El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, realizó el domingo una muy teatral y simbólica entrada al patio del Museo del Louvre, donde sus seguidores aguardaban desde temprano los resultados de la segunda vuelta electoral en la que se impuso sobre Marine Le Pen y el discurso de victoria de su líder.
Cerca de la medianoche, y horas después de conocerse su triunfo y de haber dado un medido discurso dirigido a toda la nación, Macron arribó al museo y comenzó una larga caminata en completa soledad hacia el escenario montado junto a la mítica pirámide de metal vidrio.
Las cámaras de la televisión captaron desde varios ángulos esta marcha, y paso a paso se escuchaban los primeros compases del último movimiento de la "9° sinfonía" del compositor alemán Ludwig van Beethoven, popularmente conocidos como la "Oda a la alegría".
Pero no se trató de una muestra de sofisticación francesa o del valor de la cultura europea, sino de un mensaje político muy claro: un fragmento de esta pieza fue adoptado por primera vez en 1972 como el himno de lo que se convertiría en la Unión Europea (UE).
Las polarizadas elecciones en Francia se definieron en segunda vuelta entre una candidata nacionalista que sugirió en varias opotunidades sacar a su país de la UE y del euro, Marine Le Pen, y un joven político liberal comprometido con la integración europea, el victorioso Macron.
Se trató de la tercera elección importante en la que la extrema derecha aislacionista y euroescéptica llegó muy cerca de desintegrar un poco más a la UE tras el proceso de salida del Reino Unido iniciado en 2016.
Primero fue Austria, que en 2016 votó en contra del candidato de ultra derecha Norbert Hofer en segunda vuelta, y luego fue en las elecciones legislativas en Holanda en marzo, con la derrota del aliado de Le Pen, Geert Wilders.
LEA MÁS: