Figuras políticas, empresarios, medios de comunicación y artistas de todo Reino Unido partidarios del Leave calificaron la salida de la Unión Europea como "la independencia del país", concepto novedoso para la historia británica por ser un país que nunca debió "independizarse" de nada. Los resultados finales del referéndum arrojaron un 51,9% a favor del Leave y un 48,1% por el Remain. Si bien eran los números ajustados que se esperaban, la sorpresa por llevar a la realidad el quiebre con la UE hizo que ese país amaneciera en un nuevo escenario político. Los efectos de la decisión provocaron desde la renuncia del primer ministro David Cameron hasta la caída de los mercados europeos.
Los hechos que empujaron a la mayoría de los ciudadanos británicos a optar por salir del bloque regional son muchos y variados. Ciertas problemáticas trascienden a la agenda política de Reino Unido y se colocaron, en los últimos tiempos, como ejes de preocupación social que sirvieron para que la campaña por la "independencia" obtenga el triunfo.
La oleada inmigrante
Una serie de estudios realizados por consultoras europeas intentó medir cuál es el problema social más preocupante que enfrenta Reino Unido e inquieta a sus ciudadanos; los resultados fueron contundentes: la inmigración ilegal y los refugiados provenientes de países de Medio Oriente que escapan de guerras con la esperanza de llegar a otros Estados en paz y con mayor apertura de pensamiento. La impotencia que manifiestan los refugiados por sus terribles condiciones de vida es directamente proporcional al aumento del rechazo de los sectores más conservadores británicos.
En los últimos días, el paso fronterizo del canal de la Mancha que une la localidad francesa de Calais con el territorio inglés fue testigo de enfrentamientos entre la policía francesa y los refugiados de ese campo. Los inmigrantes intentaron subir por la fuerza en automóviles y camiones de británicos que retornaban a su país luego de presenciar la Eurocopa de fútbol, antes de que Reino Unido bloquee sus fronteras si la opción por el Brexit ganaba. El caos obligó a cerrar el paso y las autoridades francesas arrojaron gas lacrimógeno a los refugiados. Un hecho más, entre tantos, que utilizaron los sectores que eligieron abandonar la UE para "retomar el control de las fronteras" sin las directivas de Bruselas, sede del bloque regional europeo.
Las fluctuaciones de inmigrantes siempre protagonizaron la política social de Reino Unido. Desde el año 2010, el comienzo de la guerra en Siria y otros conflictos en la región provocaron que el número de inmigrantes aumente significativamente.
Las crisis económicas en Europa
Si bien el euro se mantiene como una de las monedas más fuertes del mundo, las crisis económicas que enfrentan el continente y los países miembros de la Unión Europea fueron otro de los motivos que precipitaron la separación, una crisis que tiene su origen en la recesión que comenzó en el año 2008. Reino Unido no adoptó de manera oficial el euro, sino que mantuvo la libra esterlina como moneda de cambio y evitó ser arrastrado por las crisis de deuda que surgieron en la región.
Los índices de desempleo aumentaron exponencialmente en países como Grecia y España, que enfrentan los problemas económicos más graves de las últimas décadas. Al tratarse la Eurozona de un mercado integrado, los países con mayor desarrollo económico, tales como Reino Unido, Alemania, Holanda y Francia, deben destinar un porcentaje equivalente al PIB de cada país a la UE para el sostenimiento de la economía regional. Este hecho fue un argumento clave en la campaña del Leave, con frases contundentes de algunos políticos, como Boris Johnson, que declararon "la necesidad" de "no mantener más" a otros países, centrarse en sus propios problemas locales y ayudar al continente desde su propia visión económica y no la impuesta por la UE.
El avance del terrorismo islámico en occidente
La discriminación religiosa aumentó entre los británicos en los últimos años producto del miedo creciente al avance del terrorismo yihadista en Europa. Esa problemática, en conjunto con las crisis migratorias, creó el escenario perfecto para que figuras con ideas cercanas a la ultraderecha tomen la palabra en la política local para pedir "retomar el control del país". Políticos como Nigel Farage, impulsor del Brexit y miembro del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), o el excéntrico ex alcalde de Londres Boris Johnson, basaron sus argumentos en la normas de seguridad para evitar ataques terroristas en territorio británico y la necesidad de implementar las políticas que el propio país considere más útiles para combatir estos flagelos sin la intervención del bloque regional, al que muchos consideran "plagado de burocracias".
Las crisis de representación política
Un problema que enfrenta la clase política mundial es la crisis de representación. Los sistemas políticos modernos encuentran a cada momento obstáculos para afianzar la legitimidad, provocados por el mundo globalizado y el desarrollo de canales de comunicación que, al alcance de todos los habitantes, llegaron para suplantar y criticar los desequilibrios del sistema político.
En el mundo actual, una red social como Facebook o Twitter contiene a más personas que muchos países soberanos conformados oficialmente bajo banderas, estructuras y leyes. Esos "Estados transnacionales" ya no son poderes únicamente económicos, sino la propia unión de millones de personas quienes "desde la red" confrontan con los gobiernos establecidos y reclaman mayor participación.
Ese fenómeno fue utilizado por los partidarios del Brexit para propagar sus ideas de "independencia", mientras el poder político a favor de esta premisa confrontaba a los líderes europeos con el concepto de la "falsa unión". Quienes votaron por salir de la UE, la mayoría de los británicos, consideran que esa unión regional amenazaba la soberanía de Reino Unido y esa visión fue compartida por amplios sectores de la sociedad que optaron por el Leave en el referéndum. La autoridad que ejerce Bruselas sobre la política, la seguridad, la agricultura, el comercio, la energía e incluso la Justicia de cada país miembro atenta, según los euroescépticos, contra las libertades y la decisión soberana de los británicos.
En definitiva, a partir de esos y otros argumentos, el 51,9% de los ciudadanos de Reino Unido optó por la salida porque creen en aquella premisa que reclama "retomar el control del país" y tal decisión se configura en uno de los cambios más delicados en el equilibrio de poder político europeo de los últimos 60 años.