Según estadísticas recopiladas por el Instituto Igarapé, radicado en Río de Janeiro, 43 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo están en América Latina.
La agencia está formada un comité de expertos que se encarga de investigar problemas globales de seguridad y desarrollo, especialmente aquellos relacionados con la política mundial y nacional de drogas, la prevención y reducción de la violencia, y la cooperación y asistencia internacional.
Su lista no es definitiva, ya que excluye ciudades en zonas de guerra y aquellas que no publican datos oficiales. Caracas, por ejemplo, que la ONG mexicana CCSP-JP colocó en la cima de su lista, con alrededor de 120 homicidios por cada 100.000 personas luego de contar cuerpos en la morgue de la ciudad entre enero y agosto, no ha publicado estadísticas de crimen desde 2009. Por eso, el Instituto Igarapé, que únicamente utiliza fuentes primarias en sus estudios, no considera a Venezuela y a otros países en su investigación.
El Salvador encabezó su lista en 2015 y 2016 con su capital, San Salvador, al tener la tasa de homicidios más alta del mundo. Sin embargo, con 137 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2016, la ciudad más peligrosa del mundo registró una leve mejora con respecto a los 190 de 2015. La tasa nacional de homicidios también bajó de 103 a 91 en el mismo plazo.
San Pedro Sula, en Honduras, que por años fue considerada la ciudad más asesina del mundo, ahora ocupa el tercer lugar en la lista.
Esta baja de la tasa de asesinatos en los países más violentos del mundo en los últimos años, que se deben a medidas tomadas por las fuerzas de seguridad para combatir el crimen organizado, se contrasta con una suba del número de homicidios en algunos países vecinos, lo cual sugiere que las duras políticas gubernamentales empleadas en contra de la violencia no solucionan las causas subyacentes del crimen sino que las redistribuyen geográficamente.
En segundo lugar se encuentra Acapulco, un balneario en la costa del Pacífico en México que registró 108 homicidios por cada 100.000 personas el año pasado. La tasa de homicidios del país también subió de 14,1 a 17.
Con 56.212 de incidentes en 2015, más del 10% de los homicidios en el mundo ocurren en Brasil, que aporta la mitad de todas las ciudades del ranking. Un efecto similar al del Caribe ocurre en el país: mientras el número de asesinatos ha caído en las ciudades más grandes, ha aumentado en las más pequeñas. Una caída del 55% de homicidios en San Pablo desde 2014 se contrasta con un aumento del 20% en Marama y Viamão en tan solo un año.
Medellín, que por muchos años fue la ciudad más peligrosa del mundo por sus problemas con el narcotráfico, ya no ocupa un lugar en la lista, pero sí aparecen Cali y Palmira, otras dos ciudades colombianas.
Sólo dos países fuera de Latinoamérica figuran en el top 50: Sudáfrica y Estados Unidos, el único país rico de la lista. En 2016, Detroit y Nueva Orleans se unieron a la lista, que ya contaba desde el año pasado con la presencia de San Luis y Baltimore, todas con tasas diez veces más altas que la tasa nacional promedio de 4,9 homicidios por cada 100.000 personas.
Sudáfrica, el único país fuera de América en el ranking, sumó a Nelson Mandela Bay y a Buffalo City a la lista, dado que el gobierno comenzó a publicar más datos sobre la violencia. No obstante, Ciudad del Cabo continúa siendo la ciudad más peligrosa del país.
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