Cuenta la leyenda, como parte de la tradición católica a lo largo del mundo, que fueron tres reyes magos quienes visitaron a un recién nacido Jesús en Belén. Fueron a adorarle y le dejaron tres presentes. Dicha historia trascendió al grado que cada año los Reyes Magos visitan a los niños dejándoles regalos.
No obstante, de acuerdo con el Nuevo Testamento, no se trató de tres personas, ni eran reyes, así como tampoco eran mágicos. En el Evangelio de Mateo, segundo capítulo —en el cual se encuentra dicha anécdota— no se menciona el número específico de visitantes, así como tampoco se dicen sus nombres.
Asimismo, tampoco se menciona que hayan sido reyes, sino que se trataron de unos sabios (o magos) provenientes de oriente. Y es que, de acuerdo con la traducción del hebreo, mago se utilizaba para referirse a aquellos dedicados al estudio, por ejemplo, de la astronomía.
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle’”, se lee en los primeros dos versículos del segundo capítulo del Evangelio de Mateo.
En dicho texto se relata el engaño del rey Herodes a los sabios, a quienes exhortó a seguir buscando al recién nacido y luego regresar con él para informarle su ubicación. Cuando hallaron al salvador, “vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra (Mateo 2:11)”.
No obstante, tras encontrar al “guiador”, regresaron a sus casas sin dar aviso al monarca, quien buscada asesinar al llamado “rey de los judíos” que liberaría a su pueblo. “Pero siendo avisados por revelaciones en su sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino (Mateo 2:12)”.
Tras la esquiva de los “magos” el rey ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores. Pero, José y María huyeron a Egipto con el niño, para regresar a Jerusalén hasta después de la muerte de Herodes.
Dicho texto dio paso a narraciones posteriores que definieron el número de los sabios que visitaron a Jesús, así como sus nombres y lugares de origen. Los nombres Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en el mosaico de San Apollinaire Nuovo en Rávena, Italia.
Con respecto a su origen, el sitio digital especializado en religión cristiana tubibliaonline.com señala que Melchor es un nombre de ascendencia hebrea, cuyo significado es “mi rey de luz”, el cual pudo tener su origen en el continente europeo.
Por su parte, Gaspar se deriva de una lengua persa de los territorios de Irán, cuyo significado puede ser “administrador del tesoro”, mientras que Baltasar es un nombre babilónico que quiere decir “Dios protege al rey”.
No obstante, un artículo de National Geographic apunta que la nacionalidad de los tres Reyes Magos pudiera ser la siguiente: Melchor originario de Persia, Gaspar (o Caspar) de la India, mientras que Baltasar procedería de Arabia; cada uno rey de su región, de acuerdo con el Liber Pontificalis, la cual es una compilación de reseñas biográficas de los primeros papas.
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