Una serie de denuncias ciudadanas enviadas al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y al fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero, dieron cuenta de cómo el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional (GN) supuestamente brindan protección al Cártel de Sinaloa en el estado de Chiapas.
La periodista especializada en temas de narcotráfico, Anabel Hernández, reveló en su más reciente columna para la cadena internacional Deutsche Welle una serie de acusaciones que han llegado hasta la Fiscalía General de la República (FGR).
En las denuncias se informa que el presunto apoyo al Cártel de Sinaloa en Chiapas se mantuvo con alianzas de la Secretaría de la Defensa Nacional y mandos locales de la Guardia Nacional, así como funcionarios a las órdenes del gobernador morenista, Rutilio Escandón.
De acuerdo a los reportes, esta situación ha provocado que el municipio Frontera Comalapa, ubicado al sur de Chiapas y que colinda con Guatemala, sea la base de operaciones de una poderosa célula del Cartel de Sinaloa (CS) comandada actualmente por un narcotraficante conocido en la región como “Güero Pulseras”, originario de Sinaloa y enviado directamente por Ismael “El Mayo” Zambada, líder de dicho cartel, para controlar Chiapas.
Presuntamente, su círculo de protección estaría conformado por policías estatales, así como Reinel Martínez Aguilar, titular de la estación de la Guardia Nacional en San Cristóbal de las Casas.
De acuerdo con la periodista, se acusa que Martínez Aguilar recibe hasta 100 mil dólares cada mes por no interferir en las actividades criminales del Cártel de Sinaloa, cuyos operativos no se reducen al trasiego de drogas, sino una suma de delitos a través de facciones locales. De todo esto han enviado reportes a la FGR que abrió la carpeta de investigación FED/SEIDO/UEITA-CHIS/000274.
La zona bajo dominio del operador del Mayo Zambada se identificó en los municipios de Frontera Comalapa, Tonalá, Venustiano Carranza, Pijijiapan, Teopisca, San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez. Al igual que el resto de la frontera sur, esa región es clava para el tráfico de migrantes y trasiego de drogas.
Los intereses del Cártel de Sinaloa en Chiapas no son nuevos, pues su designado principal era Gilberto Rivera Amarillas, Tío Gil, detenido en Guatemala en 2016 y extraditado un año después a Estados Unidos por acusaciones en la Corte del Distrito de Columbia. Supuestamente, el Tío Gil era protegido por Raciel López Salazar, exfiscal de la entidad cercano al Partido Revolucionario Institucional y al Partido Verde Ecologista de México.
El hijo de este personaje, Raciel López, fue acusado de reunirse con Antonio Leonel Camacho Mendoza, Osama Bin Laden y/o el 300, detenido en Tuxtla Gutiérrez en marzo pasado. Pese a que Camacho Mendoza era líder de Gente Nueva y operaba al sur de Chihuahua, aún no se ha esclarecido su movimiento tan drástico de un punto a otro, salvo intenciones de ocultarse.
Tras la caída del Tío Gil, ascendió su hijo, quien fue asesinado en junio de 2021. Después llegó al mando Juan Isidro Rivera, el Chilo, pero este sujeto fue sustituido por supuestas órdenes del Mayo Zambada quien habría pagado 3 millones de dólares para garantizar la protección de su personal. Fue así como el encargo de la plaza quedó en manos del Güero Pulseras.
La denuncia añade que el Cártel de Sinaloa tiene un taller para equipar autos con blindaje artesanal en la calle Poniente Sur 2089 de la colonia Penipak, en Tuxtla Gutiérrez. Mientras que en el poblado de Chimac, en Frontera Comalapa, mantienen narcoretenes.
Además, se ligan las operaciones regionales con otras células de Michoacán como los Viagras y el Cártel de Tepalcatepec. Supuestamente, el grupo comandado por el Güero Pulseras tendría un centro de adiestramiento de migrantes para reclutarlos en sus filas.
Chiapas es codiciada por su conexión con Centroamérica, pues en zonas como Mastepec o las playas de la entidad arriban cargamentos de cocaína de Colombia o Venezuela, así como otras drogas sintéticas con previo paso por zonas de Guatemala. La violencia de paramilitares, así como pandillas locales genera el desplazamiento de la población. Además del Cártel de Sinaloa, el estado está bajo disputa del Cártel Jalisco Nueva Generación.
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