Es una búsqueda encarada por decenas de cazatesoros alrededor del mundo. Algunos creen que se trata de un mito, una leyenda alimentada a lo largo de los años. Otros que efectivamente está escondido y que existe, aunque nadie se pone de acuerdo sobre el lugar exacto donde estaría uno de los botines más manchados de sangre de la historia: el oro nazi de Adolf Hitler.
El tesoro está calculado en 100 millones de libras de oro y que supuestamente fue extraviado por los genocidas durante la Segunda Guerra Mundial. La última teoría de la que se tenía conocimiento era la relacionada con un tren escondido en un túnel secreto de Polonia. Pero las pruebas hasta el momento encontradas en el supuesto refugio no son contundentes. Nada fue encontrado allí.
Fue por eso que en las últimas semanas salió a flote otra hipótesis. Es la que afirmó el buzo británico Phil Sayers. Este hombre dice saber dónde se encuentra, aunque su acceso es complicado. Según su explicación se halla en el Wilhelm Gustloff, el llamado "Titanic nazi" que fuera hundido por un submarino soviético. A bordo iban refugiados del régimen y militares del Tercer Reich.
El acceso al Wilhelm Gustloff es complicado. Está en las gélidas aguas del Mar Báltico a 450 metros de profundidad. Sayers señaló que la confesión se la hizo un sobreviviente del naufragio que en el momento del ataque era controlador de radio. Su nombre -siempre de acuerdo con este excéntrico buzo- es Rudi Lange. "Sabemos de primera mano que un montón de camiones aparecieron repentinamente y transfirieron un cargamento de alta seguridad al buque. Lange vio todo", aseguró el británico en diálogo con el diario estadounidense Daily Star.
Sayers reveló además que en 1988 descendió hasta donde descansan los restos del navío alemán y que al observar los destrozos que habían provocado los torpedos soviéticos pudo ver las supuestas cajas secretas. La habitación en la cual se encontraban esas cajas estaban protegidas por rejas. ¿Era para evitar algún robo durante el viaje? Eso es lo que sugiere este cazador de tesoros.
El Wilhelm Gustloff era un buque imponente. Fue botado en 1937, tenía 208 metros de eslora y 23 de manga. En principio fue utilizado para viajes de placer y como crucero de lujo, pero a partir de 1939, cuando Alemania comenzaba a jaquear al mundo y a cometer uno de los máximos genocidios de la historia, sus funciones cambiaron. Al entrar en guerra con Polonia fue pintado totalmente de blanco, con una franja verde que lo recorría de punta a punta y usado como barco hospital.
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