“Barras Praderas”, el gym callejero que rescata a jóvenes del Edomex de las drogas y la delincuencia

A pesar de no contar con su pierna izquierda, Paul Villafuerte cumplió su sueño de crear un espacio donde motiva tanto a hombres como a mujeres a llevar un estilo de vida más saludable

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Paul Villafuerte posa en el gimnasio Barras Praderas, en el municipio de Naucalpan (Foto: EFE)
Paul Villafuerte posa en el gimnasio Barras Praderas, en el municipio de Naucalpan (Foto: EFE)

A pesar de que Naucalpan es uno de los municipios con más delincuencia en el Estado de México, alberga un gimnasio callejero “sui generis” que promueve la actividad física para rescatar a los jóvenes de las drogas y la delincuencia.

Se trata de Barras Praderas, un lote baldío, que era utilizado por el vecindario de Praderas de San Mateo como basurero, hasta que fue transformado gracias al empuje y sueños de Paul Villafuerte, un carismático entrenador que perdió su pierna izquierda en un accidente cuando tenía 23 años, situación que lo deprimió, lo hizo caer en alcohol y drogas.

Pero hoy, a sus 35 años, se considera un dicharachero, de hablar cantado y malhablado. Un tipo “de barrio”, como él mismo se define.

“Cuando caes tocas fondo, en el alcohol o en las drogas, tu vida no vale nada y un día dije: hasta aquí”
Jovenes hacen ejercicio en el gimnasio Barras Praderas (Foto: EFE)
Jovenes hacen ejercicio en el gimnasio Barras Praderas (Foto: EFE)

Paul contó que el deporte siempre le atrajo pero tras el accidente, lo dejó de practicar y subió de peso, tanto que llegó hasta los 120 kilos. “Y en un pierna (...) no podía hacer mis cosas bien, me sentía un inútil y una carga para mi familia”, rememoró.

FALTA DE RECURSOS Y DISCRIMINACIÓN

“Para mí siempre fueron críticas, la gente me decía: ‘tú ya no puedes, eres un discapacitado, ya no hagas esto u lo otro’, y esas palabras me dieron la fuerza para no detenerme”, expuso Villafuerte, quien presume un cuerpo trabajado tras miles de horas en el gimnasio.

“Yo hubiera querido escuchar: ‘¡Si se puede!, ¡Vas a poder!, ¡Échale ganas cabrón!’, pero no fue así”
(Foto: Instagram/paulkingsuarez.oficial)
(Foto: Instagram/paulkingsuarez.oficial)

El hombre, quien a la menor oportunidad deja lucir sus músculos, suelta interjecciones y frases chuscas como: “Uhlalá”, un símil del francés “Oh la la” o “mira nada más este chuletón”, que utiliza en referencia a sus bíceps.

La falta de dinero para pagar un gimnasio, lo lejano de una zona de aparatos al aire libre y la constante discriminación de la que era objeto por su discapacidad, se convirtieron sus principales motivaciones, primero para salir adelante de la depresión y las drogas y luego para darle vida a “su” gimnasio, prácticamente de la nada.

Recordó que un día llegó al gimnasio que asistía y pidió la oportunidad de entrar sin pagar, pero se la negaron. Molesto, regresó a su casa y al pasar por el terreno baldío, a unos pasos de su hogar pensó: “Lo voy a limpiar y voy a poner unas barras (paralelas)”.

MANOS A LA OBRA

(Foto: EFE)
(Foto: EFE)

Aunque en un principio la gente se reía de él, aseguró que siempre tuvo “el sueño de poner un ‘gym’ gratuito”.

Comentó que cuando comenzó a retirar la basura y animales muertos del lugar como perros, gatos y hasta un caballo, sus hermanos Arturo y Juan, al verlo motivado y decidido a llevar a cabo un cambio en su vida, le ayudaron. Ya despejado lo primero que instalaron fueron una barras paralelas con tubos reciclados.

De hecho, Arturo dijo que Paul estaba tan emocionado por las barras que no dejó fraguar el cemento donde las “plantaron”.

Y al día siguiente las “estrenó”, pero terminó por aflojar los tubos los cuales esa noche reforzaron para convertirlo en el aparato con el que arrancaron el gimnasio y que luce, como monumento, a la entrada de “La Perrera”, como le llaman a este peculiar gimnasio.

Arturo, hermano y asistente de Paul, posa junto a un grafiti en el gimnasio Barras Praderas, (Foto: EFE)
Arturo, hermano y asistente de Paul, posa junto a un grafiti en el gimnasio Barras Praderas, (Foto: EFE)

“Paul fabricó las barras con sus propios recursos y le sirvieron para ejercitarse”, contó Arturo, y recordó que al inicio todos los materiales que ocuparon para “diseñar” los aparatos “era pura chatarra” que, por ser económica, compraban en una recuperadora de metales cercana.

En el lugar se pueden ver bancos de pesas fabricados con vigas y viguetas de acero, además de los tubos para trepar que son los que le han dado identidad al gimnasio y al que Paul y sus amigos llaman el “Valle del Mamado” (como llaman popularmente a los hombres musculosos en México).

SIN MIEDO AL ÉXITO

Precisamente, algunos vídeos publicados en redes sociales sobre cómo los deportistas cargan pesas y trepan tubos rectos e inclinados, fueron los que detonaron la popularidad de Paul.

Tal es la popularidad de Paul, que Netflix lo invitó a participar en un spot promocional de la serie Cobra Kai (Captura de pantalla: NetflixLA)
Tal es la popularidad de Paul, que Netflix lo invitó a participar en un spot promocional de la serie Cobra Kai (Captura de pantalla: NetflixLA)

Para motivar a los jóvenes, Paul ha acuñado una frase que ha sido toda una sensación viral: ¡”Sin miedo al éxito, papi!”, una arenga que los impulsa a dar el extra en un momento clave.

“Esa una frase del barrio para el barrio, para todos los que se rompe la cara trabajando todos los días en México. La frase viene de enfrentar sin miedo la adversidad, cualquiera que esta sea”

Pero además, Villafuerte utiliza una jerga que en México circula en los barrios con palabras y frases como “agárrese machín” (sujétate fuerte) o “eres el perrote mayor” (eres el más grande o el mejor) y un sinfín de ocurrencias que impactan en los asistentes al gimnasio a quienes de cariño les dice: “mis chavos” (mis hijos) y quienes ven en Paul un ejemplo de superación una motivación.

Por eso en cada oportunidad que tiene, y tras un ejercicio bien logrado, alienta a los jóvenes que asisten al gimnasio que abrió en 2014 y al que regularmente asisten unas 100 personas y que registra hasta unas 600 visitas a la semana.

El lugar está ubicado en la colonia Praderas de San Mateo (Foto: EFE)
El lugar está ubicado en la colonia Praderas de San Mateo (Foto: EFE)

Además de ejercitarse diariamente, durante dos horas, Paul, sus hermanos y otros asistentes asiduos, se han instalado como los instructores y consejeros de los practicantes, quienes se sienten cobijados bajo su conocimiento y supervisión a la hora de cargar peso, trepar o ejercitarse.

Villafuerte también tiene el objetivo de especializarse como instructor además de estudiar el bachillerato y la universidad.

“La labor de Paul por la comunidad es única, creo que a nivel país”, dijo a EFE Francisco Torres, quien asiste regularmente con sus tres hijos al gimnasio y más en tiempos de pandemia “porque en la casa estamos sin hacer nada”.

“Es un concepto único, es un gimnasio urbano y aunque está en un barrio difícil -considerado un punto rojo en Naucalpan- es un ambiente sano, nadie se droga, nadie fuma y nadie dice malas palabras”, añadió Torres, mientras el resto de asistentes al gimnasio entrena sin parar con cubrebocas y a una distancia prudencial.

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