Quién fue el expresidente de México que disfrutó antes que nadie una película en el Castillo de Chapultepec

En 1895 se proyectaron las primeras películas en el mundo, realizadas por los hermanos Auguste y Louis Lumière, en París, y poco tiempo después el cine llegó a México

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A finales del siglo XIX
A finales del siglo XIX llegó el cine a México. (Foto: gettyimages)

Para dar una fecha del nacimiento del cine, se toma como referencia el 28 de diciembre de 1895, que fue cuando se proyectaron al público las primeras películas realizadas por los hermanos Auguste y Louis Lumière, en la memorable sesión realizada en el Salón Indio del Gran Café de París. Poco después, el cine llegaría a México.

El Porfiriato fue un lapso de tiempo en el que gobernó el país Porfirio Díaz, quien fue considerado un dictador, pues estuvo en el poder por más de 30 años. Durante su gobierno se criticó mucho el hecho de que la desigualdad se acrecentó, los poderosos se volvieron más poderosos y los pobres más pobres, además de las injusticias que se vivían.

Sin embargo, no todo fue malo, pues fue durante su gobierno cuando llegó a México mucha modernidad, inversión extranjera, y hubo un crecimiento económico. Durante este periodo se entendió el sistema ferroviario, se introdujo la electricidad, se impulsó la inversión extranjera en el país, se trajo el telégrafo y la era telefónica también fue traída en este periodo.

Sin embargo, en la parte del entretenimiento también hubo un avance, pues fue durante este periodo que se trajo el cine a México. La primera película que se proyectó en el país se realizó el seis de agosto de 1896 en el Castillo de Chapultepec, y tuvo como público a Porfirio Díaz, su familia y algunos miembros de su gabinete. Las cintas proyectadas fueron las primeras películas filmadas por los hermanos Louis y Auguste Lumiére, quienes habían enviado a sus colaboradores a mostrar el nuevo invento. Causó tal asombro que la función planeada para una noche se extendió hasta la madrugada del día siguiente.

Porfirio Díaz, su familia y
Porfirio Díaz, su familia y parte de su gabinete, fueron los primeros en disfrutar de una película en México, en el Castillo de Chapultepec. (Fotos: Twitter/@Clionautica)

De esta manera fue que México se convirtió en el primer país americano en conocer el cinematógrafo. Durante su estancia, los representantes de los Lumiére filmaron varios cortometrajes, uno de ellos sería El presidente de la República paseando a caballo en el Bosque de Chapultepec, considerada la primera filmación realizada en México, por lo que también convertiría a Díaz en el primer actor del cine mexicano.

Posteriormente, el 14 de agosto de 1896 se efectuó la primera proyección al público en una improvisada sala, ubicada en el sótano de la extinta Droguería Plateros, que estaba ubicada en la hoy calle de Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. La función de estreno se abarrotó y el recinto quedó como sala de cine hasta que, al poco tiempo, fue demolida. No obstante, en busca de una nueva sede, encontrarían un inmueble que pasaría a la historia como la primera sala de cine de la capital y, según el periodista Alfonso de Icaza, como el primer establecimiento en presumir unas escalera eléctricas: El Salón Rojo.

Ubicado en la esquina de Madero y Bolívar, el salón forma parte de otra edificación denominada la Casa Borda. Esta construcción palaciega fue realizada por el acaudalado minero José de la Borda en 1775, quien buscaba hacer la mansión solariega más importante del centro de la Nueva España. No obstante, murió antes de verla terminada. Años después sería fragmentada en cinco predios que se utilizarían para viviendas y comercios, una de ellas vería nacer El Salón Rojo.

Existen varias anécdotas en torno a esta nueva sala. Una de ellas relata que cuando una persona compraba su boleto para ver una película exhibida en la planta baja no tenía derecho a acceder a los demás pisos. Otra era que al pie de la pantalla existía un pianista, no necesariamente afinado, que iba musicalizando las proyecciones y, finalmente, que uno de los clientes frecuentes del cine era el mismo Victoriano Huerta, quien asistía en compañía de sus colaboradores.

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