La leyenda del techichi y el xoloitzcuintle: perros que ayudaban a cruzar a las almas por la ciudad de los muertos

Se cree que uno de los caninos se extinguió debido a que era considerado como alimento

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Xoloitzcuintle. (Foto: gobiernodeMexico)
Xoloitzcuintle. (Foto: gobiernodeMexico)

Si es amante de los perros está información le va a interesar, ya que en esta ocasión revelaremos algunas características de un canino que vive solo en las leyendas. Se trata del legendario perrito techichi que se extinguió entre el siglo XVI y XVII.

De acuerdo con su historia, este animalito era dócil, con piernas cortas y probable ancestro del reconocido perro Chihuahua. Su nombre (tlachichi o techichi) significa perro de tierra o de piso.

Fue uno de los caninos domésticos de Mesoamérica y el mejor compañero de los toltecas. Incluso, algunas fuentes revelaron que a pesar de ser maltratado se mantenía muy pasivo en todo momento.

Compañero ideal de los indígenas, pues realizaban tareas de campo, además de ser considerado un guía espiritual que conducía a las almas al inframundo. Restos de esta raza han sido encontrados dentro de tumbas a lo largo de los años.

La raza de perro techichi era probable ancestro del Chihuahua.(Foto: Pixabay)
La raza de perro techichi era probable ancestro del Chihuahua.(Foto: Pixabay)

Por ello, se descubrió que su pequeño cuerpo alcanzaba apenas los 30 centímetros de altura. Otra de sus características es que tenían orejas puntiagudas y una cola corta.

También se cree que parte de su extinción se debió a que fueron considerados como alimento, debido a un período de escasez del ganado.

El cuadrúpedo fue uno de los animales más comunes en el México prehispánico, junto con el escuincli y  Xoloitzcuintle.

La leyenda del Xoloitzcuintle, el perro azteca

El Xoloitzcuintle o también llamado perro azteca es una de las razas que ha sido venerada desde tiempos prehispánicos, pues era la creencia en eso tiempos, que estos bellos animales también eran guardianes de los espíritus y guiaban a las almas de los fallecidos a través del largo y difícil camino de Mictlán, la ciudad de los muertos.

De ese modo, se creía que estos canes ayudaban a pasar a las almas por un profundo y caudaloso río que atraviesa la tierra de los muertos. Sin embargo, si la persona en vida había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el Xolo se negaría a ayudarlo, por lo cual perecería y no sería capaz de pasar.

En contraste, si la persona había tratado bien a los perros cuando se encontraba con vida, el Xolo gustoso, tomaría el alma, la pondría sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.

Estos perritos no solamente eran valorados en el mundo espiritual, sino también cuando estaban vivos, pues eran asociados a Xolotl, el dios de la muerte, con el cual deberían ser bondadosos si querían gozar de una muerte agradecida y sin sufrimiento.

Cuenta la leyenda que si este es color negro, no podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que él ya se ha sumergido en el río y ha guiado ya a suficientes almas a su destino.

Aunque, si el Xolo es blanco o de color muy claro, tampoco podría atravesar el rio, pues eso significa que es muy joven y aún no ha podido alcanzar la madurez para lograrlo.

Sin embargo, si el canino es color gris jaspeado, (que es lo usual en ellos) podrá llevar a cabo esta importante tarea.

De esta forma podemos ver como nuestros antepasados nos han heredado a través de la cultura y la tradición, el amor y el respeto por estos bellos animalitos que se han vuelto parte de nuestra vida, y que nos acompañan y guían tanto en vida como en muerte.

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