A inicios de año muchas personas se proponen iniciar actividad física por lo que se inscriben a gimnasios -locales o pertenecientes a grandes cadenas- para cumplir con sus propósitos de mejorar su apariencia física o su estado de salud; sin embargo, al interior de estos centros deportivos existen muchas máscaras que son poco visibles para la sociedad.
Y es que la muerte de una mujer al interior de un gimnasio en la colonia Peralvillo, en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, colocó sobre la arena del debate público qué es lo que sucede en estos lugares, cuál es la reglamentación que rige a estos establecimientos, cuáles son las condiciones laborales que enfrentan los entrenadores, así como cuáles son los requisitos que necesita una persona para iniciar una rutina física.
Ante todas esas interrogantes, Infobae México habló con entrenadores y nutriólogos sobre los peligros que trae consigo realizar actividades físicas sin supervisión de expertos o en lugares sin la correcta vigilancia de un especialista, así como los riesgos de seguir planes de nutrición sin que se realicen estudios médicos de por medio.
De acuerdo a la reglamentación vigente de la Ley de Establecimientos Mercantiles para la Ciudad de México, los gimnasios son considerados como giros de bajo impacto, por lo que tienen prohibida la venta y consumo de alcohol dentro de las instalaciones; además de que para operar necesitan un permiso de la Secretaría de Salud local.
Asimismo, dicta que todo negocio que se dedique a este giro deberá de tener a la vista del público los documentos que certifiquen la capacitación del personal, así como “con la debida acreditación de instructores”; sin embargo, esto pocas veces ocurre.
El entrenador de acondicionamiento físico Guillermo Navarro explicó que la mayoría de los gimnasios -que no pertenecen a cadenas- sólo contratan a personas por su apariencia física, es decir, que se vean grandes y musculosos, aunque “no tienen ni idea de que están haciendo”, lo cual causa que muchos clientes estén en riesgo al realizar rutinas sin el acompañamiento necesario.
“Realmente son pocas las personas que se preparan en cuestión de deporte”
Asimismo, el artículo 55 de esta ley señala que en estos establecimientos se tiene estrictamente prohibido la prestación de servicios de médicos, expedición de recetas o venta de productos por parte de personas que no cuenten con una cédula profesional en medicina o nutrición.
No obstante, algunos testimonios que fueron recibidos por este medio avalan que, más allá de lo que dice la ley, en algunos establecimientos sí se ofrecen servicios de nutrición, así como venta de suplementos alimenticios o vitaminas sin que éstos sean recomendados por profesionales de la salud o se les pidan a los clientes estudios médicos previos.
Por lo que el licenciado en Ciencias del Deporte Axel Falcón indicó y recomendó que las personas no se guíen por aquellos que no cuentan con la preparación necesaria, ya que sin el conocimiento en el campo de la nutrición -en este caso-, pueden causar graves problemas a la salud debido a que se están cumpliendo con regímenes alimenticios que no corresponden a la necesidad de la persona.
“Cada profesión debe enfocarse en su área. Si el entrenador tiene además estudios en nutrición, puede orientar; pero jamás reemplazar a una persona que sí estudió (nutrición)”
A esto, la licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos Suleima Díaz recomendó que las personas interesadas en realizar actividad física trabajen de la mano con un nutriólogo y un entrenador, ya que ambos pueden complementarse en conocimientos para que el paciente vea mejores resultados.
“Los nutriólogos no siempre conocemos a fondo todo lo que involucra el ejercicio como tal -los movimientos, formas, repeticiones y demás- por lo que un trabajo en equipo daría mucho más resultado. Porque nosotros podemos atender la salud de forma integral y ellos otorgar los conocimientos sobre ejercicio”, detalló la egresada de la Universidad Iberoamericana.
Sin embargo, la especialista sí pidió que los clientes de gimnasios sean cuidadosos con los planes alimenticios que siguen, especialmente si no se solicitan estudios clínicos previos, puesto que existen enfermedades o padecimientos asintomáticos, pero que con un incorrecto manejo pueden empeorar la calidad de vida de la persona.
No obstante, Axel Falcón y Guillermo Navarro advirtieron que muchas veces la venta de productos, expedición de planes alimenticios o la falta de atención constante durante las rutinas no responden necesariamente a una negligencia total; más bien, a la precariedad laboral que existe en el sector.
De acuerdo a bolsas de trabajo en internet, como Indeed o Talent.com, los salarios de los entrenadores oscilan entre los 4 mil hasta los 8 mil pesos mensuales, es decir, este sector se coloca como uno de los más bajos; por lo que los profesionistas tienen que recurrir a la venta de productos o asesorías personalizadas con el fin de cubrir sus gastos.
“En Mexico los sueldos de los entrenadores están muy castigados, esto hace que se busquen otras maneras de obtener mayores ingresos como la ‘asesoría en nutrición’ (o) la venta de suplementos”
Finalmente, la ley también establece que personal de la alcaldía donde se ubique el establecimiento deberá de visitar constantemente estos lugares, con el fin de cerciorarse que personal capacitado se encuentre al frente de la preparación física de los clientes, que se tenga la documentación en regla, así como que no se venda o se den consultas médicas por parte de entrenadores sin cédula profesional.
No obstante, los especialistas confesaron que en sus años de experiencia, en los gimnasios donde han laborado, nunca han visto que personal del gobierno acuda para supervisar el funcionamiento de los establecimientos o que se cumpla a cabalidad lo que establece el ordenamiento jurídico.
“En mi experiencia no he llegado a ver a ninguna persona capacitada para la revisión de las condiciones de los aparatos y gimnasios”, explicó Falcón. “No, tristemente eso nunca ha pasado”, confesó Navarro.
Es por todo lo anterior que tanto los entrenadores, como la nutrióloga, coincidieron en la importancia y necesidad de que exista un reglamento para los gimnasios en la capital, en el cual se privilegie el acceso a la salud con profesionales capacitados, así como regulación y mejoras en las condiciones laborales de los que ahí trabajan con el fin de evitar accidentes.
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