Tlayudas o doraditas: cuáles son las diferencias entre el platillo oaxaqueño y la botana chilanga

El pasado lunes 21 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) acompañado de otras figuras de la política y empresariales, inauguró el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el cual está ubicado en Santa Lucía, Zumpango, al norte del Estado de México.

Dicho aeropuerto fue alabado por muchos y criticado por otros, por diversas situaciones. Entre ellas, la distancia que hay entre el nuevo aeródromo y la Ciudad de México. Sin embargo, otras de las cosas que llamaron la atención durante la inauguración fueron los vendedores ambulantes, que se instalaron dentro de las instalaciones del nuevo aeropuerto.

En el lugar se instalaron comerciantes, que se colocaban en el suelo y vendían diversos objetos como fotografías del mismo presidente López Obrador, tazas con su imagen y hasta playeras. Sin embargo, llamó mucho la atención de una mujer que se puso a vender alimentos, aprovechando que en el lugar aún no abrían los establecimientos encargados de vender comida.

La mujer, que después se supo se llama Carmen, declaró que las mismas autoridades le dieron permiso para hacer su vendimia, y que además, no le cobraron nada por vender los alimentos. Lo que la señora Carmen vendió, son conocidas con el nombre de “doraditas”, sin embargo, muchas personas, incluyendo al presidente y las autoridades, las llamaron tlayudas.

Aunque son similares, las tlayudas y las doraditas tienen algunas diferencias, y aquí te decimos cuáles son.

Una tlayuda es una tortilla de maíz, dorada y de gran tamaño, que se distingue de las tortillas suaves para hacer tacos, o de las tostadas. En un artículo de los investigadores Michael Swanton y Sebastián van Doesburg se explica que la palabra tlayuda o clayuda, viene del adjetivo tlayudo o clayudo, que significa fuerte, correoso o resistente.

Los autores mencionan que uno de los primeros testimonios de la palabra, aparece a finales del siglo XIX, en la novela costumbrista El cielo de Oaxaca, del autor Arturo Fenochio Rosas, en la que un personaje menciona: “le voy á dar unas tortillas que me dieron en una casa de por las Nieves… Aquí están las tortillas, algo tlayudas; pero no le hace”.

En esas primeras menciones no se le describe aún como platillo, más bien, se describe la consistencia de las tortillas. Ya en la década de los años 30, los investigadores explican que hay un registro de su preparación con asiento, pues en una publicación de El Mundo Gráfico de ese entonces, se describe:

“Las personas más pobres pueden deleitarse tomando una tlayuda (tortilla grande, de manufactura especial) recalentada y cubierta con ‘asiento’ […] y rociada con salsa picante de tomate o de chile pasilla”.

El Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana describe a la tlayuda oaxaqueña como “la tortilla con la que se come prácticamente cualquier guiso en la región de los Valles Centrales de Oaxaca”. Dicho platillo es representativo de la gastronomía en Oaxaca, donde se prepara con masa de maíz blanco, y mide al rededor de 30 centímetros de diámetro, o más.

La tlayuda se deja en el comal el tiempo suficiente para que el agua de la masa se evapore, luego, cuando la consistencia es firme, se retira y se coloca al lado de las brasas para que termine de secarse, y quede quebradiza y correosa.

Se puede encontrar en mercados, restaurantes, y en especial, en puestos callejeros. Se le coloca encima un poco de asientos de chicharrón, queso, frijoles refritos, tasajo, cecina o chorizo. Hay regiones en las que se puede acompañar con chapulines, camarones y hasta hormigas.

Son conocidas como tlayudas chilangas o huaraches toluqueños, y se hacen como tostadas de maíz azul quebrado, ovaladas, y en sus ingredientes no se contempla carne ni el característico asiento de las oaxaqueñas, las cuales, además, se sirven dobladas a la mitad.

En vez de la carne, se les puede acompañar con frijoles, salsa, queso y nopales, por lo que su preparación es mucho más sencilla que la tlayuda oaxaqueña.

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