Dos años después de la "Revolución de los Paraguas" en Hong Kong, Joshua Wong – su líder principal – sigue causando dolores de cabeza al gobierno chino. Lejos de rendirse o de volver a ser un "adolescente común", Wong formó su propio partido, Demosisto, su herramienta de cara a las elecciones parlamentarias de este domingo y a las elecciones cruciales a Jefe Ejecutivo de Hong Kong en 2017.
Más allá de las acusaciones sobre la supuesta financiación desde los Estados Unidos, Wong enfrenta otras que tienen que ver con su edad, sus actividad académica y hasta su corte de pelo. Hace unos días, lo condenaron a 80 horas de trabajos comunitarios por "asamblea ilegal" en 2014. Infobae visitó a Wong en la oficina de Demosisto, escondida entre los edificios industriales del barrio Kwun Tong.
"Ven aquí, que Joshua ya te está esperando", invita un joven estudiante y abre la puerta de un cuartito donde caben no más de cinco personas. Joshua me saluda sin mover los ojos de su Mac. Son las once de la mañana, pero su día arrancó cinco horas antes, cuando repartía los folletos de Demosisto en las calles y en la entrada al subterráneo. A las diez volvió a la oficina y ya estaba preparando la reunión diaria para los miembros del partido. A las tres se sentará a escribir una nota y a las seis vendrá otra periodista para entrevistarlo. Después de terminar con algunas cuestiones organizacionales, podrá volver a su casa a las nueve de la de la noche o se quedará a dormir en la oficina para ahorrar tiempo y dinero.
Ya pasaron casi dos años desde que Wong se convirtió en una leyenda mundial. Tenía 17 años cuando organizó las protestas estudiantiles que sacudieron a Hong Kong e incomodaron al partido comunista de la República China. Inmediatamente se consagró líder de la "Revolución de los Paraguas" y llegó a las portadas de todos los diarios del mundo como una de las personas más influyentes del año.
Más allá de su trabajo diario en Demosisto, Wong está forzado a defenderse de la persecución política: hace unas semanas, el gobierno chino publicó un video donde acusó al adolescente de recibir dinero del gobierno estadounidense. "No me escandalizo con este video que es claramente una mentira", se defiende Wong. "Cada persona con la postura pro-democracia en Hong Kong tiene la misma 'culpa'", agrega y aclara que Demosisto existe gracias a donaciones.
Wong se refiere a la famosa cantante local Denise Ho, cuyo recital fue suspendido por la marca Lancome luego de sus declaraciones públicas a favor de la democracia. La decisión de Lancome indignó a los residentes de Hong Kong y terminó causando un boicot y el siguiente cierre de las principales tiendas en la ciudad.
El nuevo activismo político entre los adolescentes de la ciudad, donde un 90% de personas caminan apegadas a sus celulares en la calle, sorprende a muchos, menos a Wong. "Los jóvenes están más motivados que nunca", dice el líder de Demosisto. Según el estudio realizado por la Universidad China de Hong Kong en julio, casi un 40% de los jóvenes entrevistados entre 15 y 24 años están a favor de la independencia, más que el doble de la cifra promedio. "Los jóvenes están hartos de la incapacidad de los adultos para defender sus derechos", explica Wong, que ya convocó a sumarse a más de 200 miembros activos en Demosisto. Los encuentra donde ellos pasan la mayoría de su tiempo: las redes sociales. "Facebook ya es una herramienta del pasado; ahora le estamos prestando más atención a Snapchat e Instagram", comparte su estrategia Wong.
Facebook ya es una herramienta del pasado; ahora le estamos prestando más atención a Snapchat e Instagram
Wong no es el único líder adolescente en la región. Los jóvenes decepcionados por la situación política salen a las calles en Japón, Tailandia, Filipinas, Singapur y otros países asiáticos. La gran mayoría de ellos no han cumplido 20 años. No buscan fama ni ser próceres, pero sí quieren que los escuchen y se preocupen por el futuro de sus países. "Estamos muy conectados y tenemos mucho en común", afirma Wong y dice que no tiene a ningún ejemplo a seguir entre los personajes históricos, porque "no es necesario". Se ve como un joven más que quiere un futuro mejor para Hong Kong, cuya condición especial de "un país, dos sistemas" se vence en 2047.
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La agenda de Wong está muy apretada estos días. Se vienen las elecciones al parlamento en septiembre, donde Nathan Law – su compañero condenado a 120 horas de trabajos comunitarios por "incitar a otros a sumarse" – representará a Demosisto. De alguna manera, Law tuvo más suerte que otros seis candidatos, vetados por su postura pro independencia.
Ser vetado o encarcelado por unas semanas o meses no es lo peor que podría pasarles a los líderes de Demosisto. La historia de los cinco vendedores de libros hongkoneses desaparecidos de la noche a la mañana estremeció el año pasado a la población. Todos estaban vinculados a publicaciones de libros críticos al régimen chino. Los encontraron ocho meses más tarde en un lugar obvio – la China continental – donde los cinco fueron obligados a hacer una confesión televisada. "Yo puedo ser el próximo", admite Wong, aunque insiste que Hong Kong todavía es un lugar seguro y que no hay que tenerle miedo a nadie. "Entiendo que hay que pagar el precio por la postura que tengo acerca del futuro del país, pero seguiré impulsando la democracia", subraya Wong.