La Fiscalía General de la República (FGR) obtuvo sentencia condenatoria de 60 años en contra de María del Rosario Álvarez Alfaro, la Roxana, quien fue empleada doméstica para cocinar y limpiar casas de integrantes de los Zetas.
De acuerdo con las investigaciones, la Roxana fue delegada por los criminales para prepar comida a las víctimas plagiadas, así como aquellos sicarios que cometían diversos ilícitos. Era parte de la estructura delincuencial.
La mujer enfrentó cargos por delitos de delincuencia organizada, secuestro, portación de arma de fuego y posesión de cartuchos, ambos de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
Álvarez Alfaro fue detenida por la Policía Federal y quedó a disposición del Juez de la causa en el Centro de Internamiento Femenil de Tanivet, en Tlacolula, Oaxaca, donde actualmente permanece.
El caso fue procesado por la FGR a través de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada, en coordinación con la Fiscalía Especializada de Control Regional (FECOR). Estas dependencias comprobaron las imputaciones.
En agosto de 2019, las autoridades judiciales otorgaron sentencia en contra la mujer, pero cinco meses después, en enero de 2020, un Tribunal Unitario revocó esa decisión y ordenó la reposición del procedimiento.
Fue hasta el mes pasado mes de abril que nuevamente se ratificó la culpabilidad de la Roxana, por lo que se le impuso la pena de seis décadas tras las rejas y cuatro mil 375 días multa.
María del Rosario Álvarez Alfaro fue detenida en septiembre de 2010. Pasaron más de 10 años para que conociera su sentencia definitiva y se espera que salga libre en el año 2070, si es que cumple cabalmente con el castigo. Para entonces rondará los 81 de edad, pues quedó presa a sus 21.
Cuando fue asegurada también cayeron otros tres integrantes de los Zetas, quienes mantenían secuestrada a una persona. Todos, incluida la Roxana, trabajaban bajo las órdenes de Genaro Vázquez López, el Chaparro, quienes operaban en Oaxaca.
De acuerdo con reportes locales, los criminales fueron aprehendidos en la ciudad capital. Fueron ubicados en la colonia Reforma, donde se localizaba una de sus casas de seguridad para cometer ilícitos relacionados con el secuestro.
Junto con el Chaparro y la Roxana fueron detenidos Edilberto Hernández López, el Tío, quien rondaba entonces los 34 años de edad y fue identificado como originario de Oaxaca. Él era encargado de privar de la libertad a las víctimas y resguardar la zona. También fue asegurado Juan Carlos Gutiérrez Pérez, el Pantera, de 30 años. Este sujeto vigiliba a los objetivos de los Zetas.
Los Zetas eran conformados por unos 300 hombres que en conjunto, representaban el brazo armado del Cártel del Golfo. Esta última facción disputaba territorio al Cártel de Sinaloa cuando Felipe Calderón comenzaba su mandato.
En ese entonces, el Cártel del Golfo era comandado por Jorge Eduardo Sánchez Costilla, el Coss, quien asumió tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén. Los operadores: Heriberto Lazcano Lazcano, Jaime González Durán, el Hummer, Héctor Manuel Sauceda Gamboa, el Karis, Sergio Castillo Ortiz, el Checo, y Julio César Rosales Mendoza. Aunque también dirigían los hermanos Mario y Ezequiel Cárdenas Guillén.
La facción que fundara Juan García Ábrego comenzó un distanciamiento con Los Zetas desde 2007, tras la extradición de Osiel Cárdenas Guillén, el Mata amigos. Hasta 2010, año de la ruptura definitiva, un análisis de Insight Crime ubicó que los liderados por Lazcano Lazcano tenían presencia en 405 municipios de México.
Los Zetas afianzaron su poderío criminal mediante el terror y actos de violencia despiadada que hasta entonces no se había visto en México.
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