Civiles en un convoy persiguieron a militares en Nueva Italia y el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) evitó mayores confrontaciones tras ataques verbales, lo que hubiese escalado de responder a quienes se encontraban desarmados, pero lograron imponerse mediáticamente en el municipio de Michoacán.
Fuentes militares consultadas por Infobae México precisaron que los soldados no fueron amenazados en ningún momento, aunque las críticas en redes sociales derivaron de la aparente superioridad y faltas de respeto por parte de aquellos que insultaban y correteaban a los agentes, como se mostró en videos viralizados este 10 de mayo.
Según esa versión, elementos bajo jurisdicción de la 43/a. Zona Militar realizaban labores de patrullaje en tareas relacionadas con el combate a la incidencia delictiva y el llamado plan de pacificación en una entidad que ha sido foco de la violencia por disputas de grupos criminales.
Aunque de manera preliminar se consignó que eran sicarios, los pobladores no mostraron armamento. De lo contrario, elementos de la Sedena habrían respondido con aseguramientos o para repeler posibles ataques con disparos de arma de fuego.
De acuerdo con el reporte proporcionado a este medio, los agentes decidieron replegarse de regreso al cuartel. Aunque las grabaciones publicadas en Twitter y Facebook muestran a los castrenses como si estuvieran escapando al verse superados. Pero al no identificar riesgos, prefirieron contener el conflicto.
Al final, las fuentes consignadas opinaron que los videos mancharon la imagen institucional del Ejército y ese objetivo por parte de los pobladores se cumplió. Con una persecución y las muestras de poder sobre militares, una presunta base social nuevamente replegó a la Sedena.
Uno de los videos fue grabado por un sujeto que se encontraba a bordo de los vehículos que perseguían al convoy militar, por lo que se pudo escuchar a uno de ellos gritarles a los militares de manera provocativa “¡tírale pu**!, ¡tírale!”, al mismo tiempo que uno de sus acompañantes exigió “lárguense a la ve**a”, mientras que otro alentó a los presuntos sicarios para continuar con la persecución gritando “¡ánimo!”.
De haber enfrentado a la población civil, los soldados hubiesen protagonizado una riña, discusiones, retenciones o cualquier disputa. El saldo entonces, así como las calificaciones a la Sedena habrían sido distintas, pues cuenta con recursos superiores en capacidad de fuego y estrategias de ataque o respuesta.
Previos reportes de seguridad y de fuentes militares ya han precisado a Infobae México que en zonas de Tierra Caliente Michoacán como Buenavista, Aguililla, Tepalcatepec o Coalcomán, operan grupos de civiles coaccionados o con iniciativa propia para favorecer intereses de células criminales.
A menudo, cabecillas regionales envían a la población para manifestarse contra militares en los cuarteles o las incursiones. Lo mismo usan a mujeres, niños o adultos mayores como estrategia de presión, ya sea para evitar patrullajes, permanencias o exigencias que disfrazan su legitimidad, pues el propósito es que los operativos se implementen en territorios de rivales.
Las marchas son organizadas para expulsar a las autoridades cuando a un grupo criminal no le conviene que sean vigilados sus territorios. En cambio, si desean ser protegidos de enemigos, se manifiestan para que el gobierno envíe tropas a donde ellos les indican, con la finalidad de ayudarles a combatir sus intereses. Previamente, despliegan diversas tácticas mediáticas con el fin de causar impacto.
Cuando los lugartenientes o varios de ellos son detenidos, los criminales también responden con el bloqueo de carreteras principales, las cuales son cortadas en tránsitos con vehículos incendiados. O si se implementan operativos para dar con algún objetivo, llaman a la base social para no deje circular a los militares y den tiempo de escapar a los perseguidos.
A su vez, pobladores entrevistados han denunciado que agentes federales y del estado de Michoacán apoyan a bandos contrarios, de ahí que el reclamo se incrementa ante la falta de acciones contra uno o contra el otro grupo criminal.
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