De nuevo, los hechos dan la razón a los números: 94,8 % de los casos denunciados en México quedan sin resolverse. La madrugada del miércoles fueron acribilladas 10 personas en el pueblo mágico de Atlixco, en Puebla.
Las víctimas se encontraban al interior de un domicilio de la colonia Francisco I. Madero, cuando un grupo armado las asesinó de más de 20 balazos. Sólo una de las personas sobrevivió pero murió horas más tarde en el hospital. Para el transcurso de la mañana, todavía quedaban restos de sangre de los occisos.
“Desde aquí escuché varios disparos”, cuenta un vecino del lugar a un diario local. “Nos metimos por miedo a represalias o una bala perdida”, explica. El gobernador del estado, Miguel Barbosa, confirmó en una conferencia improvisada, que el móvil del crimen correspondía a disputas entre bandas criminales provenientes de otras entidades.
El mandatario estatal también ha señalado que la casa era un lugar de venta y distribución de droga. Los vecinos se preguntan cómo es posible que en el pueblo —conocido por su villa iluminada en diciembre— se masacre a personas de este modo.
Un día después, no hay ningún detenido. La alcaldesa de Atlixco, Ariadna Ayala, ha expresado que de acuerdo a los indicios que se han hecho públicos, se puede deducir que los presuntos criminales no son originarias del municipio, y que llegaron hace tres meses a rentar el inmueble.
Ayala pidió a los habitantes de Atlixco no alarmarse. “La ciudad civil que no está metido en problemas, la ciudad civil sana, que no está en contratos oscuros no tiene de qué preocuparse” señaló.
Extraoficialmente se ha confirmado que los ejecutados son originarios de los estados vecinos de Guerrero, Veracruz y Morelos.
Hace sólo una semana, en el municipio de ciudad Serdán los vecinos encontraron cinco cadáveres con heridas de bala.
Miguel Barbosa ha asegurado que la violencia en Puebla está relacionada con las disputas entre cárteles que provienen de otros estados.
En Puebla ( al centro de México) han sido identificados diversos grupos criminales: remanentes de Los Zetas y la Familia Michoacana, células de los Beltrán Leyva, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho.
El CJNG, según informes de inteligencia, opera en los municipios de Palmar de Bravo, Cañada Morelos, San Andrés Cholula, San Martín Texmelucan, además Puebla capital ha sido considerada zona estratégica de la organización criminal del Mencho.
El cártel de las cuatro letras estaría interesado en las ganancias económicas que deja el robo de hidrocarburos, conocido como huachicoleo. Además, estaría interesado en la incursión de otros mercados e ilícitos, como la venta de drogas, el cobro de extorsiones a comerciantes y locatarios, así como la trata de personas.
Este estado gobernado por Morena, ha visto el surgimiento y la expansión del grupo conformado por Roberto de los Santos de Jesús, alias el Bukanas, un líder huachicolero de Los Zetas. Al menos desde 2019, este sujeto ordenó el despliegue de narcomantas en la entidad, utilizó la violencia como método de control y retó en diversas ocasiones a las fuerzas de seguridad bajo el nombre de Sangre Nueva Zeta.
El cártel Sangre Nueva Zeta se ha hecho fuerte en la región conocida como Triángulo Rojo, que abarca los municipios poblanos de Acajete, Acatzingo, Palmar del Braco, Quecholac, Tecamachalco. Un informe del Centro Nacional de inteligencia presentado el pasado 1 de febrero advierte que sus tentáculos han llegado a los estados de Tlaxcala, Veracruz y San Luis Potosí.
En tanto, las autoridades han identificado incursiones del Cártel de Sinaloa en la entidad. A mediados de mayo del 2020 fueron detenidos tres presuntos operadores de Ismael Zambada García, el Mayo, luego de que escaparan en tres vehículos y atacaran a balazos a los uniformados en la zona del Angelópolis.
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