No siempre se aprende de los errores. Hace una década, México se horrorizaba con la aparición casi diaria de cadáveres de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Entonces, el Estado mexicano no fue capaz de garantizar el derecho de la vida de las mujeres. Y ahora, 23 años después de que comenzaran los feminicidios que dejaron miles de muertas en la cuidad fronteriza, el país afronta una nueva crisis: no es Ciudad Juárez en los años 90, es México en 2022 y el protagonista es el crimen organizado.
En amplias zonas del país, en particular aquellas donde el narcotráfico domina, las mujeres son víctimas de una violencia crecientemente brutal.
Secuestros, desapariciones, violaciones, asesinatos son cosas de todos los días, saldo inevitable de una guerra entre narcos en la que las mujeres son una especie de botín para uno u otro bando. Pese a ello, ni el Ejecutivo federal ni los gobiernos estatales han mostrado tener entre sus prioridades el asunto.
Los feminicidios cometidos por el crimen organizado son un modus operandi que los cárteles de la droga utilizan para mandar un mensaje. María Salguero, autora del mapa de feminicidios en México, ahonda sobre el tema, asegurando que “ya se está empezando a hacer un patrón”.
Salguero clasifica dichos delitos como “pertenencia del enemigo”, es decir, las mujeres son vistas como objeto de posesión del rival. “Para dañarlo hay que asesinar a quien más les duele: sus hermanas, sus mamás”, dijo para Infobae México.
La especialista en feminicidios aclaró que aunque la tendencia era contra las mujeres, los niños ya han entrado en este juego de venganza de los narcos.
El 4 de noviembre del 2019, nueve miembros de la familia LeBarón —todos ellos mujeres y niños— fueron asesinados en un ataque de un grupo armado en una carretera entre los estados de Chihuahua y Sonora. Al respecto, Salguero detalló que el crimen podría tratarse de un ataque directo contra el clan.
“Ese asesinato no fue confusión, fue un ataque directo hacia la familia ¿por qué motivo? Es lo que todavía no se sabe”, especificó.
En esa zona, las mujeres la están pasando especialmente mal. Dicen que se han convertido en “botín de guerra”. “Sabemos que en Madera, Chihuahua las mujeres son levantadas y asesinadas por sicarios”, señaló Salguero.
Las mismas pesadillas las narran varias mujeres de pueblos de Tabasco, Guerrero, Guanajuato. Uno de los casos que relata fue cometido por sicarios del Nuevo Cártel de Juárez, cuando encontraron a tres mujeres degolladas y junto a su cuerpo estaba la narcomanta: “Ay están sus putas informantes. Sigan mandandonos mas” [sic]
La feminista ha detectado que en los territorios disputados por los narcos no sólo han aumentado las extorsiones, los secuestros, robos, levantones, tiroteos o asesinatos. De bajo del estruendo general de la narcoviolencia se presentan otras modalidades de ataques contra mujeres, menos ruidosas, casi imperceptibles, y poco denunciadas: ocurren violaciones y asesinatos cometidos con la saña del crimen organizado, además repuntan las listas de desaparecidas.
“El crimen organizado hace que se eleve todo tipo de violencia hacia la mujer, empieza a haber más violaciones, abuso sexual. Desgraciadamente las políticas públicas ninguna toma en cuenta el papel del narco”, señaló.
En el catálogo de hechos sin registro por las autoridades, Salguero documentó el caso de tres chicas que aparecieron en Troncoso, Zacatecas, con el narcomensaje: “Ahy te va tu pinche gente “Buda” y tu “Wero” alias Barby. Tu quisite mandar a tu hermana “La Wera” (Esmeralda) Gaby y Ana. Ahí te las mando” [sic].
La advertencia fue firmada por presuntos criminales de los Talibanes, escisión del Cártel del Golfo, que surgió para hacerle frente a Los Zetas. Sus víctimas eran jornaleras y halconas del crimen organizado.
La también activista se ha convertido en un pilar importante de las voces silenciadas en México. En un documento, casi sin final, la mujer registró la muerte de una pareja ejecutada en Paraíso, Tabasco. A la víctima mujer le clavaron un puñal con un mensaje advirtiendo que iban por la mujer del lugarteniente de Los Zetas.
De acuerdo con la experta, de todas las muertas del narco, “la única Fiscalía y los únicos jueces que sí han sentenciado a los feminicidas es en Morelos”.
Para Salguero, la mayoría de las mujeres llegan al narcotráfico por pobreza. “Probablemente se dedican al crimen porque no les alcanza con lo que ganan en el campo o cualquier otro trabajo. Cuando hablamos de este tipo de cosas, estamos hablando de desigualdad, entonces el reto del gobierno será cómo le debate al crimen organizado para que las mujeres no terminen dentro de él”, apuntó.
Pero la pugna entre cárteles ha tocado a un sector ajeno al crimen. En Guerrero, el asesinato de mujeres ocurre porque se niegan a pagar derecho de piso. En Zacatecas, los levantones en carreteras son un móvil para después ultimar a las mujeres con saña.
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