Nadie parece poder escapar a la brutal justicia del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, que tras su asunción en 2016 lanzó una sangrienta guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado que ya lleva miles de muertos.
Ni siquiera se salva Paolo Duterte, su hijo mayor de 42 años recientemente vinculado a la mafia china, al que el miércoles ordenó matar si la acusación se comprueba.
"Mis órdenes son matarte y si te atrapan, protegeré al policía que te mate", dijo Duterte durante un discurso ante trabajadores en el palacio Malacanang en Manila, según destacó el periódico británico The Guardian.
El presidente agregó que la orden aplicará a cualquiera de sus hijos que se involucre con el narcotráfico, "para que la gente no pueda decir nada contra mí".
"Así es mejor, así puedo decir: 'Sigan hablando, ahí está el cadaver de mi hijo'", agregó, según el periódico australiano The Sydney Morning Herald.
Paolo, conocido como Pulong, fue acusado de formar parte de una mafia china transnacional durante un audiencia en el Senado filipino hace dos semanas.
El primogénito del presidente negó las acusaciones, a las que consideró "infundadas" y basadas en "rumores".
La denuncia provino del senador Antonio Trillanes, ex militar, quien señaló que Pulong formó parte de una operación de tráfico de una tonelada de metanfetaminas provenientes de China que pasaron por Filipinas antes de seguir a otros destinos.
Al respecto Trillanes instó a Pulong a mostrar si tiene un tatuaje en la espalda que demuestra su pertenencia a la organización criminal china, a lo que el hijo del presidente se negó.
No es la primera denuncia. En 2016 durante otra audiencia, el sicario Edgar Matobato y el policía retirado Arthur Lascanas acusaron a Pulong de estar involucrado con el narcotráfico y de proteger a mafiosos, lo que no se ha probado al momento.
En tanto el mismo Trillanes presentó un informe de inteligencia de las fuerzas de seguridad fechado en 2007 en el que se mencionan operaciones de contrabando de autos de lujos y otros artículos desde el puerto de Davao en las que Pulong habría estado involucrado.
La presión ejercida por Trillanes fue sentida por Duterte, quien lo acusó a su vez de tener cuentas en el exterior y señaló a la prensa: "Voy a destruirlo o él me va a destruir a mí".
Pero las declaraciones de ayer parecen mostrar su compromiso de no mostrar clemencia para su hijo si se prueba la denuncia.
Duterte asumió la presidencia en junio de 2016 con la promesa de terminar con el problema del narcotráfico y el crimen organizado en el archipiélago asiático. Desde entonces se calcula que unas 9000 personas acusadas de actos criminales fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad, y el mandatario dijo que necesitarían asesinar hasta 100.000 traficantes y adictos, según reportó The Guardian.
Numerosos grupos de defensa de los Derechos Humanos han denunciado la formación de estos "escuadrones de la muerte", a su vez condenados por las Naciones Unidas y Estados Unidos, entre otros.
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