El ex policía Mijaíl Popkov, condenado en 2015 a cadena perpetua por el asesinato de 22 mujeres, reconoció desde prisión haber matado a otras 60 víctimas entre 1992 y 2007 en una pequeña ciudad de Siberia, lo que lo convertiría en el mayor asesino en serie de la historia moderna de Rusia y uno de los más mortales del mundo.
Las autoridades rusas ya han presentado cargos contra Popkov por 47 de los 60 asesinatos confesados en prisión, tras hallar y exhumar los cadáveres de las víctimas, según informó la prensa de la región siberiana de Irkutsk.
Los peritos dieron por probada la culpabilidad del asesino, que se denomina a sí mismo "El Purgador", al afirmar que sólo mataba a "mujeres de vida disipada". A su vez, la prensa lo caracterizó como "el hombro lobo de Siberia".
En el juicio celebrado en 2015 se demostró que este depredador –policía en activo hasta 1998– violó y mató al menos a 22 mujeres entre 1994 y 2000 en Angarsk, una localidad de poco más de 230.000 habitantes.
Durante aquel proceso, Popkov explicó que recorría de noche las calles de la ciudad en un vehículo –muchas veces el patrullero–, ofrecía a mujeres que se encontraba por el camino llevarlas a casa y luego sólo "castigaba" a aquellas que aceptaban tomarse una copa con él.
Sobre uno de los cinco asesinatos dobles que cometió, a dos amigas de 19 y 20 años a las que recogió cuando regresaban a su hogar después de un concierto, relató: "Empecé a sentir asco hacia las chicas por su comportamiento despreocupado y quise castigarlas". Luego, detalló cómo apuñaló repetidas veces en la cabeza a una de las jóvenes, y cómo persiguió y mató a la otra cuando intentaba huir.
Por si fuera poco, no manifestó ningún arrepentimiento y señaló que la responsabilidad era de las víctimas. "Fue su culpa. Andaban borrachas por la calle en lugar de estar en casa con sus maridos e hijos", llegó a decir Popkov acerca de las mujeres atacadas. Sin embargo, dos jóvenes que lograron sobrevivir a sus ataques desmintieron esa versión.
Popkov presumió ante sus compañeros de celda "haber matado a más gente que Andréi Chikatilo", considerado hasta ahora el mayor asesino en serie en la historia de Rusia y la Unión Soviética, con 53 homicidios demostrados por la Justicia.
Los cadáveres de casi todas las víctimas, con edades comprendidas entre los 17 y los 38 años, fueron encontrados desfigurados y con señales de violación en cementerios y zonas boscosas próximas a Angarsk, una ciudad industrial de Siberia Oriental.
Aunque al menos nueve mujeres fueron asesinadas con un hacha, Popkov, que en la actualidad tiene 49 años, llegó a utilizar todo tipo de objetos para quitarles la vida a sus víctimas, incluidos cuchillos, destornilladores, punzones, garrotas, bates de béisbol y tacos de billar, entre otros.
Años antes de que las autoridades dieran con el asesino en 2012, medios de comunicación que investigaban los crímenes revelaron que la mayoría de las mujeres asesinadas eran de estatura mediana (155-170 centímetros), corpulentas y habían bebido alcohol en el momento de su secuestro.
Las semejanza física de las víctimas y del modus operandi del asesino hizo pensar a la policía que se enfrentaban a un maníaco, pero no fue hasta hace cuatro años cuando los investigadores lograron dar con el monstruo, al que finalmente se identificó gracias a unas pruebas de ADN.
Un perfil psicológico filtrado a la prensa rusa mucho antes de que se encontrara al asesino acertó en muchos aspectos: la policía buscaba a un hombre de entre 30 y 35 años (en la época de los asesinatos), residente en Angarsk, que se llevaba a sus víctimas en un vehículo oficial y que podía trabajar en un cementerio.
Años después se supo que Popkov solía "salir de cacería" al volante de un todoterreno policial, al menos mientras seguía en la institución, de la que fue despedido en 1998, y que en su tiempo libre se ganaba un extra como enterrador, oficio que ya había ejercido de adolescente en el cementerio en el que también trabajaba su padre.
Aunque su mujer, su hija y sus amigos le definían como "un hombre pacífico, tranquilo y amable, que no haría daño ni a una mosca", la comisión médica que lo examinó cuando era policía en activo observó "aspectos psicopáticos" en su personalidad, pero inexplicablemente lo encontró apto para servir en las fuerzas de seguridad.
Al "Maníaco de Angarsk", como también lo apodó la prensa rusa, le gustaba cocinar, esquiar en compañía de su mujer y su hija y hacer bricolaje en casa, según los testimonios ofrecidos a la investigación por los amigos que frecuentaban la casa de los Popkov.
Si las autoridades confirman los 81 asesinatos, se ubicaría como uno de los asesinos en serie más mortíferos de la historia, por detrás de los colombianos Luis "la Bestia" Garavito, quien mató en los años 90 a al menos 138 niños, y Pedro "el Monstruo de los Andes" López, autor de al menos 110 homicidios en Colombia, Ecuador y Perú entre 1969 y 1980.
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