En el reciente plenario del Congreso Judío Mundial (WJC, por sus siglas en inglés), el actual secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, evidenció lo que para muchos de los presentes se trató de un "cambio de época" en la relación entre el organismo, el Estado de Israel y la comunidad judía global luego de una década marcada por los desencuentros.
En su visita a la sede en Nueva York, Guterres emitió un contundente mensaje en el cual relató las diferentes persecuciones a las que el pueblo judío fue sometido desde tiempos del Imperio Romano y la era cristiana, y manifestó que en la actualidad había otras formas de antisemitismo, expresadas en la negación del Estado de Israel, en una evidente expansión de xenofobia y en las diferentes manifestaciones populistas en todo el mundo.
"La forma moderna de antisemitismo es la negación de la existencia del Estado de Israel", dijo Guterres durante la cumbre, y añadió que el país tiene el mismo derecho que el resto de las naciones del mundo a "defenderse" y a "vivir en paz con sus vecinos". Las palabras del secretario general de la ONU fueron escuchadas con gran atención por los más de 600 delegados de 90 países del WJC y generaron una "saludable" sorpresa en algunos de los presentes, acostumbrados a otro trato por parte del organismo durante los últimos años.
"Su política es renovadora", se repetía entre los delegados, a quienes Guterres les ratificó la postura que la nueva conducción del organismo internacional pretenderá ejercer bajo su gestión. Consultado acerca de las 20 resoluciones que se emitieron contra Israel en los últimos tiempos versus las esporádicas que recayeron sobre regímenes como los de Siria, Irán y Venezuela, la promesa que los miembros de la comunidad se llevaron de parte del diplomático fue que se tratará a Israel "como uno más" de los países que componen la institución.
Durante su mensaje, Guterres señaló: "Seré muy claro: como secretario general de las Naciones Unidas considero que el Estado de Israel necesita ser tratado como cualquier otro Estado. Con exactamente los mismos derechos y las mismas obligaciones", indicó el ex primer ministro de Portugal entre 1995 y 2002. Y añadió: "Es claro que hay dos cosas completamente diferentes. Una es el absoluto derecho de Israel a existir y a vivir en paz y seguridad con sus vecinos. La otra es mi opinión sobre alguna decisión del gobierno de Israel o de cualquier gobierno alrededor del mundo".
El mensaje del actual secretario general de la ONU es un fuerte contraste respecto a lo que la comunidad judía mundial vivió durante los 10 años de mandato de Ban Ki-Moon. Durante esa década el lobby árabe-musulmán tuvo un fuerte protagonismo en el organismo con diversas resoluciones. Más de 220 fueron condenatorias contra Israel, mientras que países donde los derechos humanos son violados a diario, como Corea del Norte, Siria e Irán, recibieron tan solo 15, 14 y 8 condenas, respectivamente, en toda una década. El último de los bochornos fue el que en octubre pasado despertó el reproche de Tel Aviv. Fue cuando la Unesco borró al Muro de los Lamentos en Jerusalén de la tradición judía. La nueva conducción promete ir en un sentido más equilibrado.
LEA MÁS: