Nueva Zelanda y Dinamarca son los países menos corruptos del mundo, según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016, que acaba de presentar Transparencia Internacional (TI). Obtuvieron 90 puntos sobre 100, que sería el nivel mínimo de corrupción que se puede tener. Completan las primeras posiciones del ranking Finlandia (89), Suecia (88), Suiza (86), Noruega (85), Singapur (84), Holanda (83), Canadá (82), y Alemania, Luxemburgo y el Reino Unido (81).
"Si bien ningún país está exento de corrupción, los países en el extremo superior comparten características de gobierno abierto, libertad de prensa, libertades civiles y sistemas judiciales independientes", sostiene el informe de TI.
Esta organización no gubernamental, que elabora el índice líder en materia de transparencia en la administración pública desde 1995, afirma que como la corrupción se da necesariamente de manera subrepticia no hay forma de medirla directamente. ¿Cómo calcular la cantidad de sobornos o de desvíos de fondos? En todo caso, se puede saber lo que se denuncia, pero eso es sólo una parte. Por eso el IPC se construye a partir de encuestas realizadas a personas que tienen acceso a información privilegiada o que deben lidiar habitualmente con funcionarios públicos, como empresarios y especialistas de distintos ámbitos.
Somalia, con sólo 10 puntos, es por décimo año consecutivo el país más corrupto del mundo entre los 176 incluidos. Lo siguen muy de cerca Sudán del Sur (11), Corea del Norte (12), Siria (13), Libia (14), Yemen (14), Sudán (14), Afganistán (15), Guinea-Bisáu (16), Venezuela (17) e Irak (17).
"Los casos de corrupción a gran escala —afirma el documento—, desde Petrobras y Odebrecht en Brasil hasta el ex presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, muestran cómo la colusión entre empresas y políticos arrebata a las economías nacionales miles de millones de dólares de ingresos que se desvían para beneficiar a unos pocos, a costa de la mayoría. Este tipo de corrupción a gran escala y sistémica redunda en violaciones de derechos humanos, frena el desarrollo sostenible y favorece la exclusión social".
Los que más posiciones retrocedieron en comparación con 2015 son Mauritania y Mozambique: 30 puestos. Después viene Trinidad y Tobago, con 29. Casi tan mal le fue a México, que cayó 28. Luego aparecen Tailandia (25), Macedonia y Yibuti (24), El Salvador (23), Lesoto, Madagascar y Gambia (22).
En cambio, el que más escaló fue Bielorrusia, que trepó 28 posiciones. Cerca quedaron Surinam (24), Timor Oriental (22) y Laos (16). La Argentina, que subió 12 puestos, fue el quinto que más creció. "La puntuación de la Argentina, que ha dejado atrás un gobierno populista, está comenzando a mostrar mejoras", sostiene TI en referencia a la salida del poder de Cristina Kirchner y la asunción de Mauricio Macri, en diciembre de 2015. De todos modos, sigue estando en una pobre ubicación: 95° a nivel global, y 8° en el plano latinoamericano.
La región no tiene ningún representante entre los primeros 20, y sólo hay tres entre los primeros 50: Uruguay (21°), Chile (24°) y Costa Rica (41°). Otros seis entran si se eleva la vara hasta los 100: Cuba (60°), Brasil (79°), Panamá (87°), Colombia (90°), El Salvador (95°) y la Argentina.
Brasil, que sumó dos puntos entre 2015 y 2016, es uno de los cinco de la región que mejoraron la nota. Los otros son la Argentina (4), Paraguay (3), Costa Rica (3) y Haití (3). "La puntuación de Brasil en el índice, por ejemplo, ha descendido significativamente en comparación con cinco años atrás, tras la revelación de sucesivos escándalos de corrupción en los que se vieron envueltos políticos y empresarios de primera línea. Sin embargo, el país ha demostrado este año que, mediante el trabajo independiente de los organismos encargados de la aplicación de la ley, es posible exigir que rindan cuentas personas que antes se consideraban intocables", dice TI.
El peor de América Latina sigue siendo Venezuela, que con apenas 17 puntos se ubica 166° sobre 176 a nivel mundial. Apenas mejor están Haití (159°), Nicaragua (145°), Guatemala (136°), Honduras (123°), México (123°) y Paraguay (123°). El de México es un caso preocupante, porque es el que más puntos bajó: 5. Pero también genera interrogantes el retroceso de los dos líderes regionales, Chile (4 puntos) y Uruguay (3).
Corrupción y populismo
"Las personas ya están cansadas de las promesas vacías de muchos políticos que aseveran que combatirán la corrupción, por lo que muchos optan por apoyar políticos populistas que aseguran que podrán cambiar el sistema y terminar con el ciclo de corrupción y prebendas. Sin embargo, lo más probable es que esto no haga más que agudizar el problema", alerta el informe.
El jurista peruano José Ugaz, presidente de TI, se mostró especialmente preocupado por el avance del populismo. "En países con líderes populistas o autocráticos —dijo—, a menudo vemos democracias que retroceden y un patrón alarmante de acciones tendientes a reprimir a la sociedad civil, limitar la libertad de prensa y debilitar la independencia del poder judicial. En vez de combatir el capitalismo clientelista, estos líderes, por lo general, instalan sistemas corruptos incluso peores".
"Solamente si existe libertad de expresión, transparencia en todos los procesos políticos e instituciones democráticas sólidas, la sociedad civil y los medios de comunicación podrán exigir que quienes están en el poder rindan cuentas por sus actos y será posible combatir con éxito la corrupción", concluyó Ugaz.
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