Elecciones para la Duma en Rusia: todos juegan para Vladimir Putin

Se eligen los 450 escaños de la cámara baja del Parlamento. En el amplio espectro político, que va de los comunistas nostálgicos a la derecha dura, nadie parece desafiar el poder del presidente ruso

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Rusia acude este domingo a las urnas para renovar su parlamento, la Duma, en un momento de innegable crisis económica que pondría en apuros al partido gobernante en cualquier país del mundo, pero no aquí. Es que el partido que lleva el timón del enorme buque ruso es "Rusia Unida", el partido de Vladimir Putin, cuya popularidad, bien sustentada por los medios de comunicación estatales, basta y sobra para que los rusos perdonen la subida de precios, el hundimiento de su divisa (el rublo), el aislamiento internacional tras la anexión de la península de Crimea, la carestía de alimenticios extranjeros por las contra-sanciones impuesta por Moscú a occidente, los abusos contra las minorías políticas o las leyes represivas contra todo aquello que critique la línea ultraconservadora en lo político y neoliberal en lo económico que marca el Kremlin.

Los partidos que comparten escaños en la Duma y que se supone que ejercen de oposición son, para el politólogo moscovita Nikolay Petrov, pura comparsa. "La Duma es como un restaurante, si eres un anciano y necesitas comida blandita, tienes a los comunistas, si te gusta la carne poco hecha, con sangre, puedes elegir LDPR, si te gusta el menú europeo, tienes a Rusia Justa, pero al final todos los ingresos van al patrón, que es Rusia Unida (El partido de Putin)".

Nikolay Petrov hace referencia a algo que los partidos de oposición extraparlamentaria en Rusia vienen denunciando desde hace más de una década: que los partidos que componen la Duma sólo sirven para dar una pátina democrática al sistema ruso, pero que, realmente, nunca ejercen de oposición real y se limitan a aprobar como un rodillo las leyes dictadas por el Presidente.

El edificio de la duma, el parlamento ruso, en el centro de Moscú (iStock)
El edificio de la duma, el parlamento ruso, en el centro de Moscú (iStock)

Los partidos extraparlamentarios

De estos partidos extraparlamentarios, hay dos que tienen ligeras posibilidades de lograr colar un diputado por Moscú. Los dos son partidos liberales y pro-europeos PARNAS y Yábloco, pero que, por odios y rencores personales entre sus dirigentes, no han sabido, o no han querido, presentar una candidatura conjunta.

Grigory Yavlinsky es el fundador y cabeza visible de Yábloco, veterano en la política liberal rusa, y hace campaña sobre todo en Moscú y San Petersburgo, sabedor de que en las provincias su mensaje, asociado a las reformas de los años 90, genera mucho rechazo.

Grigory Yavlinsky, en un encuentro con sus miilitantes
Grigory Yavlinsky, en un encuentro con sus miilitantes

Misma situación para PARNAS, partido también liberal, pero con dos ejes mucho más marcados. La lucha contra la corrupción y un rechazo al patriotismo exacerbado promulgado por el partido de Putin y aplaudido por el resto de fuerzas políticas de la Duma.

El líder de PARNAS, Mijail Kasiánov, es un viejo conocido de los pasillos del poder, fue el presidente del gobierno ruso desde mayo de 2000 hasta febrero de 2004, y por su su capacidad comunicativa y su perfil de político conocido y respetado, genera más temor en las esferas de poder que cualquier otro político opositor parlamentario o extraparlamentario.

Mijail Kasianov, líder de PARNAS, el más constante denunciante de la corrupción del gobierno de  Putin.
Mijail Kasianov, líder de PARNAS, el más constante denunciante de la corrupción del gobierno de  Putin.

De hecho, el siempre controvertido presidente checheno Ramzán Kadirov, el más putinista de toda Rusia, llegó a amenazarle de muerte a través de su cuenta de Instagram.

PARNAS cuenta además con el apoyo de una figura clave del último lustro en Rusia, el bloguero Alekséi Navalny, conocido por ser la chinche en los zapatos de todos aquellos miembros de Rusia Unida señalados por corrupción. De su esfera era también el asesinado Boris Nemtsov, tiroteado frente a los muros del Kremlin por un grupo de chechenos, y cuya autoría intelectual apunta, según sus compañeros de PARNAS, de nuevo, a Kadirov.

Acto de PARNAS
Acto de PARNAS

Los partidos de "toda la vida"

De los partidos "tradicionales" quizás quien más posibilidades tenga de aumentar en escaños sea LDPR, un caso digno de análisis. El Partido Liberal Demócrata de Rusia, ni es liberal, ni es demócrata, todo lo contrario, es la esencia de la derecha reaccionaria más agresiva.

Su controvertido líder, Vladímir Zhirinovski, de 70 años, exigió a sus seguidores tener sexo sólo una vez por trimestre, ha mandado a más de una periodista "a fregar" a su casa, y ha llamado lesbiana en público a mujeres que no encajaban en su perfil de feminidad. En los medios rusos se le compara con Donal Trump, algo que Zirinovsky acepta con agrado.

Su actual campaña electoral pugna por recuperar las fronteras que en su día tuvo la Unión Soviética (sin explicar cómo Moldavia, Ucrania, Uzbekistán, Georgia, entre otros, se van a prestar a ello).

Acto de de LDPR, el partido de la derecha más reaccionaria.
Acto de de LDPR, el partido de la derecha más reaccionaria.

Durante esta campaña, en una visita a una fábrica de pan, Zhirinovski, matizó sus palabras ante este corresponsal: "Hemos de recuperar soberanía en aquellos territorios donde hay ciudadanos rusos, no puede ser que en los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) los nuestros no tengan derecho a tener pasaporte".

Los comunistas por su parte, se arriesgan a darse un buen golpazo estas elecciones. Al hacerse en septiembre, con miles de ancianos en sus casas de campo, su banco de votos parece mermado. De hecho, el PKFR piensa que la fecha fue elegida expresamente por este motivo.

Y es que los comunistas rusos centran su tiro en su electorado habitual, ancianos nostálgicos de la URSS. Son pensionistas los que acuden a los mítines de Guennadi Ziugánov, 72 años, con sus banderas rojas, sus retratos de Stalin y sus insignias soviéticas en el pecho. Es raro ver en estos mítines gente por debajo de 60 años.

El PKFR ha desempolvado los bustos de Stalin y los luce ya sin rubor. También a la imagen de Lenin y Marx vuelve a sus mítines, y en los carteles electorales los viejos iconos del socialismo del siglo XX lucen jóvenes, portando teléfonos inteligentes y vestidos de manera actual, en un intento de atraer al electorado más joven.

Gennady Zyuganov, el líder del Partido Comunista, al llegar a un acto del PKFR
Gennady Zyuganov, el líder del Partido Comunista, al llegar a un acto del PKFR
Los comunistas han desempolvados las viajes banderas e íconos de la URSS
Los comunistas han desempolvados las viajes banderas e íconos de la URSS

Guennadi Ziugánov pega, eso sí, donde duele: sanidad y educación, que, cómo todos los aspectos sociales de Rusia, han quedado en semi abandono. "En la URSS, nuestras escuelas eran las mejores, nuestros hospitales gratuitos y competentes y ahora, si no tienes dinero, nadie te atiende". Y en este punto Ziugánov tiene razón: la sanidad pública rusa es un desastre.

Son los Socialdemócratas de Rusia Justa los que parecen que peor rédito puedan sacar de los tiempos de nacionalismo exacerbado ruso. Aun así, se agarran a las encuestas que marcan un retroceso del partido de Putin, aunque no aclaran a favor de quién.

Su líder, un venido a menos Serguéi Mirónov, aseguró que para el partido de Putin "la tendencia a la baja es irreversible. La cuestión es si les alcanzará para los próximos cinco años. La gente está descontenta con la situación económica. Culpa al Gobierno de Dmitri Medvédev y a Rusia Unida".

Criticas al gobierno pero no a Putin

Las críticas de los partidos parlamentarios en la Duma y en la calle no van dirigidas hacia Putin, que goza de un nivel de popularidad estratosférico de más del 80%, sino a su partido Rusia Unida y concretamente a sus representantes regionales y al rimer ministro Dmitri Medvédev, que durante los últimos meses ha tenido meteduras de pata de calado, como cuando recomendó a un profesor de escuela que se busque en segundo trabajo para llegar a fin de mes, o cuando despachó a una anciana que se quejaba por su mísera pensión con "no tenemos dinero, que tenga buena tarde".

Putin controla ahora 238 de los 450 diputados en la Duma, y lo que sí parece claro es que podría perder influencia en la cámara. Según el instituto de opinión ruso Levada, la intención de voto a Rusia Unida es en torno al 40%, la mitad de lo que llegó a tener tras la anexión de la península de Crimea.

Aun así, la caída podría ser "suave", y la irrupción de nuevos partidos realmente democráticos no parece ni asegurada ni vinculante. Según el sociólogo Denis Volkov,
"los nuevos son desconocidos para la mayor parte del electorado".

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