El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México investigaron acerca de una la escultura hallada hace 20 años en Teotihuacan y descubrieron que esta podría enriquecer la teoria del colapso de la ciudad prehispánica.
La pieza se halló en 2002, en un montículo de Xalla en Teotihuacan, con el trabajo de dichas entidades y del arqueólogo Edgar Rosales, se pudo identificar que era una de las tallas de piedra más incónicas de la antigua metropoli.
Además, ha sido la litoescultura antropomorfa, es decir, de apariencia humana, más grande que se ha recuperado en el sitio y que tiene huellas del incendio y revuelta social que hizo que cayera la gran ciudad.
Xalla es un complejo que se encuetra a 230 metros al norte de la Pirámide del Sol, lo que resultó clave para deducir que era considerada como una posible sede del gobierno teotihuacano.
Con ello el Proyecto Totihuacan. Élite y gobierno, realizado por la arqueóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, condujo para dilucidar el tipo de organización que había en ese entonces.
“El día nueve de octubre nos tocó encontrar, dentro de un cuarto de la Estructura 3, un fragmento pétreo de color blanco que contenía el glifo de un dardo o de una flecha”, explicó Linda Rosa Manzanilla.
Fueron dos meses de cuidadosa excavación que reunió a los codirectores de esos años, Linda Manzanilla, Leonardo López Luján y William Fash. Su trabajo les permitió identificar un total de 160 fragmentos, el torso, los brazos y un rostro esculpido que era de la misma figura.
Una vez en el Museo Nacional de Antropología, la escultura atravesó un proceso en los laboratorios para unificar las piezas del cuerpo labrado en mármol. A cargo de ello estuvo la restauradora y perito del lugar, Laura Filloy Nadal.
La pieza pesó 140 kilos y midió 128 centímetros de alto. Se ha mantenido en la colección del MNA, aunque existen planes a futuro para que se integre a la exposicón permanente de la Sala Teotihuacan y se piensa acercar su historia al público con un documental.
El documental de la escultura de mármol de Xalla tuvo un guión elaborado por los arqueólogos Edgar Rosales y Mariana Toledo Mendieta, además de que se realizó un trabajo en el área de digitalización del MNA y todo el proceso fue asesorado por la doctora Linda Manzanilla en conjunto con la restauradora Laura Fiolly.
El material está disponible en la página web del museo, allí el espectador tendrá la oportunidad de acercarse a los trabajos que se hicieron para determinar ciertas características de la escultura, por ejemplo, si esta representaba a un hombre de alto rango o no.
Asimismo, algunos rasgos de la escultura permitieron determinar la destrucción de la ciudad y la exposición intencional de dicha estatua al fuego. Con ello se pudo calcular que, el incendio sucedió aproximadamente en el año 570 d.C como parte de una rebelión contra el gobierno de ese entonces.
Por otro lado, en el documental se abordan dos interpretaciones que se dieron a la escultura: la primera plantea que se trata de un cautivo de guerra, debido a su postura, su cuerpo desnudo y la presencia de dardos en sus piernas, mientras que la otra deduce que podría ser un dios del cerro, esto por el lugar en que le hallaron.
“Sin importar que estemos hablando de un cautivo o de una deidad del monte, el caso es que esta escultura nos lleva a un momento en el que la población teotihuacana rechazó, afrentó y destruyó al sistema político y religioso dominante”, mencionó Edgar Rosales.
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