Desde la caída del Imperio mexica las cosas en el Valle de México se transformaron notablemente, entre los aspectos que más resaltaron se encuentran los cambios religiosos instaurados por los españoles.
Estas transformaciones comenzaron en el siglo XVI y trajeron al territorio mexicano, en particular a la Ciudad de México, diversas iglesias que fueron construidas sobre los antiguos centros ceremoniales prehispánicos.
No obstante, a pesar de que en un principio el catolicismo fue una imposición, con el paso del tiempo los grupos precolombinos se acercaron y adoptaron las nuevas creencias católicas, situación que propició que se construyeran más parroquias para las y los habitantes.
El Centro Histórico, antigua capital del gobierno mexica, desde siempre ha tenido un lugar privilegiado en la Ciudad, es por eso que sus viejos edificios, monumentos y avenidas han dado una identidad particular a los chilangos. Las iglesias son uno de los tesoros más valiosos de este sitio, ya que con sus impresionantes estructuras logran adornar y llenar de color las calles de la capital.
De acuerdo con datos de la Ciudad de México, en el Centro Histórico, corazón de la alcaldía Cuauhtémoc, “hay más de 40 templos e iglesias de distintas órdenes religiosas construidas a lo largo de varios siglos y épocas”. Entre todos estos destaca la Catedral Metropolitana, una de las edificaciones más antiguas del territorio.
Aunque la primera piedra del sitio fue colocada por Hernán Cortés en 1524, la obra tardó tres siglos en concretarse, sin embargo, el paso del tiempo permitió que el interior y exterior de la Catedral fuera adornada por elementos de distintas corrientes como la renacentista, barroca y neoclásica.
Otro de los espacios que figura en la lista es el Convento de San Francisco, el cual se ubica a un costado de la Torre Latinoamericana. “Su estilo churrigueresco albergó la sede de la orden franciscana que se remonta al año 1525″. Cabe destacar que este recinto fue utilizado como hospital, cementerio e incluso se llegó a convertir en una escuela de artes y oficios.
La Iglesia de Santo Domingo es otra de las joyas históricas de la entidad, actualmente es uno de los símbolos coloniales más importantes debido al valor que tuvo en el siglo XVIII. Su impresionante estilo barroco sorprende a más de uno y en sus instalaciones se respira un ambiente muy particular. Los dominicos fueron quienes se encargaron de cuidar y preservar este lugar, además, ahí se encuentra la tumba de Pedro de Moctezuma, uno de los hijos del emperador Moctezuma II.
Asimismo, la de la Santísima Trinidad es una de las más impresionantes, se levantó entre 1755 y 1783 como templo para el hospital de sacerdotes que se encontraba a unos metros del lugar. El arquitecto novohispano Ildefonso de Iniesta Bejarano y Durán fue el encargado de darle un estilo barroco al centro religioso.
Es importante subrayar que existen inmuebles más viejos como el Templo de Regina Coeli, nombre que viene del latín y significa “Reina de los Cielos”, en honor a la Virgen María. Se erigió en 1655 pero se sometió a varias reparaciones hasta el año 1731. Aquí también predominó el estilo churrigueresco y por mucho tiempo fue uno de los conventos más conocidos de la localidad.
Los nombres de las iglesias son diversos, pues de igual manera se encuentra el Templo de San Bernardo, construido en 1636 e inaugurado en 1687. No se puede dejar de lado la Parroquia de Porta Coeli, la de Jesús Nazareno e Inmaculada Concepción, el templo de la Santa Veracruz, el de Nuestra Señora de Loreto, entre un largo etcétera.
Si se va al Centro Histórico capitalino y no se sabe qué hacer, visitar las iglesias es un gran plan para conocer un poco de la cultura y de la arquitectura de siglos anteriores.
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