Había una larga fila de autos detenidos en la carretera. Aguardaban su turno para ser revisados en el puesto de control militar.
Entonces irrumpió desde el horizonte un vehículo que venía a toda velocidad. Se detuvo cuando ya no pudo seguir avanzando. Un grupo de soldados se acercó con dudas. Rápidamente comprobaron que en su interior había cuatro terroristas fuertemente armados. Era un coche bomba que estaba a punto de provocar una masacre.
Mientras los uniformados empezaron a huir de las inmediaciones del auto, el oficial que estaba al frente de uno de los tanques tomó una decisión heroica: avanzar y aplastar al auto para contener la explosión.
Luego de arrollarlo, se alejó. Hubo algunos segundos de incertidumbre en los que no pasó nada. Hasta que finalmente se produjo el impactante estallido, que se vio a varios kilómetros de distancia en la península del Sinaí.
El saldo fue de siete personas muertas, entre ellas dos niños. Sin embargo, según declaró un portavoz del Ejército egipcio, el gesto del soldado salvó a unas 50 personas.
La tensión viene en aumento desde hace varios meses en Sinaí. Egipto se enfrenta a diversos grupos armados radicales, entre los que se destaca la filial local del Estado Islámico. Los atentados son cada vez más frecuentes. En el más grave, a principios de julio, un coche bomba mató a una veintena de militares.
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