Si bien el peso mexicano culminará uno de sus mejores años en la última década, sus ganancias podrían verse esfumadas en 2023 ante un inminente fin del ciclo alcista de tasas del banco central y temores de una recesión en los Estados Unidos.
Y es que junto al real brasileño, la moneda mexicana fue este año una de las divisas globales con mejor desempeño frente al dólar. Incluso, en noviembre pasado acumuló una ganancia de más de un 5%, alcanzando niveles previos a la crisis sanitaria-económica que provocó la pandemia de COVID-19.
Pero en los próximos meses el panorama no luce tan favorable, pues James Salazar, subdirector de análisis de la firma CI Banco, señaló en entrevista para Reuters que importantes flujos de dinero podrían salir del país, pues el diferencial de tasas con países como EEUU empezarán a acotarse.
Agregó que el Banco de México (Banxico), que tiene su tasa clave en un máximo histórico del 10.5%, llegue al final de su ciclo alcista, mientras que la Reserva Federal seguiría endureciendo su política monetaria un tiempo más, lo cual traería efectos adversos para el peso.
“Se disiparía un poco el fenómeno que le ha beneficiado este año: el ‘carry trade’”, dijo refiriéndose a la estrategia de aprovechar la brecha que hay entre los rendimientos que ofrece México y otras economías para amasar ganancias.
La fortaleza de la moneda, de cuya solidez se vanagloria el presidente Andrés Manuel López Obrador, también se ha visto respaldada por una constante entrada de remesas, así como por un sólido crecimiento de las exportaciones y un fuerte ingreso de inversión extranjera directa (IED).
Los envíos de remesas, principalmente desde EEUU, apuntaban a culminar un año récord con casi 48 mil 350 millones de dólares acumulados hasta octubre pasado, muy cerca de la cifra histórica de poco más de 51 mil 550 millones de dólares alcanzada en todo 2021.
Las exportaciones también perfilaban un 2022 sin precedentes con un acumulado hasta octubre cercano a 480 mil millones de dólares, la IED en tanto alcanzó casi 32 mil 150 millones de dólares entre enero y septiembre, superando el monto de todo el año anterior.
Según expertos, los riesgos de una recesión en Estados Unidos, el mayor socio comercial del país, debido a crecientes señales de que la mayor economía del mundo ha estado perdiendo fuerza, también amenazan con revertir el panorama.
Adicionalmente, México está tratando de superar una serie de diferencias comerciales con Canadá y Estados Unidos por su política energética, que ha sido tildada de nacionalista por sus dos socios en Tratado de libre comercio (T-MEC), considerado clave para las exportaciones locales.
“La percepción de riesgo podría elevarse debido al proceso de consultas en el marco del TMEC que podría llevar a la imposición de medidas compensatorias en contra de México”, dijo Banco Base.
Depreciación a la vista
Por lo pronto, en el Chicago Mercantile Exchange (CME), considerado un termómetro del sentimiento del mercado, los inversionistas dedicados a hacer apuestas especulativas están comenzando a inclinarse por una depreciación de la divisa mexicana.
Sus posiciones, que se mantuvieron por ocho semanas seguidas anticipando un mayor fortalecimiento del peso, cambiaron de terreno abruptamente la semana pasada para alcanzar 54 mil 929 posturas en contra de la moneda, un nivel no visto finales desde el año pasado.
En concordancia, entre analistas económicos también existe un menor optimismo sobre el rumbo del peso, que oscilaba el jueves alrededor de las 19.35 por dólar, aun así, aseguran, se mantendría comportando relativamente estable .
Una reciente encuesta del banco central , mostró que cerraría el próximo año en 20.80 por dólar, un nivel que, si bien implica una pérdida del 7% frente a sus niveles actuales, estaría muy lejos aún del récord por encima de 25 unidades en que llegó a oscilar durante la pandemia.
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