Activistas, periodistas o líderes políticos que no siguen los lineamientos de la "progresista" monarquía de Marruecos corren el riesgo de ser acusados por homosexualidad o adulterio, en procesos que, en algunas ocasiones, tienen serias irregularidades en las investigaciones. Las leyes, en casos menos resonantes, muestran también una profunda desigualdad social y de género.
En las últimas semanas los ojos del país estuvieron puestos en el caso de la exitosa empresaria Hind el Achchabi, acusada de tener un hijo extramatrimonial, aunque ella asegura que su relación comenzó luego de divorciarse. Conocida como "madame bandida" por la prensa que la condenaba antes que los juzgados, fue sentenciada a dos años de cárcel.
También fue escandaloso fue el caso de Hicham Mansouri, activista de la prensa de investigación que fue detenido, según su testimonio, cuando una mañana de 2015 una amiga lo visitó en su casa y policías irrumpieron en el lugar, obligándolos a sacarse la ropa y tomaron fotografías de la escena. Fue condenado a 10 meses de prisión.
En Marruecos, los artículos 489, 490 y 491 castigan la homosexualidad (tres años), el adulterio (un año) y las denuncias de infidelidad por parte de un cónyuge (dos años).
"No podemos asegurar que se trate de persecución política, pero se parece mucho a ella", señaló Ahmed Benchemsi, director de comunicaciones de Human Rights Watch en su divisón de Medio Oriente y el norte de África, en entrevista con Infobae.
Benchemsi, periodista marroquí ganador de premios internacionales, repasó hasta cinco casos en los que estas leyes han sido utilizadas en un marco represivo, ya sea contra activistas o líderes políticos, incluso en época de elecciones. Los métodos varían, pero suelen contar con el apoyo de las fuerzas policiales, ya sea para realizar procedimientos irregulares o hasta para sembrar pruebas del delito.
En agosto pasado, a dos meses de las elecciones legislativas, dos vicepresidentes del Movimiento de Unicidad y Reforma en una playa acusados del delito de "flagrante adulterio", por encontrarse solos en un coche.
Sus defensa respondió que eran "víctimas de una emboscada tendida durante semanas para marcar una victoria sobre dos dirigentes islamistas" y destacó que la policía no suele patrullar la zona, por lo que tendría cierta intencionalidad. Las autoridades respondieron que estaban investigando un caso de narcotráfico y casualmente encontraron a la pareja.
Human Rights Watch subrayó que la policía, en estos operativos, infringe la propia ley marroquí que establece que las persecuciones por adulterio se inician por una denuncia del cónyuge que se considera traicionado. Sin embargo, en estos casos los agentes contactaron a la parte "afectada" a posteriori.
Estas leyes no tienen, virtualmente, ninguna oposición en el Parlamento. "Solo las asociaciones civiles y los grupos de Derechos Humanos se manifiestan contra estas leyes. De 395 congresistas, apenas dos han manifestado su rechazo al código penal", lamentó Benchemsi.
El profesor Anthony Tirado Chase, investigador de la Universidad Occidental de California, destacó los matices del supuesto progresismo de la scoiedad marroquí, percibida como alejada del extremo conservadurismo de otros países de la región. "La gente suele tomar la estabilidad como un signo de avance de los Derecho Humanos, y en cierto sentido es verdad. Pero la monarquía marroquí pretende mostrarse como moderna y es extremadamente represiva", indicó a Infobae.
El docente, especializado en Derechos Humanos en Medio Oriente y el mundo musulmán, señaló que hay una importante y creciente violación al derecho a la privacidad, persiguiendo supuestos "desvíos sociales", y estas instrusiones pueden ir de la mano con la política.
Sin embargo, no solo en casos de alto perfil se manifiestan las irregularidades. Según denunció la red marroquí Anaruz contra la violencia machista, muchos hombres recurren al concubinato con una segunda mujer, con la que tienen un hijo, y con el argumento de no dejar a este hijo en la ilegalidad, acuden al juez, que en casi todos los casos legalizan el segundo matrimonio. Ante la queja de la primera esposa, el magistrado les ofrece la posibilidad de divorciarse, pero la compensación por la separación es tan escasa que la mayoría acaba aceptando la humillación de compartir a su marido con una segunda mujer, casi siempre mucho más joven.
Para graficar el dramatismo de la desigualdad de género, la organización presentó el caso de Rabea, una anciana que tras estar casada 40 años, de haber construido "con mis propias manos y mi propia espalda" la casa de la familia, un día su esposo decidió casarse con otra mujer y la expulsó, junto al hijo que tenían en común. Rabea no pudo reclamar ningún bien y estaba viviendo en la calle.
"En muchas formas, el mundo árabe tiene una larga tradición de sexualidad en el sentido de aceptar lo que es privado. Se tolera como una parte de la identidad. Pero en un ámbito más público, la discriminación es muy alta", explicó Chase. "La represión ha crecido contra los homosexuales. Los países de la región se llevaron la lección de la Primavera Árabe que un poco de libertad es peligrosa, porque abre las puertas a un deseo de cambio en la juventud", agregó.
En ese sentido, Benchemsi destacó que no le gusta comparar la situación de un estado con otro: "Marruecos suele salirse con la suya por las crisis que viven otros países cercanos. Pero la monarquía tiene presos políticos. ¿Quieren que los aplaudamos por no tirar gas a sus ciudadanos? Eso no es motivo para estar orgulloso".
LEA MÁS: