Tras el hallazgo de un narcotúnel de más de 300 metros de longitud que conecta a Tijuana con San Diego, las autoridades estadounidenses admitieron que los criminales están siendo cada vez más creativos con las técnicas y métodos utilizados para el trasiego de dinero, armas y drogas entre los dos países norteamericanos, pero este tipo de pasadizos han sido utilizados desde hace varias décadas y no sólo se usan para el tráfico de mercancías ilegales.
Uno de los túneles más conocidos fue el realizado por ingenieros bajo las órdenes de Joaquín El Chapo Guzmán en las inmediaciones del Penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, en cuya construcción participó su esposa, Emma Coronel, quien teme regresar al país después de haber confesado, entre otras cosas, cómo ayudó al capo a escapar de prisión.
De acuerdo con lo declarado por la oriunda de Durango ante las autoridades estadounidenses, en la primera etapa de construcción sobornó a los oficiales del penal para poder ingresar un dispositivo con GPS que informó de la ubicación precisa del capo al interior del centro de reclusión.
Gracias a los datos proporcionados por el dispositivo de ubicación, los ingenieros lograron trazar un recorrido desde su celda hacia un domicilio ubicado a más de un kilómetro del centro de reclusión, el cual se realizó a decenas de metros de profundidad y no fue en línea recta, pues diversos obstáculos y las condiciones del suelo en el lugar obligaron a su construcción de esta forma.
Otros narcotúneles construídos para el antiguo líder del Cártel de Sinaloa fueron realizados en varios de sus domicilios ubicados en Culiacán, los cuales le permitieron huir ante diversos intentos de captura por parte de las autoridades, pues se sabe que el famoso capo ocultaba los pasadizos mediante mecanismos neumáticos ocultos bajo sus tinas de baño, a los cuales tenía fácil acceso en sus domicilios.
El Chapo se inspiró para la construcción de sus pasadizos de escape en los narcotúneles presentes en la frontera con Estados Unidos desde los años 70, década en la cual se endureció el combate hacia los narcotraficantes y sus métodos de trasiego de drogas desde México hacia el país vecino.
Tijuana y Ciudad Juárez han sido los puntos estratégicos para la construcción de este tipo de infraestructuras criminales, pues fue en 2009 cuando autoridades de Estados Unidos descubrieron el narcotúnel más largo hasta este momento, el cual comenzaba en la zona industrial de Tijuana, facilitando la llegada de camiones pesados con cargamento sin levantar sospechas.
El túnel terminaba 1,2 kilómetros al interior del condado de San Diego, en el pequeño poblado de Otay Mesa, lugar en el cual los criminales que se encontraban del lado estadounidense de la frontera recibían toneladas de droga y regresaban grandes cantidades de dinero en efectivo y armas de fuego compradas en aquél país.
Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en México, visitó este famoso narcotúnel el pasado 12 de mayo y advirtió que en la zona existen alrededor de 200 pasadizos de este tipo, por lo cual las autoridades de ambos lados de la frontera deben reforzar las labores de combate al trasiego de drogas.
Un día después de la visita del embajador a la ciudad, Policías Municipales dieron con un túnel ubicado en la colonia Nueva Tijuana que se extendía 300 metros hacia San Diego, quienes informaron a las autoridades estadounidenses y a personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) quienes ayudaron a asegurar el pasadizo que contaba con electricidad e iluminación.
Además de ser utilizados por narcotraficantes, los túneles subterráneos mexicanos han sido utilizados en los últimos años por huachicoleros, quienes excavan varios metros de profundidad hacia ductos de Pemex para conectarlos a domicilios particulares o bodegas, lugares en los cuales almacenan los hidrocarburos extraídos.
Dos de estos túneles han sido detectados en este 2022, el primero fue descubierto por vecinos de Ecatepec, quienes percibieron un fuerte olor a gasolina proveniente de un domicilio en la colonia Jardines de Morelos, ante lo cual elementos de seguridad federales acudieron y descubrieron tomas y contenedores de combustible.
El otro fue descubierto en un domicilio de Escobedo, Nuevo León, y tenía una profundidad de casi 6 metros, pues el ducto de Petróleos Mexicanos que transporta hidrocarburos por la entidad se encontraba directamente debajo del domicilio.
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