia", y prometió venganza. Pero los tejedores de conspiraciones no tardaron en urdir una de las más demenciales: "Estados Unidos forzó ese ataque como excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial, porque la mayoría del Congreso se oponía".
Lectura elemental: el país del norte sacrificó miles de hombres y media flota del Pacífico… para hacer algo que se caía de maduro y que, considerando el estado de guerra planetaria, podía decidir por sobre el Congreso. Además, era elemental que en algún momento debía enfrentarse al imperio de Japón, aliado de la Alemania nazi y de la Italia fascista. Se trataba del destino del mundo…
Lo peor de este disparate es que aun hoy, personas inteligentes y hasta cultas, sostienen esta imbecilidad como una verdad histórica indiscutible.
El ojo del Echelon
¿Qué es Echelon? la sigla de Control Estratégico de Comunicaciones que, según los popes del pensamiento lateral… equivocado, sería nada menos que la mayor red de espionaje del planeta, nacida después de la Segunda Guerra Mundial por una alianza entre países de habla inglesa para espiar a la Unión Soviética, y terminada la Guerra Fría, no descansa…
Es (sería) un ojo implacable que vigila toda la información que comparten los siete mil millones de habitantes de la Tierra.
¿Cómo? Muy sencillo, fácil, logrado con un chasquear de dedos. Tienen (tendrían) intervenidas todas las líneas telefónicas, los satélites, internet, además de 380 mil agentes secretos en todo el globo terráqueo, que incluso dominarían la voluntad y los actos de presidentes de muchos países.
Cuidado con lo que hacen, damas y caballeros: Echelon los mira…
Torres trágicas
Los ojos del mundo no olvidarán jamás aquella mañana del once de septiembre de 2001. Los dos aviones lanzados contra las dos torres gemelas del World Trade Center, las llamas, el derrumbe, los cuerpos cayendo a plomo, los tres mil muertos, los seis mil heridos, los lacerantes testimonios, las familias destruidas.
Autor del bestial crimen: la organización terrorista Al Qaeda dirigida por Bin Laden.
Pero ese negro día fue un bocado de lujo para los teóricos de las conspiraciones. Tanto, que no tardaron en desplegar sus siempre creativas versiones. Las torres fueron dinamitadas desde adentro… por norteamericanos, según un plan ideado por el gobierno para justificar una invasión a Medio Oriente, apropiarse del petróleo, y establecer bases militares en una zona altamente estratégica.
Así de simple. Claro como el agua. De implacable lucidez. Y de idiotez infinita. Porque, si esa hubiera sido la intención del gobierno, no necesitaba demoler dos edificios emblemáticos y matar a tres mil almas. Le habría bastado atentar contra un objetivo menor, vacío, solo con costos materiales, pero suficientemente espectacular como para culpar al terrorismo islámico y concretar el supuesto plan de invasión.
Ese es el gran problema de las conspiraciones: riqueza de imaginación pero cero racionalidad.
El Plan Andinia
¡No podía faltar! ¿Cómo, entre tanto manjar para llevarse a la boca, faltaría un dedo acusador contra los judíos? Imposible. Y así nació el Plan Andinia. Un proyecto secreto de fácil ejecución y final feliz. Según los cazadores de conspiraciones, reyes del arte de simplificar, "era un plan del sionismo para desmembrar el sur argentino y chileno, la vasta Patagonia, y crear allí un nuevo Estado judío como el de Israel, poblado por una migración en masa de judíos a nuestro país".
Esta amenaza, princesa mayor del delirio, tuvo un divulgador nacional: el profesor de la Universidad de Buenos Aires, político de ultraderecha, peronista y descaradamente antisemita Walter Beveraggi Allende (1920–1994), que la desplegó a los cuatro vientos en 1971, y cuatro años después culpó a los judíos… ¡por la inflación en el país! Y en ciertas almas el proyecto prendió con fuerza. El periodista y empresario Jacobo Timerman, torturado durante la última dictadura, reveló que durante los brutales interrogatorios sus verdugos de uniforme le exigían información sobre el Plan Andinia. Algo imposible ni aún ante un pelotón de fusilamiento… porque jamás existió.
El Grupo Bilderberg
Hombres y mujeres del mundo, presidentes y dirigentes del mundo… ¡no hagan planes! Porque todo cuanto intenten naufragará ante las decisiones del Grupo Bilderberg: una perla en la corona de las conspiraciones.
Cada dos años, desde hace décadas y en secreto, se reúnen los más notorios y poderosos políticos, economistas, reyes (etcétera) más influyentes del mundo. No lo hacen, claro, a la luz, ni a la vista y paciencia de la humanidad, sino en lugares rigurosamente vigilados, sin sombra de periodistas, y durante un week end. No necesitan más para trazar el derrotero humano de los siguientes dos años…
Sin comentario.
Kennedy muere
Dallas, Texas, 22 de noviembre de 1963. El magnicidio está escrito. John Fitzgerald Kennedy, presidente número 35 de Estados Unidos, comete errores fatales. 1) Ir a Dallas: territorio ultraconservador donde lo odian. 2) Elige entrar a la ciudad en un auto descapotable. 3) Para la mafia es un traidor. Lo ayudaron a ganar, nombró fiscal general a su hermano Bob, y este desató una cruzada judicial contra esa mafia. El autor del disparo, Lee Harvey Oswald, detenido horas después, muere de un balazo. Lo mata en público, y ante los policías que lo llevan esposado, Jack Ruby, dueño de un club nocturno y personaje dudoso con contactos oscuros.
El Informe Warren, una investigación de medio año y cientos de testigos, concluye que Oswald fue el único tirador. Pero la extraña trayectoria de la bala lo pone en duda. Pericias balísticas muy sofisticadas de cuatro décadas después señalan por lo menos dos tiradores.
Pocos casos tuvieron tantas versiones para explicar quién lo mató. 1) Fue orden de Lyndon Johnson, su vicepresidente, para llegar al Salón Oval. 2) Fue una conspiración de cubanos exiliados en Miami y la CIA contra la política dialoguista de Kennedy hacia la Cuba de Fidel Castro13). 3) Fue un pase de factura de la mafia norteamericana encabezada por Sam Giancana frente a la persecución de Bob Kennedy desde su fiscalía general. 4) Fue un plan del poderoso grupo de empresarios del acero por el alza de impuestos. En la intimidad, Kennedy los llamaba "el club de los hijos de puta".
A diferencia de otros casos…, cualquiera de esas conspiraciones pudo ser cierta. ¡O ninguna de ellas! El misterio sigue rodeando la tumba de Kennedy en Arlington…
Lady Di, última noche
Carlos de Gales y Diana Spencer se casaron el 29 de julio de 1981 y se divorciaron quince años después. Fue (confesión de ella) un matrimonio sin amor que dejó dos hijos –William y Henry–, el amor del pueblo por ella, y la paz en la familia real, que la marginó desde siempre.
Amante de muchos, en la noche del 31 de agosto de 1997 salió del hotel Ritz de París con su novio musulmán y millonario, Dodi Al Fayed, y la incomprensible carrera del Mercedes Benz –¡190 kilómetros por hora!– terminó contra una columna del túnel bajo el Puente del Alma. Muertos: la pareja y el chofer, que había tomado alcohol y antidepresivos.
Causa: accidente. Definición de la policía y la justicia.
Pero los rastreadores de conspiraciones encontraron una rica presa en su red. Para ellos, y hasta hoy, fue un plan de la Corona y Scotland Yard (otra versión: el servicio secreto M16) porque Diana estaba embarazada y no querían cerca al hijo/a de un musulmán. La autopsia probó que la princesa no estaba embarazada…, pero la versión sigue firme. Jamás se rendirán ante la simple evidencia: la princesa del pueblo murió por la locura de un chofer borracho y drogado (Henri Paul) que iba a una velocidad alucinante.
El caso Roswell
El 7 de julio de 1947, en Roswell, Nuevo México, Estados Unidos, un extraño objeto aéreo –un ovni– se estrelló en un punto desértico. No hubo informe oficial sobre el suceso. Pero un policía alertó a sus compañeros: "Vi un extraño aparato caído, y unos hombres que arrastraban un cuerpo".
Como bola de nieve, los rumores acerca del caso Roswell fueron derivando hacia su teoría más apetitosa: el aparato era un plato volador, y el cuerpo, un extraterrestre.
Bola que no tardó en apuntar a la misteriosa Área 51… Una extensión de 155 kilómetros cuadrados en el desierto de Arizona. Un punto rodeado de misterio, además de su función de enorme base militar con la pista de aterrizaje más larga del mundo: entre 8 y 10 kilómetros. Se trata de un sofisticado arsenal de armas prototipo, de creación de nuevas, y un hermético bunker de secretos militares. Entre ellos, la investigación del plato volador caído en Roswell…, y del hombrecito que lo tripulaba: un metro diez de altura, calvo, grandes ojos…
La existencia del plato la reveló Bob Lazar, un científico que trabajó allí. Más tarde aparecieron fotos y dibujos del hombrecito, y las versiones alcanzaron puntos de delirio: había más hombrecitos y más restos de otros platos…
Siempre se sospechó de que tales evidencias eran falsas, que la imaginación popular las llevó a su desiderátum, y que en realidad nada es cierto. Pero eso no invalida el fenómeno ovni. Desde el día de la bomba atómica sobre Hiroshima, los avistajes de objetos –naves– en el espacio se multiplicaron: más de tres mil hasta hoy. Es posible que un enorme porcentaje de ellos se deba a la imaginación, que las misteriosas luces en el espacio sean fenómenos ópticos –refracción–, etcétera.
Sin embargo, sorprende el nivel de muchos testigos: científicos, pilotos, astronautas que aseguran haberlos visto, los describen, calculan su velocidad, superior a la de cualquier máquina terrestre, y no dudan de su origen extraterrestre.
La pelota está en la mitad de la cancha. En todo caso, más allá de la fantasía popular, vale la pena recordar lo que dijo el gran científico Carl Sagan (1934–1996): "Es indudable que en el vasto universo hay otras formas de vida: es imposible que entre miles de millones de galaxias y de astros, la Tierra sea la única habitada. Pero también es posible que jamás puedan encontrarse con nosotros".
Agua que mata
En Doctor Insólito (1964), uno de los grandes films de Stanley Kubrick, un delirante militar norteamericano se atrinchera, convencido de que la Unión Soviética ha invadido su país, y desata una réplica nuclear que acaba con el planeta.
Su teoría: "Desde hace años, el enemigo debilita los sagrados fluidos de nuestro organismo contaminando el agua potable, para vencernos sin necesidad de una guerra".
Desde luego, ficción. Pero los conspiradores, agazapados en sus cuevas… avalan la demencial teoría del militar. Juran que el flúor, amparado por la supuesta función de que purifica el agua y previene las enfermedades dentales…, idiotiza a la gente debilitando sus neuronas, y que los gobiernos de las grandes potencias han creado métodos para atacarse mutuamente.
¿Habrán empezado ya? ¿Quién fluorizó primero? ¿En qué frente estamos? ¿Nos salvamos tomando solo agua mineral, o también llegaron a ella?
Popurrí de teorías
Facebook: Mark Zuckerberg creó esta red social con apoyo financiero de la CIA para lograr datos privados (familia, trabajo, ideología) de los 400 millones de internautas del mundo, y reclutar más agentes. Fin de la privacidad. Pero… ¿no se había terminado con los movileros de la tele?
Sida: ¿Virus mutante? ¿Accidente de laboratorio? ¿Castigo divino? Nada de eso según los conspiradores. Con tal de culpar a USA de todos los azotes del mundo, sostienen que lo creó el gobierno… para aniquilar a la población negra. Como el genocidio racial ya lanzado por Hitler en noviembre de 1939…
Pero no explican por qué Estados Unidos gasta (como otros países poderosos) miles de millones de dólares para derrotar al virus, ya cerca de su final, y hoy curable si se sigue el tratamiento al pie de la letra.
Holocausto: la masacre sistemática de seis millones de judíos entre 1939 y 1945 por la Alemania nazi es negada tenazmente por los conspiradores. ¿Refutarlos, para qué? Ante miles de desgarradores testimonios orales, filmados, fotografiados, solo invitan a subirlos al podio de los descerebrados…
Vida en Marte: ¿Para qué ir, si los delirantes ya saben que hay vida, como lo demuestran las esculturas y dibujos (¿?) de su roja superficie. Entre esas pruebas tan sólidas hay una esfinge: doble pelota picando en el área para los conspiradores, seguros de que las pirámides de Egipto… ¡las construyeron los marcianos!
Shakespeare: ¿Quién te conoce, William? Si los que te dije ya saben que no escribiste una miserable línea… Según ellos, fuiste un actorcito de morondanga, te dedicaste a los negocios, y tus supuestas obras las escribieron Francis Bacon, Ben Jonson y Walter Raleigh. Pero un detalle abre dudas: ¿por qué no las firmaron?
Kasparov: ¡Qué pillo el genio de Bakú! En febrero de 1996 jugó contra la computadora Deep Blue… y perdió. Es más: declaró que "es imposible ganarle a una máquina semejante". Tal vez fue sincero. Pero no para los urdidores de fantasmas, que hicieron correr la teoría de un negocio millonario entre el buen Garry y la empresa fabricante, para aumentar la curiosidad… y las ventas.
¿Y el barco?: El Experimento Filadelfia, narrado por Charles Berlitz, un rey neoyorkino autor de best sellers sobre fenómenos paranormales, contó que en octubre de 1943, con tecnología del célebre ingeniero croata Nikola Tesla (1856–1943), la Marina de los Estados Unidos, tratando de hacer desaparecer de los radares su barco Eldridge, lo desmaterializó en el puerto de Filadelfia, lo hizo aparecer a 150 kilómetros para luego devolverlo a su origen.
Para los teóricos de la conspiración, "el barco abrió una puerta Espacio–Tiempo, y fue teletransportado". Descripción: "una niebla verde lo envolvió, y lo hizo invisible". Un segundo intento horrorizó a la tripulación: ¡algunos marineros quedaron fundidos en el acero del barco! La marina jamás habló del tema pese a las constantes preguntas. Pasados más de setenta años, la teletransportación sigue siendo imposible.
Londres, ataque: Julio siete, 2005. Terrorismo en la ciudad del Big Ben. Cuatro bombas. Muertos: 38. También los cuatro terroristas suicidas. Ataque claramente encuadrado en el plan islámico del terror. Pero los de siempre tienen la verdad: "Fue un autoatentado. Lo ordenó Tony Blair para justificar la presencia inglesa en Afganistán e Irak. La foto que muestra al terrorista es un truco digital". Y siempre habrá quienes les crean…
MK Ultra: Un supuesto plan encubierto de la CIA para control mental y psíquico. Nadie sabe si existió. Pero los conspi de turno juran que se canceló en los años 80 después de experimentos como tortura, privación de dormir, drogas… Y que ordenaron a asesinar a Robert Kennedy. Fue una de sus víctimas.
Illuminati: Secta demoníaca de iluminados que pretende un único gobierno mundial regido por ellos que apunta a la esclavización global.
Idea nacida en antiguas escrituras de Baviera en 1776, hechiza a las redes de conspiradores porque ataca "a la forma ilegal y brutal de las grandes potencias para imponer su política y su economía". Bueno… Un mundo regido por illuminati y poblado de esclavos no parece un paseo en góndola por los canales venecianos…
Y este cuento se acabó… hasta la próxima conspiración.