A lo largo de la historia de México existen diversos capítulos que han marcado al país de manera contundente. Quizá, dos de los episodios que han logrado esto, es el de los Imperios que se han desarrollado. El primero de ellos fue el de Agustín de Iturbide, quien fue conocido como Agustín I.
Este primer Imperio de México se dio justo después de que concluyera la Independencia, luego de permanecer 300 años bajo el yugo de España. Tras la Independencia de México, se instaló un Congreso en 1822 y las desavenencias se hicieron notar de inmediato. Por todos los medios, incluyendo los ritos solemnes de la secciones, los congresistas buscaron hacer menos a la figura de Iturbide.
El conflicto entre el Congreso e Iturbide se desbordó, la facción política Republicana y Borbonista se unieron para evitar que Iturbide llegara al poder, al conocer la deliberación del gobierno de España de no aceptar enviar a un descendiente de la Casa Borbón. Por ello, los iturbidistas, con el apoyo del pueblo, proclamaron a Agustín de Iturbide como el Primer Emperador de México la noche del 18 de mayo de 1822.
Al día siguiente, el Congreso no tuvo otra salida más que aceptarlo y hacer la ratificación. No obstante, los conflictos continuaron y Agustín I decidió disolver al Congreso y nombrar una Junta Nacional Instituyente. La única manera con la que logró mantenerse aquel efímero Primer Imperio, fue por medio del Ejército Trigarante, sin embargo, el 2 de diciembre de 1822 Santa Anna salió al frente de su regimiento y recorrió las calles de Veracruz, proclamando la República. Pocos días después, lanzó el Plan de Casa Mata, que convocaba la reinstauración del Congreso. Así, obteniendo la simpatía de la élite política y del Ejército Trigarante, el gobierno de Agustín I se quedó sin apoyo.
El 3 de marzo de 1823, Iturbide decidió restablecer el Congreso, y para evitar el derramamiento de más sangre, presentó su dimisión. Se podría decir que el Imperio de Agustín de Iturbide duró del 18 de mayo de 1822, que fue cuando fue ratificado por el Congreso, al 3 de marzo de 1823, o sea, menos de un año. Iturbide se exilió en Europa, pero un año después quiso regresar a México a advertir que España tenía planes de tratar de reinstalar su imperio en el país, pero fue fusilado el 19 de julio de 1824, acusado de Traición a la Patria.
Segundo Imperio
El Segundo Imperio de México fue un periodo que se dio en el país en 1864. Y es que luego de que los franceses decidieran invadir México, tras la declaración de la moratoria de la deuda externa por parte del presidente Benito Juárez, se estableció el Segundo Imperio, pues Francia, a cargo de Napoleón III, vio una buena oportunidad de tener un territorio en América.
Napoleón le ofreció el trono a Maximiliano de Habsburgo, quien fue convencido de tomarlo, pues hubo un grupo de conservadores mexicanos que fueron a verlo hasta el Castillo de Miramar, en Trieste, Italia, en donde vivía con su esposa Carlota de Bélgica, para decirle que los mexicanos querían ser gobernados por él.
Luego de esto, Maximiliano y Carlota llegaron a México el 28 de mayo de 1864. Llegaron, en primera instancia, al puerto de Veracruz. Luego, se trasladaron a la Ciudad de México, y se instalaron en Palacio Nacional, sin embargo, cambiaron de residencia al Castillo de Chapultepec, al que renombraron como Castillo de Miravalle.
El Segundo Imperio cayó en 1867, luego de que Francia retirara sus tropas de México, tras conflictos con Estados Unidos, quienes no aceptaban que México fuera invadido, y luego de que Maximiliano de enemistara con los conservadores por las políticas liberales que manejaba.
El gobierno de Juárez persiguió y atrapó a Maximiliano junto a sus generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía, en Querétaro, y fueron ejecutados en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867. Esto quiere decir que el Segundo Imperio duró poco más de tres años.
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