Cada año caen sobre la Tierra 4.000 toneladas de polvo cósmico.
Las personas los respiran, se mezclan con los residuos biológicos, caen sobre las casas y los automóviles. No obstante esa ubicuidad, para encontrar estos micrometeoritos llegados del espacio los geólogos solían rastrillar grandes extensiones desérticas como Atacama o la Antártida.
El músico noruego Jon Larsen demostró que eso era innecesario. En su libro In Search of Stardust (En busca del polvo de estrellas) cuenta —y, sobre todo, documenta con fotos nunca antes tomadas de estas partículas— su aventura de ocho años en playas y estacionamientos, caminos y techos, en cuatro países, donde halló micrometeoritos.
Encontró, en realidad, 600 libras (algo más de 270 kilos) de polvo, en el cual discriminó 500 fragmentos espaciales. Observaba en un microscopio cientos de miles de partículas hasta encontrar un micrometeorito. De ahí que el subtítulo de su libro sea Amazing Micrometeorites and Their Terrestrial Imposters: Micrometeoritos asombrosos y sus impostores terrestres.
Muchos científicos ni siquiera le devolvieron sus llamadas, pero Matthew Genge, del Imperial College London, aceptó examinar 48 partículas. Y le informó al músico del cuarteto de jazz Hot Club de Norvège que, en efecto, había encontrado polvo cósmico. Publicaron juntos un texto académico en la revista de la Asociación Nacional de Geología de los Estados Unidos, Geology: An urban collection of modern-day large micrometeorites (Una colección urbana de micrometeoritos grandes del presente).
Con la colaboración del mineralogista Jan Braly Kihly, Larsen programó una cámara Olympus, ya antes personalizada, para que sacara hasta 250 fotos de cada partícula magnificada hasta 3.000 veces. El dispositivo se movía unos micrones entre una toma y otra; la profundidad de campo de la imagen era de la milésima parte de un milímetro.
Luego la información se cargaba en un software que ensamblaba las partes y mostró finalmente lo que parecen piedras y se ven en el libro: remolinos metalizados, pirámides de cristal, manchas doradas en bolas de hierro.
Algunos micrometeoritos son, literalmente, polvo estelar: restos de estrellas que se desintegraron. Otros son el resultado del choque de asteroides. Y otros, de la vaporización de los cometas. Su forma final se define en dos momentos: cuando se derriten al precipitarse a través de la atmósfera de la Tierra y al solidificarse luego.
"Los micrometeoritos pertenecen a la materia más antigua que existe: son remanentes minerales de antes que se formasen los planetas. Incluso pueden contener polvo estelar más antiguo que el Sol, partículas que han viajado más que cualquier otra cosa de la Tierra. Apenas estamos comenzando a explorar estas piedras extraterrestres, y sin embargo están en todas partes a nuestro alrededor", escribió Larsen en la introducción a su libro.
En sus 150 páginas, In Search of Stardust ofrece las primeras imágenes en color y en alta resolución de los micrometeoritos: unas 1.500 fotos obtenidas con tecnología de microscopio. Y en el artículo para Geology, Larsen y Genge —y dos de sus estudiantes: Martin Suttle y Matthias Van Ginneken— ofrecen un análisis de 48 de esas motas cósmicas.
La idea de la investigación le llegó al músico, como un meteorito, del cielo: un día, mientras desayunaba al aire libre en Oslo, vio una piedra minúscula que caía sobre su mesa. Era metálica —el 80% de los meteoritos lo son—, brillante y áspera. Hizo lo que cualquiera con una mínima curiosidad hubiera hecho: "Googleó 'piedras brillantes que caen del cielo'", contó la revista Wired.
Cuando leyó que podría ser un micrometeorito, su antiguo amor por las piedras reverdeció. Larsen cursaba la escuela secundaria y pensaba dedicarse a la mineralogía cuando su cuarteto de cuerdas compuso un hit. Así su camino de desvió durante más de 40 años, hacia el jazz.
La música no lo hizo olvidar los minerales: "El arte y la ciencia son dos caras de la misma moneda", dijo a Wired. "No hay razón por la cual nos debamos privar de explorar las posibilidades interesantes de combinar temas distintos, como la música y la geología".
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