Una corte española absolvió a la infanta Cristina de Borbón, hermana del rey de España, de acusaciones de colaborar en un fraude fiscal, mientras que su marido Iñaki Urdangarin fue condenado a seis años y tres meses de cárcel.
Tras cinco años de investigación y ocho meses después del inicio del juicio, la corte de Baleares consideró que la infanta Cristina no cometió los dos delitos de cooperación necesaria en fraude fiscal de los que se le acusaba, en un escándalo relacionado con las actividades de su marido que provocó que la Casa Real cortara relaciones con ella y su familia.
La infanta tendrá que pagar una multa de 265.000 euros en concepto de responsabilidad civil a título lucrativo, mientras que su esposo -además de ir a prisión- deberá abonar 512.000 euros.
En tanto, el tribunal determinó que Urdangarin, ex jugador olímpico de balonmano, sí cometió delitos de prevaricación, fraude contra la administración pública y Hacienda y tráfico de influencias. La fiscalía pedía 19 años de cárcel para el cuñado del rey.
La absolución de la infanta coincide con la línea de la fiscalía, que no presentó cargos contra ella. Fue la acusación particular de la organización Manos Limpias la que llevó por primera vez a un miembro de la familia real de España ante una corte de justicia.
A Urdangarin se lo acusaba de haber malversado, junto a un antiguo socio, millones de euros entre 2004 y 2006 a través de contratos públicos firmados entre el Instituto Nóos y los gobiernos regionales de Baleares y Valencia, dirigidos entonces por el Partido Popular del jefe de gobierno Mariano Rajoy.
Desde la Casa Real, que apartó a la infanta de los actos oficiales tras estallar el escándalo, un portavoz se limitó a expresar "el máximo respeto a la independencia del poder judicial".
La sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, pone fin a un largo culebrón iniciado a finales de 2011 que ha hecho tambalear a la monarquía española y acabó propiciando la abdicación de Juan Carlos, en junio de 2014.
En este tiempo, el matrimonio, antes considerado ejemplar y moderno, fue apartado de los actos oficiales de la Casa Real e incluso vio como el rey Felipe VI les retiró el título de duques de Palma en 2015.