Creció literalmente en una familia de mafiosos. Su padre es Salvatore "El Tío" Pititto, uno de los máximos capos de la 'Ndrangheta, la mafia calabresa. Su madre, Maria Antonia Messiano, un hermano de 21 años y un primo llamado Pasquale habían sido arrestados en enero junto a Salvatore por traficar cocaína desde Sudamérica.
Alex Pititto, de 15 años, quedó solo. En realidad, al cuidado de otros miembros del clan narcocriminal. Como muchos otros jóvenes hijos de mafiosos, estaba cada vez más descontrolado.
Francesco Prestia, de la misma edad, era su mejor amigo. Pero cometió el error de ponerle "Me gusta" a una foto publicada por la novia de Pititto en Facebook. Poco importa la amistad en un mundo en el que la vida no vale nada y el valor supremo es imponer miedo y respeto.
Pititto citó a Prestia en un campo ubicado en el municipio de Mileto, en la provincia de Vibo Valentia, en Reggio Calabria. Le dijo que quería hablar con él. La víctima jamás sospechó de las intenciones de su amigo, que lo recibió con tres balazos. Murió en el acto.
El fenómeno de los babycapos, como se conoce a los hijos de los jefes mafiosos que ganan cada vez más poder ante los arrestos de sus padres, despierta una preocupación creciente en las autoridades italianas. Son mucho más violentos y parecen tener menos límites.
Una de las personas que vienen trabajando intensamente sobre esta problemática es el juez Roberto Di Bella, que preside los tribunales de menores de Reggio Calabria. A través de un novedoso programa, se ha dedicado a separar a unos 40 menores de entre 12 y 16 años de las familias de la poderosa 'Ndrangheta.
El proceso no es sencillo. Comienza con la mudanza del menor a una región italiana alejada de su casa. En la cuarta parte de los casos, la madre quiere cortar los vínculos con la mafia y se va con el menor. El resto llega a un hogar sustituto, donde una familia entrenada en accionar antimafia trata de crear las condiciones para que tenga una infancia o una adolescencia normal. Lo ayudan psicólogos y trabajadores sociales, que se ocupan constantemente, y cuando cumple la mayoría de edad puede elegir si regresa a Calabria o no.
El resultado del experimento judicial que apunta a romper el círculo generacional de la mafia es "extremadamente satisfactorio", según evaluó Di Bella ante The New York Times. Sólo uno de los adolescentes que completaron los tres años del programa cometió un delito, y no se trató de uno vinculado con las actividades mafiosas.
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