Una serie de telegramas publicados recientemente describen las operaciones de rescate en la tragedia del Titanic, en 1912, y revelan cómo los cuerpos de los pasajeros de tercera clase fueron lanzados al mar para hacer lugar a los de primera y segunda clase, según informó el Daily Mail.
La polémica decisión de priorizar a las familias más pudientes en su voluntad de dar sepultura a sus muertos debió tomarse por las reducidas instalaciones del CS Mackay-Bennett, el buque enviado a realizar tareas de rescate de cuerpos, y la escasez de provisiones necesarias para embalsamar los cadáveres hasta llegar a puerto.
La medida desnuda las condiciones sociales en 1912, con "una estructura de clases donde nadie hubiera dudado en darle prioridad a una persona acaudalada por sobre una pobre, viva o muerta", consideró Andrew Aldridge, un especialista en el Titanic consultado por el Daily Mail.
"Estamos viendo estos telegramas con la estructura social de 2017", pidió recordar.
La tripulación del CS Mackay-Bennett comenzó la recuperación de cadáveres el 20 de abril de 1912, cinco días después de que el transatlántico se hundiera tras chocar con un iceberg, lo que provocó la muerte de cerca de 1500 personas.
Pero la nave, un buque reparador de cables submarinos que fue enviado por la compañía dueña del Titanic, la White Star Line, no disponía del espacio necesario para hacer frente a la magnitud del desastre.
Por esa razón el capitán Frederick Larnder procedió a embalsamar y colocar en ataúdes los cuerpos que habían viajado en primera clase; a embalsamar y envolver en telas a los fallecidos de segunda clase; y a arrojar por la borda a los de tercera.
Este "entierro en el mar" fue también, por tradición, el destino de los cuerpos de los tripulantes del Titanic recuperados por el CS Mackay-Bennett.
Los telegramas entre el buque y sus empleadores en la White Star Line dan cuenta del problema de espacio, la solicitud de "enterrar en el mar" la mayor parte de los cuerpos y el pedido de la compañía de traer "la mayor cantidad posible" al puerto.
En total, el CS Mackay-Bennett encontró 328 cuerpos flotando en el lugar del desastre, de un total de cerca 1500 fallecidos.
La tripulación logró recuperar 306 de estos y 116 fueron lanzados al mar antes de emprender la vuelta en mayo al puerto de Halifax, cuando la operación de rescate concluyó.
Los telegramas se mantuvieron en secreto pero fueron encontrados por un empleado de la Cunard Line, la compañía naviera que se fusionó con la White Star Line en 1934.
"La colección muestra en detalle cuán difícil fue el proceso después del hundimiento. Revelan con candor el inmenso estrés que sufrieron todos los que participaron", dijo Haas, de 69 años, al Daily Mail.
"El Mackay-Bennett estaba encontrando cuerpos por docena, y el capitán decidió traer a bordo a los de primera y segunda clase y enterrar en el mar al resto. Aparentemente él pensó que esta era la mejor manera de manejar una situación abrumadora", concluyó.
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