Alerta animal: por qué los burros se encuentran en peligro de desaparecer en México

Esta especie cuya cifra de ejemplares ha disminuido considerablemente, sigue siendo olvidada en nuestro país por los conservacionistas

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En México los burros se
En México los burros se encuentran en peligro de extinción desde hace años y pronto pueden desaparecer (Foto: Moisés Pablo/CUARTOSCURO)

Por mucho tiempo los burros han sido asignados al trabajo duro rural y han sido no solo un símbolo despectivo, sino también uno de fuerza y nobleza. No obstante, esto no ha sido suficiente para su protección, pues en México y en otras partes del mundo, esta especie se encuentra en peligro de desaparecer.

De acuerdo a un reporte del sitio Investigación y Desarrollo, en 1991 la población de burros en México era de 1.5 millones. Actualmente, el número oscila entre 300 mil y 500 mil.

Algunas de las causas que podrían llevar a esta a especie a la extinción es la modernización de las labores agrícolas, la explotación y el desinterés por su conservación.

La Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) incidía en este problema con un informe que reunía, en 2019, “pruebas crecientes y preocupantes de que la biodiversidad que sustenta nuestros sistemas alimentarios estaba desapareciendo, lo que ponía en grave peligro el futuro de nuestros alimentos y medios de subsistencia, nuestra salud y medio ambiente.

De las 7 mil 745 razas de ganado locales (que se dan en un solo país) registradas en el mundo, el 26% está en peligro de extinción, subrayaba el estudio.

Los burros son la especie de equinos mejor adaptada para vivir en el desierto; sus grandes orejas, que por mucho tiempo han sido un símbolo de ignorancia en las escuelas alrededor del mundo, en realidad le permiten detectar frecuencias de audio imperceptibles para los oídos humanos y disipar su calor corporal.

Repartidores acarrean agua en bidones
Repartidores acarrean agua en bidones con la ayuda de burros en Xochimilco, Ciudad de México (Foto: Graciela López/CUARTOSCURO)

Otro de los sentidos más desarrollados de estos equinos es el olfato: su nariz les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia y su aparato digestivo es más resistente que el de los caballos, permitiéndole consumir más variedades de plantas y extraer de forma más eficiente el agua de los alimentos.

A diferencia de sus parientes las cebras y los caballos, que viven en manadas, los burros salvajes son solitarios y pueden llegar a vivir hasta 40 años.

Debido a su estructura ósea que les dota de fortaleza y capacidad de arrastre hasta de cuatro veces su propio peso —permitiéndoles cargar, según su edad, hasta dos toneladas—, los burros han sido empleados como animales de carga.

Para su protección en Europa, existe “El Refugio del Burrito”, una subsidiaria de The Donkey Sanctuary, un lugar que se dedica a rescatar y cuidar burros domésticos; aceptan donaciones y están abiertos al público para que las personas puedan convivir con esta especie.

En Latinoamérica los burros han sido muy olvidados por los conservacionistas mexicanos, por lo que existen pocas asociaciones que se dediquen al cuidado de estos animales. Sin embargo, sí hay algunos esfuerzos para su conservación.

En 2006, se fundó “Burrolandia”, en Otumba, Estado de México, la cual es una sociedad protectora animal sin ánimo de lucro, cuyo objetivo principal es evitar la extinción del burro y hacer de todo para su supervivencia y bienestar. En el lugar hay más de 81 asnos que habitan una granja didáctica abierta al público.

German Flores, fundador del santuario
German Flores, fundador del santuario "Burrolandia" (Foto: Carlos Jasso/REUTERS)

Germán Flores Sauza, es el fundador de este espacio único en su tipo en Latinoamérica, que además de ser un santuario para burros, busca resguardar la historia de los asnos, a través del “Museo del burro”. Es un sitio seguro para esta especie y el municipio de Otumba, un lugar muy conocido por la celebración de la Feria Internacional del Burro.

Entre otros esfuerzos está el de Melesio Romero, un hombre de Ixtaczoquitlán, Veracruz que inició un proyecto para crear y abrir un refugio para burros maltratados, en la barranca de San José, con la intención de protegerlos y rescatarlos del maltrato y abandono.

Él considera que los burros no son animales que se desechan tras haber trabajado, por lo que los compa y los “jubila” para que no sufran más.

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