Por qué Fray Servando Teresa de Mier es considerado héroe de la Independencia

Fray Servando Teresa de Mier fue un religioso que participó en la Guerra de Independencia y que fue exiliado de México por varios años

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Fray Servando Teresa de Mier
Fray Servando Teresa de Mier nació un día como hoy, 18 de octubre, pero de 1763.

A lo largo de la historia de México se han suscitado varios eventos que, han marcado al país hasta nuestros días. Uno de estos acontecimientos, sin duda alguna, es la Independencia de México, que no hubiera sido posible sin los grandes héroes que participaron en ella, como el cura Miguel Hidalgo y Costilla; José María Morelos y Pavón; Ignacio Allende o Guadalupe Victoria, quien posteriormente se convertiría en el primer presidente de México.

Y es que luego de 300 años de dominación española, en México sus habitantes se levantaron en armas para terminar con esa represión, lo que le costaría la vida a muchos de ellos.

Otro de los grandes héroes de esta etapa, es Fray Servando Teresa de Mier. Su nombre completo era José Servando Teresa de Mier y Noriega y Guerra, y nació en la ahora capital de Nuevo León, Monterrey, un día como hoy, 18 de octubre, pero de 1763, dentro de una familia de la alta burguesía criolla.

Fue hijo de Joaquín de Mier Noriega, quien era regidor del Ayuntamiento y gobernador de Monterrey (Nuevo León) y por línea materna, de doña Antonia Guerra, que descendía de los Guerra Buentello, los primeros españoles afincados en la región.

Fray Servando fue un fraile dominicano, sacerdote y escritor mexicano que luchó en la Independencia de México. Inició sus estudios en Monterrey a corta edad y en 1780 se trasladó a México para ingresar en el convento de los dominicos a los 16 años y, posteriormente, al Colegio de Porta Celi, donde obtuvo el grado de doctor en Teología en 1792 convirtiéndolo en fraile a los 27 años y le permite ingresar al convento dominico para enseñar filosofía.

El padre de Fray Servando
El padre de Fray Servando fue gobernador de Monterrey.

Tras ser reconocido y gozar de renombre como predicador, el 8 de noviembre de 1794 pronunció una oración fúnebre por Hernán Cortés, pero el 12 de diciembre del mismo año ocurriría algo que marcaría el resto de su vida. Al dar su sermón durante la celebración a la Virgen de Guadalupe, donde rechazó sus apariciones y con ello, escandalizó a los devotos. Este acto le valió ser desterrado de la Nueva España y enviado a Europa.

Fue el arzobispo Alonso Núñez de Haro quien ordenó su encierro en el Convento de Santo Domingo por tres años, y el 21 de marzo de 1759 lo condenó a 10 años de exilio y reclusión en el Convento de los dominicos de Nuestra Señora de las Caldas, en Santander, España, retirándole el título de doctor, obtenido gracias a sus estudios religiosos, y prohibiéndole enseñar como profesor y ejercer como religioso y confesor.

Es así como, tras pasar dos meses en la fortaleza de San Juan de Ulúa, Veracruz, se embarcó exiliado a Cádiz el 7 de junio de 1795. Su regreso a México fue hasta 1817 formando parte de la expedición de Francisco Javier Mina.

A lo largo de 22 años, la mayor parte de su vida la pasó prisionero en conventos dominicanos por lo que, constantemente buscaba huir para escapar de su encierro. Recluido en el Convento de Santo Domingo de Cádiz, donde pronto buscaría la ocasión para escaparse ¿y en sus Memorias se refiere a los “zafios dominicos españoles, de procedencia campesina, que lo perseguían y torturaban por aristócrata”.

Para 1809 ya había participado en numerosas acciones de guerra, entre ellas la batalla de Alcañiz, el 23 de mayo, en la que combatió junto con Javier Mina a quien convenció de luchar contra el rey de España. Llegando a la Nueva y poco después de haber desembarcado en Soto la Marina, los realistas lo toman prisionero y es recluido en la prisión de San Carlos y posteriormente en la cárcel de la Inquisición.

Fray Servando murió en 1827,
Fray Servando murió en 1827, y años más tarde su cuerpo sería exhumado.

Una vez consumada la Independencia, regresó a México donde también fue detenido y enviado a San Juan de Ulúa, pero gracias a las gestiones del Congreso fue liberado y elegido diputado por Nuevo León.

Fray Servando se hizo enemigo de Iturbide, y éste lo mandó encarcelar en el Convento de Santo Domingo, en la Ciudad de México -del cual también se fugó- y en diciembre de 1823 pronunció un discurso en el cual recomendaba que México fuera gobernado como república centralista. Firmó la constitución de 1824 y el presidente Guadalupe Victoria lo llevó a vivir a su lado.

Sus últimos años los pasó en el Palacio Presidencial rodeado de políticos de altura que le demostraban respeto constantemente por su incansable lucha armada y cívica. Fallece el 3 de diciembre de 1827 y fue enterrado con grandes honores en el convento de Santo Domingo ubicado en la Ciudad de México.

En 1842 su cuerpo fue exhumado y colocado en un osario junto con otros 12 difuntos y para 1861, los liberales que saquearon las tumbas en busca de tesoros decidieron exhibir cuerpos momificados como muestra de los excesos de la inquisición. Se dice que algunas momias fueron vendidas y entre ellas estaba la del fraile Servando Teresa de Mier.

La última vez que se tuvo noticias de las momias, estaban en un circo trashumante de Bélgica en el siglo XIX, aunque se presume que sus restos pueden estar exhibidos junto a otras momias en la ciudad de Puebla.

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