El Bosque de Tlalpan es uno de los espacios naturales más importantes de la Ciudad de México (CDMX), cuenta con una superficie de 252.86 hectáreas y, según información del Secretaría del medio ambiente (SEDEMA), es la segunda área boscosa más importante en la capital. De hecho, en 2011 fue declarada Área Natural Protegida “bajo la categoría de Zona Ecológica y Cultural”.
Este lugar se distingue por su diversidad de especies, entre las que destacan las luciérnagas, no obstante, la abundancia de estos insectos en el Bosque no se dio repentinamente, se logró gracias a un proceso de planeación y restauración de algunas zonas del parque.
Mauricio Rendón, biólogo especializado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), platicó con Infobae México acerca del trabajo que llevó a cabo en esta área natural para lograr que la presencia de estos animales se hiciera posible.
Se trata de Lucernia, un proyecto que nació en el estado de Morelos con la finalidad de restaurar el hábitat de las luciérnagas. Esto se logró “identificando las condiciones necesarias que facilitaran la reproducción de estos insectos”, apuntó el especialista de la UNAM.
La inquietud surgió porque el biólogo se percató de que en ciertas zonas cercanas al bosque se había identificado la presencia de estos insectos, lo que significaba que la especie estaba ahí, sólo se necesitaba instaurar las condiciones necesarias para facilitar su reproducción.
“Desde hace mucho tiempo yo soy asiduo visitante del Bosque de Tlalpan de la Ciudad de México. Era un hecho que debían de existir luciérnagas, pues en muchos jardines de las casas aledañas aparecían, entonces, ahí adentro había luciérnagas, lo único que había que hacer era bloquear el paso de la gente para verificar la existencia del alimento que requieren las larvas de luciérnagas”, comentó Mauricio Rendón.
Esta tarea no fue fácil, ya que fue primordial inspeccionar las características del bosque y establecer cómo se iba a llevar a cabo el proyecto: “Nosotros fuimos los que estuvimos determinando y recorriendo cuáles eran los sitios de mayor abundancia relativa y real de luciérnagas porque por todo el bosque hay. Fue indispensable verificar que hubiera todo lo necesario: lo que comen, la cobertura vegetal que requieren y evitar la luminosidad”, explicó Rendón.
También detalló que esta cuestión se lleva trabajando desde hace cuatro años, incluso, se logró cerrar ciertos espacios y se “empezó a levantar la población, a establecer algunos refugios para hembras y larvas de las luciérnagas y esperábamos que esto redituara y así fue. En temporada de lluvia tú puedes disfrutar de espectáculos de este tipo. Las acciones se lograron con la autorización de la SEDEMA, pero su papel fue simplemente abrirnos la puerta en la noche”.
Esto lo expresó el investigador porque recientemente la SEDEMA dio a conocer información del proyecto que encabeza Mauricio, por otra parte, también precisó “entiendo, tienen que decir que se hace algo, para que haya más credibilidad de sus acciones pero lo que esperaríamos es que si lo dicen, por lo menos estén por ahí y colaboren de alguna manera, no que simplemente digan “puedes pasar”.
Es importante resaltar que esta ardua tarea la llevó a cabo Mauricio y su equipo por su compromiso y amor a la vida. El entrevistado recalcó que este tipo de acciones son una oportunidad para concientizar a las personas respecto a “que todos estamos en un mismo planeta que compartimos con infinidad de seres y que de alguna manera, nuestras actitudes impactan a los ecosistemas”.
Cabe destacar que para darle continuidad al trabajo de Lucernia, el equipo elaboró un documento donde se habló acerca de la importancia de establecer un programa especializado para llevar a cabo más estrategias que faciliten la rehabilitación y restauración de estos espacios. Asimismo, se exhortó a la autoridades a establecer compromisos para “regular muy bien la capacidad del parque para que esto no fuera contraproducente con las luciérnagas” aunque “hasta la fecha no ha habido respuesta por parte de las autoridades. El problema es que la burocracia es muy tardada, en lo que te contestan y en lo que te dan una solución ya pasó mucho tiempo”.
El biólogo aprovechó para invitar a la sociedad a hacer algo por los ecosistemas cercanos y ayudar al planeta aunque a veces “la corriente sea muy fuerte y se siga cayendo, por un lado, en el materialismo que nos lleva a consumir y a impactar al ambiente, y por otro, en creer que supuestas acciones como separar basura, pensar que nuestro auto está contaminando, ser veganos, etc. realmente es sumar, si bien, esto claro que ayuda, no es una solución inmediata”.
La presencia del humano en el mundo, específicamente de las industrias más poderosas, ha provocado una serie de daños irreparables en la naturaleza. La situación ha traído consecuencias que han afectado de forma directa a todos los seres vivos, en especial a los animales y los ecosistemas y este espacio ubicado al sur de la Ciudad no ha sido la excepción.
El proyecto de Mauricio es un buen ejemplo de este tipo de cambios significativos, ya que, como lo comenta Rendón: “Más que quejarnos de la situación, nosotros proponemos generar estrategias en donde a través de proyectos y de financiamiento con gente interesada en la protección y el encuentro con el medio ambiente, se pueda ayudar a conservar, preservar, vigilar y hacer monitoreo de zonas naturales”.
Finalmente, invitó a las personas a ser responsables con todas las especies y a crear conciencia respecto a lo que les afecta, debido a que son seres vivos que obviamente sienten y sufren. Es importante buscar que, aunque sean con pequeñas acciones se contribuya a cambiar la realidad.
No se tienen que salvar miles de vidas, ni recuperar muchas hectáreas de áreas naturales porque eso es imposible, es más bien intentar preservar los ecosistemas que se encuentran cerca de nosotro(a)s. Es lo poco que se puede hacer mientras sigan existiendo escasas acciones por parte de los gobiernos y de la sociedad en general.
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