Las imágenes satelitales que exponen el subdesarrollo de Corea del Norte

Por qué el país comunista quedó tan por detrás en el proceso de desarrollo del cual participan con éxito sus vecinos de la región

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Foto satelital de la península coreana tomada por la NASA el 24 de septiembre de 2012
Foto satelital de la península coreana tomada por la NASA el 24 de septiembre de 2012

Quizá no haya mejor imagen que esta foto satelital, tomada por la NASA, utilizando reflectografía infrarroja, para exponer el aislamiento de Corea del Norte con respecto al resto del mundo. Pese a que ocupa más de 75.000 kilómetros cuadrados de territorio, éste es casi invisible para quien lo mira desde el espacio.

Por lo menos comparado con sus vecinos de la región, que incluyen a Rusia (al norte), a Japón (al sureste), a China (al oeste) y a Corea del Sur, el país comunista parece un agujero negro casi indistinguible del océano que lo circunda. No se aprecia luz alguna.

Foto satelital tomada desde el International Space Station en 2012
Foto satelital tomada desde el International Space Station en 2012

Si nos acercamos a la Tierra y observamos la península coreana en esta segunda imagen tomada desde la Estación Espacial Internacional con la utilización del Nightpod de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), una cámara motorizada que compensa los movimientos a bordo de la ESA, apenas podremos vislumbrar una mínima iluminación que se emite desde Pyongyang, la capital del país.

Seúl, la capital de Corea del Sur, a tan sólo 55 kilómetros de la frontera, parece un verdadero sol comparado con su vecino del Norte, que ha cerrado sus puertas al mundo exterior y hoy carece de la energía necesaria hasta para ser considerado un país subdesarrollado.

Contraste entre Pyongyang (izquierda) y Seúl (derecha) por la noche
Contraste entre Pyongyang (izquierda) y Seúl (derecha) por la noche

Como precisa Barbara Demick, una periodista estadounidense con una larga trayectoria de cobertura de Corea del Norte para Los Angeles Times, en su segundo libro, Nothing to Envy: Ordinary Lives in North Korea (Nada que envidiar: vidas ordinarias en Corea del Norte), a este país no se lo puede comprender dentro de las categorías lingüísticas que utilizamos en el resto del mundo para referimos al concepto del desarrollo:

Corea del Norte no es un país no desarrollado; es un país que ha quedado fuera del mundo desarrollado

Algunos norcoreanos mayores recuerdan alguna época previa a la Guerra de Corea, que transcurrió de 1950 a 1953, cuando disfrutaban de más electricidad y comida que sus vecinos, al sur del paralelo 38, una línea divisoria de la península coreana seleccionada sin contemplaciones por los Estados Unidos y la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial que plasmó cuál sería la esfera de influencia de ambos países ideológicamente opuestos.

Barbara Demick, periodista y autora del reconocido libro ‘Nothing to Envy’
Barbara Demick, periodista y autora del reconocido libro ‘Nothing to Envy’

Aunque Corea del Norte logró impulsar algunos proyectos de inversión energética subsidiados por su aliado comunista luego de la guerra, su frágil e ineficiente economía se desplomó tras la caída de la Unión Soviética a principios de la década del noventa. Por entonces, los Estados Unidos ofrecieron financiar las necesidades energéticas del Gobierno de Kim Il-sung (padre de Kim Jong-il) a cambio de que éste abandone su programa de armas nucleares. Pero el acuerdo se desmoronó cuando la Administración de Bush (padre) acusó a los norcoreanos de incumplir sus promesas. Hoy, el régimen de Kim Jong-un aún culpa el atraso de la industria energética de su país apuntando a las sanciones impuestas por los Estados Unidos.

De este modo, como la opinión del régimen es la opinión de todos en Corea del Norte, el resentimiento hacia los Estados Unidos es una sensación que comparte el resto de la sociedad: "No tenemos cultura sin electricidad", le reprochó un guardia de seguridad a Demick con tono acusador durante una de sus visitas al país.

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