Según el Departamento de Estado, el presidente Donald Trump tiene un plan para ganar la guerra más larga que enfrenta los EEUU en los últimos cincuenta años.
En su discurso de la semana pasada, Trump dejó en claro que EEUU seguirá siendo un actor importante en Afganistán, el presidente ha dicho que duplicará la cantidad de tropas y aplicará una nueva estrategia para dar fin al conflicto, pero también pidió a otros países del sur de Asia que hagan su parte.
Luego de las decisiones de la administración Obama, el escenario actual de Afganistán es un verdadero desastre militar y político, donde lo que destaca es superposición de la política exterior y los intereses económicos y de seguridad de las potencias regionales e internacionales.
Estados Unidos ingresó en Afganistán el 7 de octubre de 2001, después que la administración Bush acusara al gobierno talibán del país de albergar al líder de Al-Qaeda, Osama Bin Laden, buscado por los ataques del 11 de septiembre de ese mismo año.
Los talibanes ofrecieron entregar a Ben Laden para que sea sometido a juicio, pero no a los EEUU, sino a un tercer país. Washington rechazó la oferta y lanzó ataques aéreos y terrestres. Los intentos de estabilizar el país y permitir una salida de los estadounidenses no salieron como lo planeo el presidente Bush, tampoco como su sucesor, Barack Obama pretendió. El presidente Obama ordenó el retiro de las tropas durante su segundo mandato, con ello, todos los proyectos políticos y económicos de las autoridades afganas quedaron estancados.
En la actualidad hay alrededor de 11.000 soldados estadounidenses en el país, junto con pequeños destacamentos de tropas de la OTAN. El gobierno afgano controla alrededor del 60% del territorio del país y los talibanes mantienen grandes extensiones territoriales, a ello se debe sumar una mayor presencia del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en ingles) en las regiones orientales.
El esfuerzo de 16 años de guerra y reconstrucción costó a los EEUU más de 841.000 millones de dólares
El esfuerzo de 16 años de guerra y reconstrucción costó a los EEUU más de 841.000 millones de dólares y tal vez más según estimaciones. A pesar de apoyar inicialmente una retirada estadounidense de Afganistán, Trump aprobó otro aumento de tropas.
Dentro de los actores regionales importantes, Pakistán es uno de ellos, el presidente Trump tuvo palabras muy duras el pasado lunes para el gobierno pakistaní al enviar el mensaje que Washington "no aceptará refugios para las organizaciones terroristas en Pakistán".
Pakistán rechazó las acusaciones e insinuaciones de Trump y respondió que no será el "chivo expiatorio" de los problemas en Afganistán. Pakistán fue un importante aliado estadounidense extra OTAN, limita con Afganistán y fue durante mucho tiempo una ruta clave para los suministros estadounidenses al país. Sin embargo, también ha sido una ruta importante para grupos los terroristas, particularmente para la Red Haqqani.
Islamabad busca un gobierno débil en Kabul, dominado por el talibán y al que pueda manejar para que Pakistán pueda mantener "profundidad estratégica" ante una invasión de la India y así impedir que Nueva Deli proyecte poder en el sur de Asia. Pakistán considera a la India como una amenaza existencial, de allí que mientras los militares jueguen un papel central en la política pakistaní, es poco probable que haya un cambio fundamental en este sesgo político.
Pakistán también ha sido víctima del terrorismo y de la inestabilidad provocada por su vecino, el presidente Ashraf Ghani declaró en julio pasado que los talibanes no sobrevivirían un mes sin el apoyo paquistaní. Sin embargo, Pakistán es uno de los mayores socios comerciales de Afganistán importando más de 392 millones de dólares en bienes afganos en 2016.
El senador Mushahid Hussain, presidente del Comité de Defensa del Senado de Pakistán, declaró a la BBC que el país es "el chivo expiatorio favorito y permanente por la crisis en Afganistán".
Otro actor regional relevante en el futuro conflicto es India, de allí la importancia de la convocatoria del presidente Trump a Nueva Deli, el gobierno indio sostiene que Afganistán actúa como santuario para los grupos terroristas que han atacado India y sus intereses en el pasado, tratar de estabilizar el país y aumentar su influencia allí, tiene sentido para Nueva Delhi que perfila como socio en los planes de Trump.
La India es un importante socio comercial de Afganistán y tiene inversiones en el país. Deli es también el mayor donante regional a Afganistán y el quinto mayor donante a nivel mundial con más de $ 3 mil millones en asistencia en los últimos cinco años.
Sten Rynning, profesor de seguridad internacional y estudios de guerra en la Universidad de Dinamarca, escribió tras el anuncio de Trump que: India está preparada para pasar del poder blando al poder duro en Afganistán,
Sin embargo, los críticos de una mayor participación de India advierten que podría aumentar las tensiones e incluso conflictos potenciales con Pakistán, que acusa a Deli de fomentar la violencia en sus regiones fronterizas con Afganistán.
Otro jugador relevante es China, y una mayor participación de India puede aumentar las tensiones con China, que aumento su influencia en Afganistán junto con el fortalecimiento de las relaciones con Pakistán. Las relaciones entre la India y China se han tensado en los últimos meses en medio de una disputa territorial en curso por el Himalaya.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, declaró el lunes que "la comunidad internacional debería reconocer plenamente los esfuerzos anti-terroristas de Pakistán" y apreciar sus "importantes contribuciones para salvaguardar la paz y la estabilidad regional y global".
China es el tercer socio comercial más grande de Afganistán, con un comercio bilateral de más de 1.000 millones de dólares en 2015, según la Oficina Central de Estadísticas de Afganistán. Beijing también está invirtiendo más de 46.000 millones de dólares en el Corredor Económico China-Pakistán como parte de su iniciativa de comercio (OBOR por sus siglas en ingles). Este "ambicioso proyecto chino de conectividad regional a través de Asia Central está condicionado a una estabilidad sostenida en Afganistán", dijo a principios de julio el analista de Carnegie India, Arushi Kumar.
China firmó importantes acuerdos de minería y energía con Afganistán, incluyendo un acuerdo de 3 mil millones de dólares para una mina de cobre que involucró un acuerdo separado con los talibanes, pero sin embargo ha estado estancado por disturbios y otras cuestiones. En junio, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, declaro que Beijing espera "profundizar aún más la cooperación bilateral en materia de antiterrorismo y seguridad" con Kabul.
Moscú ha considerado durante mucho tiempo a Afganistán dentro de su esfera de influencia
Otro de los poderos del juego es Rusia. Al igual que EEUU y Gran Bretaña, los rusos conocen los costos militares de intervenir en Afganistán. Moscú ha considerado durante mucho tiempo a Afganistán dentro de su esfera de influencia y en 1979 la ex-Unión Soviética invadió el país adentrándose en una guerra de una década que desestabilizó la región y -probablemente- contribuyó al colapso de la propia Unión Soviética.
Si bien Rusia ya no comparte una frontera con Afganistán, tiene temores legítimos a la inestabilidad regional, particularmente al derrame de ISIS que podría perjudicar sus intereses. Moscú ha aumentado sus contactos con los talibanes y proporcionó apoyo limitado ante la preocupación de un eventual retiro de la región de las fuerzas estadounidenses como parte de una estrategia más amplia para aumentar la influencia rusa y debilitar a ISIS.
El mes pasado, CNN y la BBC informaron sobre vídeos que parecían mostrar que los talibanes estaban recibiendo modernas armas suministradas por el gobierno ruso, inmediatamente Moscú calificó la versión cargos infundados.
Los intereses de todos los actores involucrados y la inminente derrota de ISIS en Siria e Irak parecen indicar que el próximo conflicto a gran escala tiene en Afganistán el terreno propicio como para hacer irrupción en la región.
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