Se llama Lee Miller. Está desnuda y se enjabona dentro de una bañera. Detrás suyo, un retrato de Adolf Hitler. En la mesada, una pequeña escultura de una venus. David Scherman dispara la instantánea.
Lee era una mujer hermosa de Nueva York. Trabajó como modelo para Vogue hasta que se marchó a Europa, donde empezó a frecuentar el ambiente artístico. Allí coqueteó con Pablo Picasso, Charles Chaplin y Man Ray, quien le enseñó a sacar fotos. Lee descubrió que esa era su vocación y se marchó. Man Ray quedó obsesionado con esa mujer y colocó una foto de su ojo en cada metrónomo que fabricó durante los siguientes 40 años.
Ella se convirtió en fotógrafa de moda, se casó con un millonario egipcio y al tiempo se separó. Hacia el final de la segunda guerra logró incorporarse como fotógrafa de Vogue en la 45.ª División de Infantería del Séptimo Ejército de los Estados Unidos junto con Scherman, su pareja de entonces, fotógrafo de la revista Life.
Estuvieron en un hospital de campaña de Normandía y bajo fuego de las tropas nazis en St. Malo. Fotografiaron el campo de concentración de Dachau tras su liberación y luego pasearon por la cercana Munich. Hasta que llegaron a Prinzenregentplatz, 27, el edificio en el que Hitler vivió mientras crecía como líder del Partido Nacional Socialista alemán. No se sabe cómo, lograron ingresar al departamento del Führer, caminar por su interior, y sacarse fotos jugueteando con objetos triviales.
Llegó la hora de un baño reparador. Ella se desnuda y se mete en la tina. La escena se termina de configurar con la estatuilla y la foto del jerarca nazi. Al pie de la bañera, las botas tienen todavía la tierra del campo de concentración de Dachau que habían visitado horas antes. Schnerman dispara. Es el 30 de abril de 1945. Ese mismo día, en su búnker de Berlín, Hitler se disparaba un tiro en la sien para terminar con su vida.
La provocadora foto se publicó en Vogue con el epígrafe: "Me limpiaba de la suciedad de Dachau".
Más tarde, en una isla griega, Miller conoció a un poeta inglés con quien se casó y se fue a vivir a una granja de Sussex, en donde solían visitarla Picasso y Max Ernst, entre otros. Murió el 21 de julio de 1977. Aquella foto quedó en la historia.
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