Este 16 de septiembre se conmemora un año más del inicio de la Guerra de Independencia de México. Este es un día de júbilo para los mexicanos, pues esa fecha marcó un antes y un después para esta nación.
Luego de 300 años de dominación española, los mexicanos se levantaron en armas contra los europeos que, en 1519 llegaron al territorio que ahora se conoce como México, y dos años después, en 1521, lograron conquistar definitivamente el territorio, con la caída del imperio mexica.
La Independencia de México inició en 1810, y terminó en 1821, tras 11 años de lucha armada. Sin embargo, los españoles no reconocieron la independencia del territorio que fue su colonia por más de 300 años hasta casi 15 años después, en 1836.
Incluso, los españoles intentaron volver a conquistar el país, en 1829, hecho en el que fracasaron y en el que tomaría relevancia uno de los personajes de la historia del país más controversiales. Se trata de Antonio López de Santa Anna.
Santa Anna tenía una habilidad que pocas veces se han visto en una figura de la historia mexicana: la capacidad de convertir una aparente derrota militar en un triunfo para su causa. En 1929, sucedió lo que se conoce como la Expedición de Barradas, que fue el último intento de los españoles para recuperar el control del territorio mexicano.
Dicha expedición arribó cerca de la ciudad de Tampico, en Tamaulipas, procedente de la Habana, Cuba, el 26 de julio de 1829, al mando de Isidro Barradas, brigadier de la armada española, culminando el 9 de septiembre con la Batalla de Pueblo Viejo.
El protagonismo recae, principalmente, en el comandante de la expedición española, el brigadier Isidro Barradas. Por parte de México, tuvo relevancia la actuación de quien en ese momento se encontraba en la presidencia del país, Vicente Guerrero. Fue notable también la actuación del general mexicano Manuel Mier y Terán. Sin embargo, el mayor protagonismo lo ejerció el comandante mexicano Antonio López de Santa Anna.
El proceso independentista mexicano, como ya se mencionó anteriormente, concluyó en 1821, sin embargo, España se negó a reconocer dicha independencia en lo inmediato. De hecho, el país europeo mantuvo hasta 1825 un último bastión en la fortaleza de San Juan de Ulúa, que fue rendido por los mexicanos durante el mandato del primer presidente de México, Guadalupe Victoria. Sin embargo, en México se esperaba algún intento adicional de reconquista por parte de los españoles, debido a que la Corona no daba por válidos los Tratados de Córdoba.
Una de las medidas tomadas por Guadalupe Victoria hacia el final de su gobierno fue promulgar la expulsión de ciudadanos españoles que se mantuvieran fieles a la Corona española. Gran parte de estas personas se radicaron en Cuba, y se encontraban allí al arribo de Barradas en 1829.
Las órdenes de Barradas era armar una expedición de reconquista de México, y estos planes recibieron un fuerte impulso cuando los españoles expulsados de México lo convencieron de que la mayoría del pueblo mexicano deseaba regresar a la condición colonial. Persuadido por esta información, Barradas se convenció de realizar la expedición, reclutando mucha de su tripulación de entre estas personas. Es así como parte de La Habana el 5 de julio de 1829, con dirección a México.
Dicha invasión no inició muy bien, pues fue dispersada por una tormenta antes de poder llegar al punto de reunión en la Isla de los Lobos. Aquí una de las embarcaciones de transporte de tropas sufrió averías y tuvo que dirigirse a Nueva Orleans, para ser reparada. Las demás se dirigieron a Cabo Rojo, en Tamaulipas, donde arribaron el 26 de julio.
Comenzaron con la exploración del terreno, pero el clima y las enfermedades diezmaron a los españoles en su avance por el territorio mexicano. Además, consiguieron poco apoyo local en su avance.
Sin embargo, en México ya se sabía sobre la presencia de los españoles, pues desde que estuvieron en Cuba, ya funcionarios mexicanos habían informado oportunamente al gobierno. Por esto, Vicente Guerrero otorgó al comandante Santa Anna, en Veracruz, para que coordinara las operaciones de defensa.
Santa Anna y los otros comandantes sitiaron a los españoles en Pueblo Viejo, cerca de Tampico, en una batalla muy desigual para los españoles. Derrotado y con buena parte de su tropa enferma, Barradas tuvo que firmar el 11 de septiembre una capitulación que ponía fin a los intentos españoles por reconquistar México.
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